uando un deporte tiene entre sus grandes leyendas a la persona con más medallas olímpicas de la historia, todos los ojos se tienen que volver hacia él por si aparece alguien que recoja el testigo. Las 28 preseas que logró Michael Phelps serán probablemente inigualables, pero no por ello la natación pierde interés. Al contrario, es uno de los emblemas de los Juegos y por ello no coincide en el calendario con el atletismo. La actividad en la piscina del Centro Acuático de Tokio empezará hoy y dos nombres, dentro del mismo equipo estadounidense, aparecen con altísimas expectativas.
El primero es el de Katie Ledecky, que ya asombró en Londres con 15 años que ahora, en plena madurez, quiere asaltar el reto de los cinco oros en las cuatro pruebas de fondo y medio fondo y el relevo largo. El otro es el de Caeleb Dressel, que a sus 24 años tiene un palmarés olímpico escaso, pero que en el último Mundial de Gwangju se llevó ocho medallas. Uno de sus focos son los 100 libre, la prueba reina de la natación en la que hay muchos aspirantes y es impredecible.
En las pruebas largas de estilo libre la referencia es el italiano Gregorio Paltrinieri y las de medio fondo la ausencia del polémico Sun Yang abre el abanico a australianos, británicos y el lituano Danas Rupsys, aunque algunas de las mejores marcas clasificatorias datan de hace dos años porque la pandemia ha reducido el número de pruebas.
Daiya Seto supone la gran baza local en las carreras de estilos. En la braza, el británico Adam Peaty, en 100, y Anton Chupkov, en 200, llegan con los respectivos récords del mundo. En la mariposa, al margen de Dressel, el húngaro Kristof Milak es un serio aspirante a las medallas. Y en la espalda, hay que apuntar a los rusos Rylov y Kolesnikov, al australiano Larkin y el estadounidense Murphy.
En las pruebas femeninas cortas de estilo libre, la sueca Sjoestrom, las australianas McKeon y Campbell y la estadounidense Manuel, campeona en 100 en Río, deberían estar en el podio. A partir de los 200, es zona Ledecky, aunque en las dos distancias del mediofondo las mejores marcas son de la australiana Ariarne Titmus, que de hecho ya derrotó a la de Maryland en el último Mundial en los 400. Y por ahí anda aún la italiana Federica Pelligrini, que con 32 años y en sus quintos Juegos aún aspira al podio en los 200.
En la espalda, se avecina un bonito duelo entre la estadounidense Regan Smith y la australiana Kaylee McKeown. En la braza, hay varias candidatas: Lilly King, Lydia Jacoby, Yulia Efimova o Tatjana Schoenmaker. En la espalda, la china Yufan Zhang puede doblar oro. Y en los estilos, la reina debe ser Kattinka Hosszu, que domina la especialidad como nadie.
Mireia Belmonte, llena de problemas físicos en este ciclo olímpico, no ha podido clasificarse para los 200 mariposa en los que logró el oro en Río y competirá en los 400 estilos y los 800 y los 1.500 libre. Lógicamente, y salvo sorpresa, la catalana no aspira a las medallas, sino “a meterme en las finales”, aunque confía en su capacidad de sufrimiento y está convencida de que puede “hacer una buena competición. Lo que tenga que ser, será”.