- Se han suspendido el fútbol, el baloncesto y el rugby. Se han aplazado el balonmano, el tenis y los deportes de motor. Se han cerrado piscinas y pistas de atletismo, polideportivos y centros de alto rendimiento. Euskadi entera está metida en su casa, en cuarentena. Pero a pesar de ello, el Comité Olímpico Internacional (COI) y el Gobierno de Japón son optimistas, desafían la epidemia del coronavirus y garantizan la disputa de los Juegos Olímpicos de Tokio, que tendrán lugar del 24 de julio al 9 de agosto -la cita paralímpica será del 25 de agosto al 6 de septiembre-. "La celebración de los Juegos se mantiene según lo planeado, vamos a superar el contagio y acogeremos la cita según lo previsto", dice Shinzo Abe, primer ministro japonés, cada vez que se pone ante un micrófono. Y es que en Tokio ya está todo preparado, la llama ya está encendida y las instalaciones ya están terminadas. Solo queda saber lo más importante, qué deportistas irán y en qué condiciones. Porque el coronavirus ha obligado a parar entrenamientos, a suspender importantes pruebas clasificatorias y a aplazar torneos en los que conseguir las marcas mínimas. Y nadie sabe hasta cuándo.
"Todavía quedan muchos meses por delante y hay que ir día a día, pero en mi cabeza tengo que tener clarísimo que se van a celebrar los Juegos. En ningún momento me planteo la posibilidad de que se cancelen, así que me preparo como si se fueran a hacer aunque no sabemos qué va a pasar", dice Maialen Chourraut (Lasarte-Oria, 1987). La palista guipuzcoana, actual campeona olímpica tras un contundente oro en Río, reconoce estar viviendo estos momentos "con incertidumbre" y, aunque asume que "volver a subir al primer escalón del podio, repetir esa medalla, va a ser muy complicado", trabaja a pesar de las adversidades para intentar conseguirla la gloria de nuevo: "Estoy en casa y hay que adaptar los entrenamientos. Trabajar en casa no es lo ideal, pero lo que está ocurriendo es algo grave y todos tenemos un poco de responsabilidad. No sabemos qué va a pasar, pero en mi cabeza hay Juegos Olímpicos".
En la misma situación está Iñigo Llopis (Donostia, 1998). El pasado febrero, el nadador guipuzcoano consiguió la mínima para Tokio tras batir el récord de España. Es decir, tiene el billete asegurado para los Juegos Paralímpicos, pero no tiene dónde prepararse para ellos puesto que su residencia, el Centro de Alto Rendimiento de la Blume en Madrid, cerró sus puertas el pasado jueves. "Casualidad que tengo una pequeña lesión en el tobillo y decidí marcharme a casa un día antes. La orden del cierre me pilló viajando a casa, pero mis compañeros me avisaron de que ellos también se tenían que ir porque cerraba". Al igual que Chourraut, Llopis tampoco cree que la cita paralímpica vaya a sufrir una cancelación o aplazamiento, por eso se está preparando "como si en agosto tuviera que ir a Tokio" porque tiene unos objetivos concretos y ambiciosos: "Ya que en el Mundial conseguí la medalla de bronce quiero intentar pelear por medalla también en los Juegos Olímpicos, tanto en individual como en relevos".
Sin embargo, la crisis del coronavirus obliga al donostiarra a estar dos semanas lejos del cloro, entrenando en casa, justo cuando se encontraba en su mejor momento de forma: "Ahora entrenar en piscina es imposible, nos han mandado entrenar en casa con el poco material que podamos conseguir, pesas, gomas... como si estuviéramos en el gimnasio y poco más". Así, Llopis se enclaustra en casa mientras espera a principios de mayo, cuando tendrá lugar el Campeonato de Europa de natación: "No sabemos si se va a suspender o no, pero es en ese torneo cuando queríamos estar a tope para intentar hacer un buen papel de cara a los Juegos. También se ha aplazado el Campeonato de España, así que solo queda tener paciencia, cuidarnos, mantener una rutina aunque sea raro y aprovechar estas nuevas experiencias".
Y es que, a pesar de que la propagación del virus ha alterado el calendario de Llopis, el donostiarra se lo toma con filosofía porque sabe que su caso "no es el peor". "Yo ya conseguí la marca en febrero, pero hay gente que todavía no ha conseguido la mínima y no puede prepararse bien, ni hay campeonatos, ni saben realmente qué va a pasar".
En esa tesitura se encuentra precisamente Arantza Moreno (Ermua, 1995). En plena carrera olímpica, la lanzadora de jabalina tiene que hacer frente a la suspensión de la Copa de Europa y del Campeonato Iberoamericano, dos de las pruebas más importantes del calendario de la atleta: "Nos afecta mucho porque eran dos citas que daban muchos puntos de cara a los Juegos. Hacer un buen papel en ellas te acercaba mucho a Tokio y los que estamos muy justos de puntos sí que lo vamos a notar. Ahora estamos a ciegas". Además de tener que adaptar sus entrenamientos a los límites de su hogar, porque las instalaciones iruindarras de Larrabide, donde entrena, se han cerrado, a Moreno le atormenta la incertidumbre de no saber qué va a pasar: "No sabemos si la competición volverá a finales de abril, en mayo o si va a haber competiciones en un buen tiempo. Así que tienes que ir preparándote a ciegas porque en el caso del atletismo en junio ya están las listas para los Juegos. En junio ya has tenido que hacer tu trabajo, pero si no hay pruebas ni mítines... estamos a ciegas".
En caso de que los Juegos de Tokio se celebren, tal y como están prometiendo el COI y el Gobierno nipón, Moreno se preocuparía por "el estado en el que pudieran llegar los deportistas, ya que muchos no han podido entrenar con normalidad". Por ello, la lanzadora de jabalina cree que lo más conveniente es "suspender" la cita olímpica, porque la mayoría de sus protagonistas no podrán llegar a ella en un estado de forma óptima. "Creo que se acabarán aplazando un año porque está afectando a mucha gente, realmente está afectado en la preparación. En deportes de equipo se están aplazando muchos preolímpicos... ¿cómo vuelves a hacer el sistema para obtener plaza entonces? Esta crisis lo está cambiando todo", apunta.