¿Cómo se gestó el pasado verano su llegada a Vitoria?

-Mi fichaje se produjo en un momento raro con todo el mundo confinado en sus casas. Yo tuve la suerte de que en ese momento de incertidumbre me llegara esta noticia. Fue una alegría grande, ya que con esa situación, ponerme ante un nuevo proyecto para intentar volver a la normalidad fue un soplo de aire fresco.

¿Hasta que punto Made fue importante en su decisión?

-Influyó bastante. Al final, yo ya la conocía de compartir vestuario en la selección, y tanto a nivel personal como a nivel deportivo creo que encajamos muy bien a la hora de ver el baloncesto. Además, en el punto en el que estoy de mi carrera me apetecía venir a un sitio como Araski.

¿Qué se encontró cuando llegó a la capital alavesa?

-Ya me habían hablado de la ciudad y del entorno del club con anterioridad, y como rival ya había tenido la oportunidad de vivir el ambiente que hay en Mendi, que desgraciadamente esta temporada como local no lo he podido vivir igual. Aunque ahora estemos en una situación extraordinaria, lo que sí he podido vivir no puedo decir que me haya sorprendido, porque es un poco lo que me esperaba. Estoy muy cómoda en Vitoria. Estoy encantada con el club, porque el trato es muy profesional, pero a la vez también muy familiar.

El baloncesto corre por las venas de su familia, ¿verdad?

-El baloncesto está muy presente en el día a día de nuestra familia. Mi padre es un loco del baloncesto, le encanta. Él fue jugador profesional y ahora, aunque esté retirado, le sigue apasionando este deporte. Obviamente por sus hijos, que nos sigue la pista, pero siempre está pendiente del basket, incluso se sacó el título de entrenador. Yo empecé en el baloncesto cuando nos trasladamos a Vigo - nací en Ferrol - y empecé en el colegio con las amigas y lo viví de una forma muy natural. Luego, cuando mi hermano se hizo más mayor y empezó a jugar, solo había baloncesto en la familia porque entre los partidos y los torneos de uno y de otro apenas había hueco para el basket. Primero, él de pequeño era quien venía a verme jugar los partidos y más adelante yo también empecé a disfrutar por verle competir en categorías inferiores. Aunque cada uno estamos en un sitio diferente, nuestra familia se mueve para vernos jugar a ambos.

¿Alguna vez pensó en dedicarse a otra cosa?

-Son muchos años en el baloncesto, toda una vida dedicándome a esto. La verdad es que nunca tuve el sueño de ser jugadora profesional de baloncesto, pero fue algo que llegó de forma muy natural, donde fui quemando etapas. Primero en el colegio, luego las selecciones autonómicas, la selección española, los campeonatos, categorías inferiores... Sí que es cierto que yo tenía un referente en Vigo y quizá eso propició que ese salto al nivel profesional fuera más fácil o natural. Yo empecé a entrenar con el primer equipo bastante jovencita y ya con 14 o 15 años pude debutar. Nada fue premeditado, el llegar hasta aquí fue algo que fue sucediendo.

¿Algo que le gustaría lograr antes de decir adiós como jugadora?

-A nivel personal, y a día de hoy, y hasta que me retire es disfrutar del baloncesto, porque ser feliz jugando es algo que estoy consiguiendo este año. Y a pesar de todas las cosas raras que están pasando y aunque el principio de temporada no fue como esperábamos, yo estoy disfrutando. Al final, llevo muchos años como profesional dedicándome a esto y es verdad que cuando uno se dedica a algo de forma profesional a veces es fácil olvidarse de que esto es un juego. En esta tesitura entra en juego la presión, los objetivos y muchos elementos, y a veces perdemos la perspectiva y nos olvidamos del por qué empezamos a jugar a baloncesto y de cuál es esa esencia que nos hace disfrutar. Yo veo que se acerca el final de mi carrera, porque tengo 32 años y no sé cuánto me queda de baloncesto, pero desde luego estoy en mi última etapa y mi objetivo principal es estar a gusto y disfrutar. Estar en un sitio donde esté bien y me sienta feliz. De momento, este año lo estoy consiguiendo.

¿Puede ser feliz en Vitoria otra temporada?

-Puede ser, puede ser... (risas).

¿El día de mañana? ¿Más baloncesto u otra cosa?

-Otra cosa. No veo mi futuro ligado al baloncesto más allá de seguir viendo a mi hermano pequeño jugar, que seguirá compitiendo muchos años más y yo estaré encantada de seguirle y de ir a verle jugar allá dónde esté. Por mi parte, yo no me veo el día de mañana como entrenadora, por ejemplo. Yo he estudiado Turismo, también he hecho un Máster en Relaciones Públicas y Comunicación. Después también estudié para ser profesora de lengua castellana para extranjeros y tengo muchas inquietudes más allá del baloncesto. Al final, como profesional del baloncesto no tienes tanto tiempo para dedicarte a otras cosas y ahora sí que tengo proyectos y cosas en mente para esa vida de después. Y no, no están relacionadas con el baloncesto.

Tokio está a la vuelta de la esquina. ¿Se ve con opciones de estar ahí?

-La verdad es que no. Creo que las últimas concentraciones que han estado haciendo ya han mostrado cuál es el grupo con el que van a trabajar y yo no estoy dentro. Entiendo que están en una fase de renovación, de que vaya entrando gente joven y que el equipo se vaya renovando. Aunque aún siga habiendo pilares importantes de la selección que son jugadoras más maduras y veteranas, por mi parte entiendo que no estoy en esos planes. Eso es lo que me han transmitido y mi futuro y mis proyectos, desde luego, van por otro lado.

¿Por qué le costó tanto arrancar al Kutxabank Araski?

-La temporada no empezó como nos hubiera gustado. Si buscamos un por qué concreto no lo hay. Supongo que por varios motivos. Al final, está siendo una temporada diferente para todos con una pandemia, con mucha incertidumbre, con partidos que se aplazan constantemente, con positivos o falsos positivos, muchos elementos que te sacan de la dinámica. Eso sí, esto es igual para todos los equipos. También creo que las jugadoras teníamos unas expectativas muy altas porque había mucha ilusión por hacerlo bien. Supongo que por lo bien que le fueron las cosas la temporada pasada al equipo. Todas esas expectativas y todas esas ganas que teníamos de que saliese tan bien supusieron una presión extra que nos pusimos a nosotras mismas y no acabábamos de soltarnos en la pista ni de conseguir ese nivel que tanto ansiabamos porque quizá estábamos demasiado presionadas o un poco atenazadas por esas ganas de que saliese todo tan bien. Cualquier cosa que no fuese como iba en nuestros planes en nuestra cabeza suponía una gran decepción.

¿Cómo lograron entonces quitarse esa presión?

-Creo que poco a poco, a base de trabajo, del día a día que es muy agradable porque somos un grupo humano fantástico, hemos ido liberándonos de todo eso y hemos ido centrándonos en jugar, en mejorar y en tratar de ganar partidos y en especial, en competir. Creo que estamos en el camino y que ya hemos retomado el rumbo que queríamos y estamos en la última parte de la temporada donde se pelean por las cosas bonitas. Creo que todavía estamos con opciones de pelear por meternos en los play off.

¿Cómo calificaría su actuación a nivel deportivo esta temporada?¿Está contenta consigo misma?

-Me siento bien y me veo cómoda en el equipo. Creo que puedo aportar en muchas facetas del juego, donde trato de aportar mi experiencia y un poco de equilibrio en el juego. Estoy a gusto con mis compañeras y con Made. Es cierto que en la temporada hay diferentes etapas y fases, donde se requieren diferentes cosas y yo trato de adaptarme y de sumar siempre que esté en la pista para aportar cosas positivas al equipo. Este es el enfoque que intento tener y que va en la línea de mi objetivo de ahora que es disfrutar, sumar y aportar cosas.

¿Cuál define como el mejor y el peor momento de su carrera?

-Hay muchos momentos bonitos, pero quizá te diría dos. Primero, el Campeonato de Europa junior que ganamos en Tenerife, que lo recuerdo de forma muy especial, porque eran categorías inferiores y jugaba con muchas de mis amigas y con las que sigo teniendo una gran relación. También porque lo jugamos en "casa", con los amigos y la familia ahí viéndonos y fue una medalla muy bonita. El otro recuerdo, los Juegos Olímpicos, que para mí han sido una de las experiencias, sino la más bonita de mi carrera. Recuerdo como si fuera hoy los momentos previos al desfile inaugural. Creo que es uno de los recuerdos más bonitos que me llevo de mi carrera deportiva a día de hoy. El peor, sin duda alguna, son las lesiones. La más duradera que he tenido es un edema óseo en el astrágalo que hizo que me perdiera completamente toda la temporada y fue muy duro.

¿Con su hermano se suele picar cuando juega al baloncesto? ¿Quién ganaría en un duelo de hermanos?

-Hace muchos años que ya no jugamos, porque cuando él empezó a ganarme ya dejamos de jugar (risas). De pequeñitos, sí que jugábamos en verano. Aunque, mi hermano y yo nunca hemos tenido mucho pique competitivo. Cuando éramos más peques algo más, pero a medida que fue creciendo fue más difícil, porque siempre que nos poníamos a jugar un 1x1 acabábamos muertos de la risa. Creo que nunca hemos sido capaces de competir en serio. Cuando éramos pequeños, tal vez, yo abusaba un poco de él y cuando empezó a crecer y a hacer mates y me empezó a ganar, yo ya dije que no jugábamos más (risas) y nos dedicamos a los concursos de tiros. En esa faceta también estábamos igualados, pero en los últimos que hicimos, ahí ahí. A veces ganaba él y otras yo. Estaba muy reñido. No había un ganador claro. Al final, cuando nos vemos intentamos desconectar del baloncesto y dedicamos el tiempo a otras cosas.

Ha estado en Francia y en Estados Unidos, ¿Qué diferencias percibe con lo que hay en España?

-En Estados Unidos estuve en mi época de universidad y obviamente el baloncesto universitario de allí no tiene nada que ver con el de aquí. En Europa no hay las facilidades de ahí para compaginar los estudios con tu carrera profesional. Aquí, los deportistas a esa misma edad ya están jugando a nivel profesional, por lo que compaginarlo con tus estudios es mucho más complicado. Respecto a otras ligas, como la francesa, a mí me gustó mucho, ya que está muy profesionalizada. En ese sentido, en España se han dado muchos pasos desde que yo empecé a jugar. Lógicamente hay que seguir, todavía no estamos al nivel de la liga profesional masculina ni de de otros países, pero estamos en la dirección adecuada.

¿Alguien que le haya marcado en su carrera?

-La verdad es que nunca he sido de tener ídolos. Recuerdo que cuando era pequeña veía jugar al Celta y me encantaba Pilar Valero y más adelante me la acabé encontrando en las pistas y resultó ser una tía genial. También me encantaba Laia Palau y cuando coincidimos en la selección nos reímos cuando le conté que tenía un autógrafo suyo en mi corcho de la habitación.

¿Cómo se describiría como jugadora con tres palabras?

-Jugadora de equipo, alguien que aporta equilibrio y madura.

"Me encantan los pintxos de Vitoria"

¿Qué es lo que más le gusta de Vitoria? ¿Lo que menos?

-Lo que más me gusta son los pintxos y los alrededores de la ciudad. De hecho yo no vivo en la ciudad, sino que vivo un poco alejada y estoy encantada con los pueblitos de Álava, me parecen una preciosidad. La vida es muy tranquila y agradable. Lo peor es la situación que estamos viviendo, que aunque no se reduzca a Vitoria, al final el día a día no es el que a todos nos gustaría. No puedes disfrutar de la ciudad y de todo lo que ofrece, porque hay restricciones y la situación no lo permite.

¿Cuál es su pintxo favorito?

-Difícil elección, pero creo que el huevo del Sagartoki, pero porque me obligas a quedarme con uno, porque tengo muchos (risas).

De todos los sitios donde ha estado, ¿cuál es el que más le ha gustado?

-Es difícil quedarme con solo un sitio. Al final, he tenido la suerte de poder estar en diferentes ciudades y países y me siento afortunada por ello, porque me encanta viajar y conocer sitios. Si tuviera que elegir uno, escogería Aix-en-Provence, en Francia, donde fue el primer equipo en el que jugué en ese país.

"Mi mejor recuerdo fueron los momentos previos al desfile inaugural de los Juegos Olímpicos "

"Cuando éramos pequeños, abusaba un poco de mi hermano Alberto; luego creció y me empezó a ganar"

"Para el día de mañana tengo otros proyectos que no están relacionados con el baloncesto"

EL BEMBIBRE LLEGA HOY A 'MENDI'

Un visitante crecido. El último compromiso de febrero para el Kutxabank Araski tendrá lugar esta tarde (18.30 horas) en Mendizorroza ante el Embutidos Pajariel Bembibre, un visitante que aterriza en tierras alavesas tras haber firmado un mes impoluto con tres victorias seguidas en su haber. Con tres jugadoras sumergidas en un gran estado de forma como Laura Méndez, Lashann Higgs y Julia Gladkova, a quienes se añade la sabiduría de Roselis Silva en la dirección, se perfila como un hueso duro de roer para las pupilas de Madelén Urieta. El poco ritmo competitivo del Kutxabank Araski, que ha visto cómo se han aplazado varios partidos de la Liga Femenina por culpa del covid-19, será otro problema añadido antes del salto inicial. Por otro lado, se han confirmado ya los horarios de los duelos suspendidos ante el Gernika -9 de marzo a las 19.00 horas- y el Estudiantes -16 de marzo a las 20.30 horas-.