- Con todas las miradas puestas en Mathieu Van der Poel (Alpecin), Wout Van Aert (Jumbo) y Julian Alphilippe (Deceunick), el triunfo de la Milán-San Remo fue para un casi desconocido Jasper Stuyven (Trek). El corredor belga fue el más listo de la clase, adelantó a los favoritos por el carril derecho del descenso del Poggio y aguó la fiesta de la Classicissima al trío de ciclistas que pretendieron rifarse la victoria. Porque esta prueba italiana solo da una oportunidad. Una bala. Y ayer Stuyven le robó la cartera a los escapados pistola en mano. Luciendo puntería, rapidez y habilidad. El del Trek-Segafredo tiró de puro instinto y se llevó el primer monumento del curso tras superar al sprint a Caleb Ewan y al vencedor en 2020, un Van Aert que no pudo reeditar su victoria tras una carrera con final apretado en la que el guipuzcoano Álex Aranburu fue séptimo.

Y es que Van Aert, Van der Poel, con la ilusión de emular a su abuelo Raymond Poulidor -campeón hace 60 años-; y Alanphilippe, maillot arco iris y segundo en 2020, tenían una cita con el prestigio de llevarse la Milán-San Remo. Los tres animaron una jornada durísima, de 300 kilómetros solo superados por las piernas mejor preparadas. Con el indicador de rendimiento de la Tirreno-Adriático, la carrera comenzó como se esperaba, con un intento grupal de escapada con el que marcar el paso hacia una posible hazaña que acabó que en las garras del pelotón a 24 kilómetros de la meta. Entonces, el Jumbo tomó los mandos para culminar el Cipressa e intentar descartar nombres. En la bajada, el Ineos cortó el pelotón e hizo sufrir a Van der Poel, que aguantó de milagro al final de un grupo de unos 50 corredores que se quedaron en cabeza durante unos minutos. El ascenso al Poggio, último escollo antes de llegar a Via Roma, tampoco dictó sentencia. El Ineos, bien armado, protegió muy bien a Kwiatkowski, pero Alaphilippe, a un kilómetro de la cima, dio el estacazo. Van der Poel aguantó, Van Aert se cortó pero consiguió unirse al grupo final de catorce con Aranburu a rebufo y con Sagan y Ewan entre los elegidos.

Entonces, Stuyven, escondido entre todas las cámaras que apuntaban a los favoritos, dio un acelerón. Aguantó el arreón final del resto de candidatos y se llevó el primer monumento. Exhausto, cayó al suelo necesitado de aire. Por detrás, Ewan, segundo como en 2018, y Van Aert, tercero, se quedaron sin premio. Stuyven se lo llevó en un acelerón de metros que nunca olvidará. "En el último kilómetro, traté de recuperarme un poco antes de la última curva antes de la meta. Me las arreglé para recuperarme un poco, y luego lancé el sprint. Todavía no puedo creer que haya ganado. Después del descenso de Poggio, vi que todavía había algunos velocistas, así que intenté ir con todo y anticiparme al sprint. No ha sido una estrategia que decidí esta mañana, sino más bien mi instinto", explicó el propio ciclista del Trek tras cruzar la línea de meta.

A sus 28 años de edad, Stuyven consiguió el logro más prestigioso de su carrera deportiva, solo adornada con anterioridad con buenas victorias como una etapa en la Vuelta a España 2015, una Vuelta a Alemania en 2019, una Kuurne-Bruselas-Kuurne en 2016 o un Gran Premio de Valonia en 2018. ¡Es asombroso, no encuentro las palabras!", concluyó el belga.

General Milán-San Remo