l partido de la selección de Euskadi es una oportunidad para dejarse ver ante las combinados internacionales, para demostrar que el conjunto vasco es capaz de pelear ante equipos mundialistas como lo hizo ayer en su victoria ante Costa Rica. Es un escaparate colectivo y también uno individual.
La imposibilidad de convocar a jugadores de fuera de los equipos vascos, las bajas de los que fueron con España y las lesiones de última hora hicieron que Javier Clemente tuviera que contar con un plantel mermado. Aunque esta situación también tuvo su nota positiva. Varios jugadores tuvieron la opción de reivindicarse en un escenario de campanillas. Jugadores como Asier Villalibre, Unai Núñez o Iago Herrerín, que disputó su primer partido desde el pasado mes de enero, salieron de titulares. Fue el central de Portugalete el que terminó por convertirse en protagonista principal del encuentro al anotar en la última jugada del partido el gol de la victoria.
La presencia más destacada en el once de Clemente fue la de Herrerín. Las ausencias dejaron al portero del Athletic como una de las pocas opciones disponibles y jugó el encuentro entero ante Costa Rica. Estuvo sólido en sus intervenciones y con el pie dio soluciones a la hora de comenzar la creación del juego, aunque cuando los costarricenses aumentaron el ritmo cometió varias pérdidas. Por lo demás Herrerín protagonizó un partido correcto. Cumplió con su trabajo sin excesivos alardes y en el gol recibido, poco pudo hacer para detener el duro remate de Jonathan Moya.
Otro de los que no acostumbra a salir de inicio es Asier Villalibre. El gernikarra apenas recibió el esférico y no dispuso de ninguna oportunidad clara. Lo suyo fue un trabajo continuo sin balón. Caídas a bandas, desmarques y un incordio constante para los defensas centroamericanos. Ese ardua labor, que muchas veces carece de brillo, permitió crear agujeros para los jugadores de la segunda línea del combinado vasco.
Aunque el gran protagonista del encuentro fue Unai Núñez. La ausencia de Iñigo Martínez, convocado con España, hizo que volviera a formar pareja en el centro de la zaga con Yeray, esta vez con la camiseta tricolor. El central de Portugalete estuvo bien en el corte y demostró su velocidad en varias anticipaciones.
Sin embargo, a la hora del gol tuvo la mala fortuna de ser testigo de primera mano al permitir que Moya se le adelantara en el remate del empate. Pero el fútbol siempre tiene una revancha. En cualquier minuto puede cambiar todo. Núñez encontró el premio en la última jugada del encuentro. Fue la mejor reivindicación posible. En el córner previo al final del encuentro, el defensa rojiblanco aprovechó su buen juego aéreo para mandar el balón a la red con un gran cabezazo.
Pero no solo los jugadores menos habituales de los onces de Garitano destacaron en Ipurua. Iker Munian, Iñaki Williams y Jon Morcillo supieron adaptarse a un estilo de juego diferente al propuesto por el Athletic esta temporada y demostraron que también son capaces de jugar cuando las jugadas son más elaboradas y los balones largos no son el arma principal. El extremo durangarra tuvo un inicio volcánico y percutió por la banda izquierda una y otra vez. Suyos fueron los primeros disparos del combinado vasco y fue clave en el gol que abrió el marcador. Robo y sacó a relucir sus mayores virtudes. Buena galopada y pase medido para que Muniain superara a Keylor Navas en el mano a mano.
Morcillo destacó por la banda izquierda mientras que en las otras parcelas, la movilidad de los jugadores fue una constante. Williams apareció por todas partes y creó bastantes espacios, aunque le faltó algo de finura para dar continuidad a sus buenos movimientos sin balón. Por su parte, Muniain se llevó el premio del gol pero también supo entender las necesidades del juego y trató de combinar una y otra vez con pases rápidos. Otra versión de los atacantes rojiblancos que demostró ser también muy válida.