spaña termina este Campeonato del Mundo de Egipto con la medalla de bronce tras ganar a Francia, una selección que históricamente había sido nuestra oveja negra. Para algunos jugadores seguramente haya sido su último torneo mundialista. Sobre todo para el capitán, Raúl Entrerríos, y habrá que ver si también para otros como Viran Morros o Gedeón Guardiola. Para mí es una alegría inmensa ver que estas actuaciones se terminan con un bronce. Por supuesto que lo mejor hubiese sido el oro, no hay duda, pero finalizar en el tercer puesto de 32 equipos es como para poner en valor el logro de esta generación. ¿Una generación irrepetible? Eso son palabras mayores. En este torneo se han confirmado nombres como los de Álex y Dani Dujshebaev y seguramente habrá otros jugadores que irán apareciendo. Algo que confirma que se pueden estar haciendo mejor o peor las cosas, pero que el balonmano español está en un primer plano. Hay jugadores que superan la barrera de los 35 años, como Dani Sarmiento, Joan Cañellas o el propio Entrerríos. Pero parece que habrá relevo y no se quedará una etapa desierta, como pasó en su día con Suecia. Dicho esto, y volviendo al papel de España, no cabe duda de que en todos los campeonatos largos siempre tiene que haber un partido malo y ese para los Hispanos fue ante la campeona, Dinamarca. No encontraron en ningún momento el punto ni en la portería, ni en la defensa ni en el ataque. Eso era difícil que se repitiera y yo tenía confianza en que ayer el equipo volviera a sus pautas, a sus sensaciones. A ser un conjunto consistente en defensa, con una buena portería y con calma y paciencia en el ataque posicional para buscar las mejores opciones. Así fue. Creo que el seleccionador francés ha exprimido demasiado a sus jugadores franquicia y eso al final pasa factura. Era el noveno partido en 16 días y la administración de minutos por parte de Jordi Ribera ha sido fundamental para que se llegara con cierta frescura a este duelo. Los galos estaban fuera de sitio, muy cansados y con pocas ideas para contrarrestar el juego que le planteaba la selección española. En cuanto a los navarros, ni Sergey Hernández ni Iosu Goñi jugaron ayer. Pero ambos son disciplinados y entregados. Ante Uruguay, cumplieron sobradamente. Sergey tiene futuro y lo único que le puede limitar es que tiene a Gonzalo Pérez de Vargas y a Rodrigo Corrales por delante para unos años aún; mientras que Iosu todavía tiene mucho que dar. Para finalizar, me gustaría lanzar una felicitación personal hacia uno de los miembros del staff técnico, mi hijo Borja, encargado de la labor de vídeo para la selección. Enhorabuena a todos.

El autor es técnico de la Federación Española de Balonmano