- Hace ya más de tres semanas que prácticamente todo el deporte profesional suspendió su actividad como consecuencia de la llegada del coronavirus. Durante este tiempo se han ido sucediendo los movimientos y las noticias tratando, cada uno a su manera, de adecuarse de la mejor forma posible a este desconocido y extremadamente complicado nuevo escenario. Una disciplina que, sin embargo, no ha ofrecido novedades es el baloncesto femenino, que cuenta con un representante alavés en su máxima categoría. De esta manera, el Rpk Araski se mantiene en estos momentos a la espera de los acontecimientos inmerso en un escenario de difícil gestión. Y es que pese a su supuesta condición de profesional, la Liga Femenina se encuentra todavía a años luz de las competiciones de baloncesto masculino y mucho más lejos todavía de deportes significativamente más potentes a nivel económico como el fútbol. En consecuencia, a la incertidumbre propia de los efectos de la pandemia se añaden las dudas sobre el futuro del torneo, la viabilidad de los clubes y las propias trayectorias de las profesionales.

Si se parcela el análisis en los diferentes ámbitos que integran una entidad como el Araski, resulta casi obligado comenzar por la vertiente estrictamente deportiva. La irrupción del maldito covid-19 ha provocado que la Liga Endesa se haya detenido a falta únicamente de cuatro jornadas para la conclusión de la fase regular. De hecho, los caprichos del calendario han querido que la pausa en el torneo de la regularidad sea más larga, puesto que los últimos compromisos oficiales disputados corresponden a la Copa de la Reina que se celebró en Salamanca el primer fin de semana de marzo. Cuando estaba previsto retomar la actividad liguera para afrontar el decisivo sprint final previo a los play off por el título llegó el parón y, con él, sus inevitables consecuencias.

De esta manera, prácticamente todas las jugadoras extranjeras de los equipos de la Liga Femenina optaron por regresar a sus países de origen en los primeros días del cierre. El Araski no es una excepción y tanto Shacobia Barbee como Tamara Seda y Natalie Van den Adel se encuentran ya en sus respectivos domicilios. Este éxodo masivo tiñe de un negro más oscuro si cabe el futuro de la competición este curso. Porque la marcha de las jugadoras ha supuesto la ruptura de los contratos que las unían a los clubes y resulta harto improbable pensar en la posibilidad de recuperarlos para lo que resta de campaña.

Un calendario muy reducido apenas cuatro jornadas y el hipotético play off- que apenas deja margen de maniobra a unos clubes sin la capacidad económica de otras entidades y que en muchos casos ya van al límite. De hecho, son varios los que ya están aplicando un ERTE entre sus empleados. A todo esto, claro está, se le suma el hecho de que las jugadoras nacionales (en el caso del Araski todas se han trasladado también a sus respectivos domicilios habituales) acumulan semanas sin poder entrenarse con normalidad. Así pues, a falta de noticias oficiales en este sentido, la hipótesis más probable en estos momentos es la de que se de por terminada la temporada en la situación actual. Una idea que comparten también en el Rpk Araski. "Estamos viviendo unos momentos muy complicados y es difícil saber qué va a pasar. Pero la verdad es que yo veo muy pocas posibilidades de que se pueda retomar la competición. Aunque todos somos deportistas lo primero ahora mismo es la salud. Debemos seguir las recomendaciones y quedarnos en casa el tiempo que sea necesario y eso, evidentemente, complica mucho que los equipos puedan estar en condiciones de volver a jugar", explica Made Urieta, entrenadora y directiva de la escuadra alavesa.

Una opinión muy similar a la que muestra Cristina Molinuevo, una de las jugadoras vitorianas del equipo. "A nivel deportivo para nosotras es una pena porque estábamos haciendo un gran año y probablemente era la mejor temporada de nuestra historia pero con todo lo que está pasando eso pasa a un segundo plano", reconoce. Al igual que el resto de sus compañeras, Molinuevo trata de mantener la forma dentro de lo posible. "Trabajamos en casa a nivel físico todo lo que podemos pero está claro que no es lo mismo que poder hacer entrenamientos normales. Además en nuestro caso no disponemos de las casas que pueden tener otros deportistas con instalaciones propias para trabajar", recuerda.

El precipitado ritmo de los acontecimientos provocado por la aparición en escena del coronavirus y la posterior cascada de decisiones que se han debido ir tomando ha provocado también una situación extraña en la plantilla verde. "El último día que entrenamos juntas nos despedimos casi como un día más, sin pensar en que iba a ser el último en que podríamos tener contacto normal. A partir de ahí hemos tenido que ir diciendo adiós a las compañeras por teléfono o redes sociales, aunque tratamos de seguir bastante en contacto", desvela Cristina.

Al igual que sucede en cualquier otra entidad deportiva, el Araski no es únicamente baloncesto. Y sin duda otro de los efectos perniciosos que está generando la pandemia que está haciendo temblar los cimientos del mundo desarrollado tal y como lo hemos conocido hasta ahora es la enorme repercusión negativa que genera a todos los niveles.

El deporte profesional no es ni mucho menos una excepción y a diario surgen nuevos ejemplos de empresas o clubes que atraviesan momentos delicados. Así, por ejemplo, rivales del Araski en la Liga Femenina ya se han visto obligados a adoptar medidas drásticas. En la entidad vitoriana, por ahora, confían en que no sea necesario. "Es innegable que es un palo a todos los niveles y que la coyuntura es muy complicada en el aspecto económico pero esto nos ha llegado más o menos a un mes de lo que sería el cierre normal de la temporada y esperamos poder aguantar sin tener que pasar por un ERTE o cosas similares", valoran desde la directiva.

Lo que en cualquier caso resulta innegable ya a estas alturas es que el hasta hace apenas unos meses desconocido covid-19 se ha colado como un elefante en una cacharrería en el día a día de todos los ámbitos de la sociedad. En el caso del baloncesto femenino provocando un escenario que apunta de manera casi inevitable a la bajada de telón definitiva a esta temporada.

Sin ejercer aún. Uno de los grandes referentes del Rpk Araski, por su condición de vitoriana y haber llegado al primer equipo pasando por todos los escalones de las categorías inferiores, es Cristina Molinuevo. La joven gasteiztarra, además de integrante de la plantilla verde, está completando los últimos pasos de los estudios de Medicina, lo que le hace tener una visión muy especial de la complicada situación actual. "De momento no han recurrido a nosotros, seguimos esperando. De hecho, antes de que empezara la cuarentena ya nos suspendieron las prácticas en Txagorritxu para evitar problemas y poder centrarse también en la atención a los pacientes", explica. Su compañera Yoar Zamora, actualmente en el filial, sí que está viviendo en primera línea la pelea contra el virus desde su puesto de farmacéutica.