icen que no pierde la sonrisa ni por estas, que vienen mal dadas. Ronaldo de Assis Moreira, Ronaldinho, balón de Oro en 2005 y uno de los mayores talentos que ha dado el fútbol, cumplió el sábado 40 años en situación de prisión preventiva. Desde hace dieciséis días se encuentra junto a Roberto, su hermano y mentor, ingresado en la Agrupación Especializada, una sede de la Policía Nacional de Paraguay que funciona como cárcel para presos, digamos, especiales, como policías con causas pendientes, narcotraficantes y políticos con delitos de corrupción.
Ronaldinho y Roberto están acusados de entrar en el país con unos pasaportes falsos facilitados por Dalia López, presidenta de la Fundación Fraternidad Angelical, que contactó con la estrella brasileña para que éste apoyara con su mediática presencia su labor humanitaria, un programa de atención sanitaria gratuita para niños pobres de Paraguay. Pero detrás de esta fachada hay muchas sombras que aventuran delitos más graves.
Dalia es la pieza clave en la detención de Ronaldinho y su hermano el pasado 4 de marzo, horas después de ser recibido en el aeropuerto Silvio Pettirossi por una multitud que rindió pleitesía al campeón del Mundo con Brasil (2002) y de la Champions con el Barça (2006). Tras el agasajo, por la noche, las autoridades le detuvieron en el hotel donde se alojaba.
Al día siguiente, tras declarar durante siete horas, ambos fueron liberados con la condición de presentarse ante la Justicia si su presencia era solicitada. Tres días más tarde, la jueza Clara Ruiz Díaz dictó prisión preventiva: "El juzgado considera que estamos ante un hecho punible grave porque atentó contra intereses de la República, contra el Estado paraguayo. Hay peligro de fuga y hay peligro de obstrucción", rezaba el auto.
¿Era para tanto? La defensa del futbolista alega que los documentos fueron un regalo al que los dos hermanos no dieron mayor importancia. Lo cierto es que la filantrópica Fraternidad Angelical ha sido disuelta y su desprendida presidenta está en busca y captura desde el pasado miércoles, cuando fue llamada a declarar por el fiscal de Asunción, que le acusa de un delito de producción de documentos falsos y asociación criminal. Desde ese día, Dalia se encuentra en paradero desconocido. Sí acudió en cambio su abogado, Álvaro Arias, para pedir a la jueza Lici Sánchez que suspenda la audiencia, ya que su representada adolece de hipertensión y de diabetes y quiere evitar en lo posible un posible contagio por coronavirus.
Hasta el momento hay catorce personas imputadas por este caso, que salpica a funcionarios del Departamento de Indentificaciones, que expide los pasaportes, y a la autoridad del aeropuerto internacional de Asunción. Dalia López está acusada de ser la cabecilla de una red dedicada a falsificar documentos públicos.
Lo más curioso de todo es que los hermanos Assis de Moreira no necesitaban los pasaportes fraudulentos para entrar en Paraguay. Hace dos años sí, cuando la Justicia brasileña se los retiró por no abonar la multa de 1,57 millones de euros a la que fueron condenados por construcciones irregulares en áreas protegidas.
Meses después Ronaldinho fue acusado de formar parte de una estafa piramidal relacionada con criptomonedas, pero el mismo año que le retiraron su pasaporte, el exjugador del PSG, Barça o Milan, entre otros clubes, apoyó a la candidatura del ahora presidente, el ultraderechista Jair Bolsonaro, y en recompensa a su fidelidad el nuevo Gobierno le nombró embajador de Turismo, y para eso necesitaba un pasaporte en regla.
Lo cierto es que desde que se retiró del fútbol de aquella manera, en septiembre de 2015, formando parte del Fluminense, sin apenas jugar minutos, en bajísima forma y entre silbidos de la hinchada, creció la influencia de Roberto, también exjugador y la figura que cubrió la ausencia de su padre, muerto cuando tenía ocho años. Ronaldinho se buscó la vida explotando su contagiosa alegría. Convirtiéndose en la salsa de fiestas montadas para potentados o protagonizando campañas publicitarias e incluso una película junto al ex campeón de los pesados Mike Tyson.
Pero también se metió en el mundo de los negocios, y los negocios le fueron mal. Cuatro de sus propiedades en el Estado de Río Grande do Sul le fueron expropiadas a causa de las deudas contraídas.
Y por negocios cruzó la frontera paraguaya con un pretexto fantástico: apoyar a la Fundación Fraternidad Angelical y a sus desvalidos niños. Pero ¿qué tipo de negocios? La fiscalía sospecha que Ronaldinho y su hermano forman parte de una banda dedicada a lavar dinero y cuya cabeza visible es la prófuga Dalia López, razón por la cual René Fernández, ministro anticorrupción, suspendió una fundación benéfica con pinta de tapadera.
El pasado lunes jugó un partido en el penal y el encargado de marcar a Ronaldinho fue nada menos que el ex diputado Miguel Cuevas, en prisión provisional por enriquecimiento ilícito, tráfico de influencias y declaración falsa. El equipo de Dinho ganó por 11 a 2. Él marcó cinco goles y brindó 6 asistencias. Al día siguiente la cárcel entró en cuarentena por el coronavirus y al crack le cerraron el patio y la terapia del fútbol. Pero no, eso dicen, su eterna sonrisa.
Fue detenido acusado de entrar en el país con un pasaporte falso, pero la jueza le mandó a prisión por un "delito grave"
La fiscalía sospecha que forman parte de una banda dedicada a lavar dinero cuyo cabecilla y figura clave ha desaparecido