a banca saltó a mediados de diciembre, cuando languidecía el Cuatro y Medio presentado por la Liga de Empresas en un escenario comprimido por el covid-19. El nombre de Beñat Rezusta (Bergara, 1993) salió a la palestra con una cesión durante el transcurso del Campeonato de Parejas. De este modo, el zaguero, dos veces campeón de la modalidad -junto a Irribarria (2017) y Elezkano II (2019)-, pasaba a formar parte de la disciplina de Baiko Pilota durante los meses de disputa del torneo. Es decir, una situación similar a la vivida en 2015 por Aitor Zubieta, quien se ausentó durante cuatro meses de Aspe para acabar disputando la pelea por la txapela junto a Pablo Berasaluze. No tuvieron suerte ante Bengoetxea VI-Untoria (22-7). “No le di demasiadas vueltas, no más de las que había que darle”, comenta el pelotari de Bergara. Lo tiene claro: todo forma parte de un perpetuo aprendizaje.
El aterrizaje del pegador guipuzcoano, un zaguero que vive con un martillo pegado en la mano izquierda, se apoyó en la veteranía de Aimar Olaizola: “Se ha preocupado de que yo esté a gusto”. Rezusta una semana antes andaba con la mano justa. Sumaron tres victorias seguidas para empezar a hablar. Actualmente, cuando el retrovisor se engalana con ocho semanas de vaivenes, el goizuetarra y el bergararra se acodan en una segunda fila de la tabla clasificatoria, con cinco puntos, únicamente superados por los sobresalientes Elezkano II-Zabaleta y Altuna III-Mariezkurrena II. En su misma división se encuentran Peña II y Albisu, que serán mañana sus rivales en Larrabetzu en la apertura de la novena jornada.
Rezusta recuerda se tomó el paso a Baiko con “bastante naturalidad”. “Los primeros días fueron los más raros, porque tuve que amoldarme. Aun así, yo sigo con mis rutinas habituales. Sí que hago entrenamientos técnicos con Baiko Pilota y, sobre todo, con Aimar, como es normal; pero el trabajo de gimnasio sigue siendo en el mismo sitio y con los mismos compañeros. Llevo otra camiseta, aunque la vida no me ha cambiado mucho”, expresa el zurdo.
A pesar de su estancia en Baiko, abunda el guipuzcoano que sigue “manteniendo relación” con Jokin Etxaniz, director técnico de Aspe, con quien tiene “mucha confianza”. “Los entrenamientos a parejas los hago con Aimar y los individuales son algunas veces con Gorostiza. Se trata de ensayos que se hacen con personas con las que no estaba acostumbrado a trabajar, pero es algo positivo. Cualquier novedad siempre es buena. Este campeonato me transmite ilusión”, desbroza Rezusta.
El zurdo comparte traqueteo con las canas de Olaizola II, el más veterano del campo manista profesional. Rezusta es un muchacho de 28 años serio en el trabajo y tremendamente observador. Cada hora de vuelo con el experimentado Aimar es un galón más en su uniforme, visiblemente decorado de múltiples victorias. Han compuesto el asalto al Parejas con la certeza de que el éxito se amuebla con la suma de talentos. “Hablo con Aimar durante la semana y nos organizamos para los entrenamientos. Estamos realizando ensayos casi todas las semanas. La verdad es que estamos teniendo suerte de no tener que suspender partidos. Como pareja nos estamos entendiendo bastante bien. Desde el principio, Olaizola II se ha preocupado de que yo esté a gusto, de que me encuentre cómodo”, certifica.
Beñat irrumpió en el panorama manista como una centella. Amarrado a una zurda de escándalo -un látigo que cambia el efecto y mete mucha velocidad al cuero- y una capacidad física deslumbrante, debutó en 2013. Un año más tarde ganó el Manomanista y el Parejas de Promoción. En 2015 disputó su primer Parejas de Primera con Retegi Bi. En 2016 llegó a la final con Martínez de Irujo. En 2017 ganó la txapela con Irribarria. En 2018 fue finalista con Elezkano II y en 2019 se llevaron el cetro. Ahora regresa a la vereda de un veterano un lustro después de formar con Irujo. “A Aimar no le voy a explicar yo de qué va esto. El año que jugué con Juan Martínez de Irujo supuso un impacto mayor, porque acababa de llegar a la élite y él era un campeón. Ahora, en cambio, han pasado varias temporadas y no es tanto cambio”, describe Rezusta, quien remacha que “Aimar lleva muchos años y sabe controlar muy bien los tiempos. Me pregunta mi opinión en todas las decisiones y las consensuamos”.
“Me tomé la cesión con bastante naturalidad. El inicio fue algo más raro, pero mis rutinas no han cambiado mucho”, desbroza Rezusta
“Desde el principio, Aimar Olaizola se ha preocupado de que yo esté a gusto y me encuentre cómodo”, analiza el zaguero