El francés Julian Alaphilippe se proclamó campeón del mundo de fondo en carretera al imponer su clase en el selectivo recorrido de 258,2 km de la prueba en línea de los Campeonatos del Mundo de ciclismo que se disputan en Imola/Emilia-Romagna (Italia).
Alaphilippe atacó en la última subida al muro de Cima Gallisterna, a unos 12 km de meta y llegó en solitario con una ventaja de 24 segundos sobre un grupo perseguidor de cinco corredores que se jugó el resto de las medallas. Entre los que el gran favorito, el belga Wout van Aert, consiguió la plata y otro de los que más contaba, el suizo Marc Hirschi, se hizo con el bronce.
La selección española no estuvo mal hasta esa última cota, con Mikel Landa, Pello Bilbao y Alejandro Valverde amagando con aparecer entre los mejores, pero no estuvo en el corte decisivo. Al final, el 'Bala', que suma un oro y siete medallas, acabó octavo.
También el colombiano Rigoberto Urán y el ecuatoriano Richard Carapaz tuvieron su protagonismo en los momentos previos a los que resultaron decisivos, pero tampoco lograron meterse en el corte final bueno.
Alaphilipe dio a Francia su trigésimo sexta medalla en la prueba y el noveno oro, el primero desde que Laurent Brochard ganase en San Sebastián en 1997.
La prueba se disputó sobre un duro recorrido de 258,2 kilómetros y unos 5.000 metros de desnivel positivo. Un total de nueve vueltas a un circuito de 28,8 km con un par de muros en cada una de ellas. Dos repechos similares, los de Mazzolano y Cima Gallisterna, de unos 2,7 km de subida, más del 6 por ciento de pendiente media y tramos de hasta el 14 por ciento.
La carrera estuvo marcada por una escapada inicial de casi 200 km y posteriormente un ataque de Tadej Pogacar en la antepenúltima subida a Gallisterna, al final el lugar clave en todos los ataques importantes.
Pogacar, que llegó a alcanzar los 25 segundos de ventaja, estuvo 20 km por delante. Hasta que le cazó Dumoulin subiendo Mazzolano, donde empezaron a aparecer los corredores con ambición: Caruso, Nibali, Landa, Rigo, Van Aert, Van Avermaet, Hirschi, Kwiatkowski ... hasta que llegó el ataque de Alaphilippe. El latigazo que es incontestable en el pelotón cuando el de Saint-Amand-Montrond esta con fuerzas.
No cejó el galo y el grupo de cinco que se quedó por detrás empezó a pensar ya solo en la plata y el bronce, que consiguieron Van Aert y Hirschi por delante del polaco Michal Kwitkowski y el danés Jakob Fuglsang, quien no puso atrapar a su eterno compañero de escapadas cuando salió a por él tras el ataque.
Nada más arrancar la carrera, a los 4 km se formó una escapada de siete unidades que marcó la primera parte de la carrera. Una fuga en la que se filtró el mexicano Ulises Alfredo Castillo, que pasó en cabeza en el primero de los nueve pasos por meta del circuito de 28,8 km sobre el que se disputó la prueba.
Hicieron camino los escapados, que rápidamente cogieron una buena ventaja que llegó a superar los siete minutos y se mantuvieron juntos por delante más de 100 km Los últimos, el alemán el alemán Jonas Koch y el noruego Torstein Traeen, aguantaron 185 km por delante.
Antes, habían ido cediendo el austríaco Marco Friedrich, el rumano Eduard-Michael Gosu, Castillo, el kazajo Fominykh y el japonés Yukiya Arashiro, quien incluso trató de volver a enlazar durante muchos kilómetros.
Un poco antes de la caza de los últimos escapados, se iniciaron las hostilidades por parte de la selección francesa, que aceleró en la antepenúltima subida a Gallisterna. Respondieron el resto, entre ellos la opción vasca con Mikel Landa.
Se tensó el pelotón y Pogacar ya no pudo aguantarse a 41,9 km de meta, en la penúltima subida a Gallisterna, y atacó con todo lo que tenía.
Que no era tanto como en el Tour o porque lo que quería era allanar el camino de Primoz Roglic, su damnificado compatriota en Francia. Que al final fue sexto, cerrando el primer grupo perseguidor. Séptimo fue el australiano Michael Mattheus, liderando el esprint del segundo grupo, en el que Valverde fue segundo.