- “A día de hoy todas las instituciones vascas continuamos trabajando para que Bilbao sea sede de la Eurocopa”, afirmó ayer Amaia Arregi, primera teniente alcalde del Ayuntamiento de Bilbao y concejala de Seguridad Ciudadana. El próximo lunes la UEFA adoptará una decisión definitiva sobre las ciudades que albergarán el evento futbolístico, previsto para el pasado año y pospuesto a éste a causa de la pandemia. Pero ya se da por supuesto, comenzando por el propio presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), Luis Rubiales, que San Mamés no albergará la fase inicial del torneo, donde la selección española jugará tres partidos y se disputará otro más correspondiente a octavos de final, porque no estará en condiciones de albergar público, tal y como exige la UEFA.
El Ayuntamiento de Bilbao también está a favor de jugar con aficionados en las gradas. Pero en una situación excepcional, en medio de una pandemia, las autoridades entienden que por encima de todo prima la salud de la población.
En este sentido, el consistorio bilbaino ya informó el pasado 7 de abril de que los partidos de la Eurocopa en San Mamés podrían ser presenciados en las gradas por unos 14.000 espectadores, el 25 por ciento del aforo del estadio. Ahora bien, siempre que se cumplieran los “criterios sanitarios” establecidos por el Gobierno vasco para frenar la pandemia de covid-19. Es decir, una incidencia acumulada en 14 días inferior a 40 casos por 100.000 habitantes, cuando Bilbao supera actualmente los 500 casos, y que la inmunidad de la población llegara al 60 %, porcentaje muy alejado del alcanzado hasta ahora.
La reacción que Luis Rubiales tuvo entonces fue de asombro e incluso indignación. Dijo que él ignoraba semejantes condiciones, que veía inviable la sede de Bilbao y que, en consecuencia, buscaría otras alternativas. Sevilla, por ejemplo.
Amaia Arregi reiteró ayer que la capital vizcaina, hasta que no se pronuncie la UEFA, sigue siendo una de las doce ciudades que albergaran el torneo. “Si la Federación trabaja con otras ciudades para llevar allí la Eurocopa, tendrán que responder ellos. Bilbao lleva más de una semana sin tener comunicación con la Federación”. La alcaldesa en funciones de la Villa puntualizó además que en el contrato con la UEFA “no se habla nada de sedes alternativas”, aunque si recoge dos ciudades “como posibles” por “si cayera alguna de las 12 sedes oficiales”. “Hay que esperar a que la UEFA comunique oficialmente cuál es su decisión”, recordó Amaia Arregi.
La controversia generada por la sede bilbaina saltó además al Parlamento vasco, donde el portavoz del Gobierno de Lakua, Bingen Zupiria, respondió a las acusaciones de Carmelo Barrios (PP+Cs) de “falta de interés” por parte del Ejecutivo para “amarrar” la Eurocopa. Zupiria también recordó que San Mamés sigue siendo la sede de la Eurocopa 2020, aunque añadió que la UEFA “parece más empeñada en salvar intereses económicos” vinculados con patrocinios, para lo que “sí o sí necesita público”. “El Gobierno vasco tenía dos opciones, una decir sí a cualquier cosa y otra ser serios y fijar en qué condiciones se acepta que haya público, y esto último es lo que han hecho”. “Es probable que no sea suficiente para la UEFA”, puntualizó el portavoz de Lakua.
Fue precisamente el interés económico el factor clave que empujó a la capital vizcaina a pedir la sede al amparo del flamante estadio. El 19 de septiembre de 2014 la UEFA eligió a Bilbao, descartando las candidaturas de La Peineta (donde se levantó el Wanda Metropolitano) y Cornellà-El Prat (campo del Espanyol). Se estimó entonces en 40 millones el impacto económico para la ciudad, que albergará, hasta que no se diga lo contrario, los partidos del Grupo E, con España, Suecia, Polonia y Eslovaquia.
Aunque la pandemia ha desbaratado las perspectivas de negocio, no ha roto el compromiso de Bilbao hacia la Eurocopa, que se mantiene inalterable. La diferencia se encuentra en la nueva exigencia de la UEFA: tiene que haber público en San Mamés. El Gobierno vasco, en cambio, prioriza las medidas necesarias para combatir el covid-19, es decir, la salud.
La empresa de traer la Eurocopa a Bilbao tampoco sale gratis. Cuesta 5 millones y medio de euros. Dos fueron aportados por la UEFA y otros dos por el ayuntamiento, mientras la Diputación y el Gobierno vasco contribuyeron cada uno con 750.000 euros. Si la UEFA decide este lunes descartar Bilbao, la cuestión entonces será saber cómo y quién resarce las inversiones ya ejecutadas.
“Hay que esperar, pero en el contrato con la UEFA no se habla nada de ciudades alternativas”
Alcaldesa en funciones de Bilbao
“La UEFA parece más interesada en salvar intereses económicos y necesita del público”
Portavoz del Gobierno vasco