- El colegiado navarro Eduardo Prieto Iglesias fue el designado por el Comité de Árbitros para dirigir el partido de primera ronda de Copa del Rey entre el Teruel, de Tercera División, y el Rayo Vallecano, de Segunda División, en el vivió de primera mano un incidente que al final quedó en un susto, y que nunca antes había experimentado en su carrera deportiva.
El árbitro navarro dirigía el partido de Copa entre el Teruel y el Rayo Vallecano cuando en una jugada fortuita un futbolista del equipo turolonse, Adrián, chocó con el portero rayista y ambos cayeron al suelo. La peor parte se la llevó el jugador -tanto por el golpe con el guardameta como por el impacto con el campo- que quedó tendido sin conocimiento sobre el césped.
"Es una acción muy rápida de un centro al área. Hay un lance fortuito en el que un jugador cae al suelo y en un primer momento parece un choque normal, pero acto seguido hay jugadores que comienzan a levantar la mano a pedirme que pare el partido. Inmediatamente me fijo en el jugador, que está tumbado de manera antinatural. En ese momento me vino a la cabeza que algo no iba bien e inmediatamente paro el partido y llamo a las asistencias. Yo me dirijo a la posición del jugador para ver cómo está y al llegar veo que algún compañero ya le ha volteado", recuerda el colegiado.
Los jugadores reclamaron la atención del colegiado para detener el partido y Prieto Iglesias, no solo detuvo el choque, sino que se apresuró a llegar hasta donde se encontraba el jugador y comenzó a efectuarle maniobras para evitar que se ahogase con su propia lengua. Adrián presentaba serias dificultades para respirar. Su intervención se prolongó hasta que llegaron los servicios médicos del conjunto aragonés.
"Hubo algún compañero que lo puso de medio lado en posición de seguridad y había alguno otro que no sabía qué hacer. En ese momento noto que no respira bien, que las vías respiratorias estaban tapadas e instintivamente le abro la boca y le hago la maniobra para evitar que no se tragase la lengua y esperé a que llegaran los médicos. Cuando llegaron me aparté de la zona y ya era una cuestión de tranquilizar a los jugadores y dejar trabajar a los profesionales", agrega un Eduardo Prieto Iglesias que admite que la sangre fría con la que actuó fue por instinto, porque como árbitro está acostumbrado a tomar decisiones en una milésima de segundo cuando debe señalar una acción en cualquier partido.
El futbolista del Teruel poco a poco fue recobrando la consciencia y empezó a responder correctamente a las preguntas de los doctores sobre dónde estaba y qué partido jugaba. Por su parte, Prieto Iglesias transmitía a su asistente lo que estaba ocurriendo en el campo para que éste informase a los dos banquillos y tranquilizase a ambos equipos, ya que la preocupación con la que estaban actuando era mucha.
El jugador fue sustituido y llegó al hospital andando (el centro sanitario se encuentra a 50 metros del campo). Allí le hicieron todas la pruebas y le dieron el alta. El partido se resolvió en la prórroga (2-3 para el Rayo Vallecano) y Adrián regresó al campo al pitido final y se dirigió a la caseta de los colegiados. El protagonista pudo hablar con Prieto Iglesias y el árbitro quiso tener un detalle con él y le regaló las tarjetas con las que había arbitrado la eliminatoria.
"Le dio tiempo a que le hicieran las pruebas y a volver al campo y llamó a la puerta. Al ver que era él evidentemente entró al vestuario de los árbitros y la conversación fue cercana. Yo le dije que no hice nada que no hubiera hecho nadie si hubiera sido al revés", apunta un Prieto Iglesias que quiso destacar la cercanía del jugador, y celebró que el incidente fuera solamente un susto y al final se quedase en una mera anécdota.