aimar Zubeldia, Markel Irizar, Gorka Izagirre… Ganar la Gipuzkoako Itzulia, prueba referente en el territorio en categoría juvenil, había allanado históricamente el camino hacia el profesionalismo. Pero, mediada la pasada década, esta costumbre comenzó a perder vigencia. Mikel Matxinea, Dani Maiora, Euken Gallego y Alejandro Caro, vencedores entre 2013 y 2016, no llegaron a alcanzar la elite, y ninguno de ellos se dedica ya a dar pedales. La promoción el año pasado de Oier Lazkano (ganador en 2017) con el Caja Rural supuso el primer ascenso desde el de Pello Olaberria (2013) con el Murias. Y esta temporada la escuadra navarra ha dado continuidad a la nueva tendencia haciendo hueco en su primera plantilla a Josu Etxeberria (2018).
El ciclista de Iturmendi, que cumplirá 21 años en septiembre, disputó el domingo su primera carrera como profesional, en el Grand Prix La Marseillaise. “En otoño ya me habían llevado a tres clásicas italianas, pero no pude terminar ninguna. Además de notar un salto tan brusco, afronté las pruebas bastante mermado por culpa de una caída en el Giro sub’23”, recuerda Josu, para quien lo de anteayer “ya fue otra cosa”. “Esperaba algo parecido a lo de aquellas carreras, pero luego me vi mucho mejor”. Cruzó la línea de llegada en una grupeta a nueve minutos del ganador, Aurélien Paret-Peintre (Citröen Ag2R), tras vivir experiencias que a botepronto impresionan a cualquiera. “De repente te ves a rueda de un tal Philippe Gilbert y piensas: Joder, si a este le seguía yo por la tele. Pero, en cuanto se empieza a tensar el ritmo, ya no tienes ni tiempo para mirar a tu alrededor”.
Completado el aterrizaje, a Etxeberria le va a tocar esperar ahora para volver a ponerse un dorsal. “Se están suspendiendo muchas pruebas y hasta el 7 de marzo, en el Industria & Artigianato de Italia, no voy a competir”. La pandemia ha ocasionado por el momento varias cancelaciones, en el inicio de una temporada cuyos objetivos “no tienen mucho misterio” para Josu. “Quiero hacer un año regular, como intentaba en aficionados. Está claro que voy a tener que trabajar para el equipo. Y también me gustaría ir llegando cada día un poco más lejos”. El domingo en Marsella era, junto a Jon Barrenetxea, el designado por el equipo para intentar entrar en la fuga. Finalmente lo hizo el vizcaino, igualmente neopro, quien completó “un carrerón”. “Su papel te hace ver que tú también puedes estar ahí y que, por mucho nombre que tengan los demás, no son más que tú”.
Preguntado por la carrera que más ilusión le haría disputar en la elite ciclista, el navarro contesta sin dudar un segundo. “La Itzulia y la Clásica San Sebastián, las pruebas de casa”, dice antes de añadir un matiz realista a la respuesta. “Sé que estar en la alineación este año será muy difícil, casi imposible”, reconoce en los albores de su primera campaña en la elite. Tiempo tendrá para progresar y disputar ambas pruebas en un futuro, recorriendo carreteras que conoce como la palma de su mano. Josu vive en Iturmendi, entre Altsasu y Etxarri-Aranatz, pero además sus aitas tienen un piso en Anoeta al que recurre cuando el frío y la nieve aprietan en Sakana. Este invierno ha tocado bajar a Gipuzkoa, territorio en el que Etxeberria cuenta con dos compañeros de equipo, Jon Irisarri y Aritz Bagües.