- De los diez partidos que configuran la penúltima jornada de LaLiga Santander en todos hay algo en juego, razón suficiente y casi sin precedentes para colocar el mismo horario a todos ellos. Desde luego el punto más caliente está en San Mamés, donde la victoria del Real Madrid obligará a posponer para la última jornada el nombre del campeón, y al contrario, si empata o pierde y el Atlético de Madrid gana a Osasuna en el Wanda Metropolitano, el equipo colchonero habrá logrado el decimoprimer título liguero de su historia, con el previsible desenfreno en una ciudad que acaba de salir del riesgo muy alto por coronavirus y encima está en plenas fiestas de San Isidro.

Ante tan altas perspectivas el Cholo Simeone no se salió de su guion habitual. "Nosotros dependemos siempre de lo que podamos generar, y mañana no será la excepción. Vamos a ocuparnos de centrarnos en nuestros partidos y volcar nuestra ilusión para ir partido a partido como fuimos toda la temporada", insistió el entrenador del equipo colchonero.

"Seguramente es el rival que más y mejor nos ha superado este y el pasado año", admitió sobre su rival Jagoba Arrasate, el técnico de un equipo como Osasuna que nada se juega, salvo la honrilla profesional, aunque añadió que su equipo tiene la capacidad suficiente "para poner las cosas difíciles a todos los equipos".

Lo cierto es que el Atlético salió en sus dos últimos partidos, en Elche y contra la Real Sociedad, con mucha determinación, en ambos casos logró adelantarse en el marcador, pero después le entraron muchas dudas y nerviosismo, fruto seguramente de la trascendencia de los puntos. El Elche falló un penalti que hubiera supuesto el empate y aunque la Real acabó también perdiendo (2-1) terminó el partido en el área del Atlético y exigiendo lo mejor de Jan Oblak. Lo que haga hoy la Real también tendrá transcendencia en el devenir del campeonato. Para empezar, el equipo de Imanol Alguacil se juega una plaza de la Europa League, y a tal fin reservó en el Metropolitano a hombres importantes como David Silva, Adnan Januzaj o el central Robin le Normand. Sin embargo su rival, el Valladolid, se juega la vida. "Nos queda la última bala", reconoció ayer su técnico, Sergio González. La derrota dejaría al equipo pucelano con pie y medio en Segunda División.

Peor aún lo tiene el Eibar, aunque en los últimos encuentros ha sido el único equipo de los de abajo en reaccionar con determinación (dos victorias y un empate). Es probable que la briosa reacción llegue tarde. Pero es el espíritu del equipo modesto por antonomasia, que va a luchar hasta el final.

De lo malo su rival, el Valencia, ya está salvado y nada se juega. Sin embargo en Mestalla volverá el público a las gradas, en concreto 5.000 aficionados, lo cual se puede considerar como un elemento discriminatorio. No para José Luis Mendilibar, que no quiere objetar nada al respecto. "Desconozco de quién habrá sido la decisión, si de Sanidad, el Gobierno, o LaLiga, que son los clubes, y si es LaLiga la que lo permite es señal de que los clubes han dado el permiso. Pertenecemos a clubes y por lo tanto no tenemos nada que hacer", zanjó el técnico vizcaino.

La paradoja es que el público que se congregará en Mestalla será público cabreado, que al fin podrá exteriorizar su rechazo hacia Peter Lim, en dueño del club y persona non grata para el valencianismo.

Si no hubiera tirado un 0-2 de ventaja ante el Levante para terminar 3-3 y con casi todas las posibilidades de pelear por el título, el Barça-Celta también habría sido un punto referencial de la jornada. Ahora solo se habla sobre la continuidad de Ronald Koeman la próxima temporada, pese a que tiene contrato en vigor. El técnico neerlandés se ve con fuerzas, dice sintirse "muy apoyado por parte del vestuario", y "en las últimas dos semanas" "maltratado" por la prensa, dijo ayer, que no le valora el título de Copa y la gran remontada liguera, para luego pifiarla a la hora de la verdad. Mientras, Laporta guarda silencio.