nueva york - A Carli Lloyd le queda poco por conseguir en el fútbol. A sus 37 años ha sido dos veces campeona del mundo, dos veces medalla de oro en los Juegos Olímpicos y balón de oro en el Mundial de 2015, el mismo año en el que la FIFA la declaró como mejor futbolista del mundo. Así que no es de extrañar que una mujer con un nivel de exigencia y rendimiento tan alto se plantee nuevos horizontes. Y a la jugadora nacida en Nueva Jersey ese reto imposible le ha llegado desde el otro fútbol, el americano.
La semana pasada Lloyd asistió a una sesión de entrenamiento conjunta de dos equipos de la NFL, los Philadelphia Eagles y los Baltimore Ravens. Ella, que siempre ha confesado ser seguidora de los primeros, no dudó en probar suerte con un pateo a palos desde 55 yardas, algo más de 50 metros. Sin haberlo entrenado, la futbolista coló el balón ovalado entre los dos palos para el asombro de todos los presentes. El vídeo con la acción se hizo viral al instante.
Lo que podía haber quedado en una simple anécdota pasó a ser materia de discusión en los medios especializados norteamericanos, sobre todo cuando James Galanis, el entrenador personal de Carli Lloyd, anunció que la jugadora había llamado la atención de varias franquicias de la NFL que estarían dispuestas a contratarla de cara a la próxima temporada y que incluso una de ellas le había ofrecido a Lloyd patear en el último partido de pretemporada disputado el pasado jueves.
La jugadora declinó la oferta, sobre todo porque esa misma noche tenía un partido con la selección nacional ante Portugal. Estados Unidos venció por 4-0 y Lloyd marcó el tercer gol. Por si alguien pensaba que ser el centro de atención iba a arrugarla, tras anotar realizó el fly, Eagles, fly, un gesto típico de las celebraciones de los Eagles.
En los últimos días todo aquel que se siente alguien en el fútbol americano se ha posicionado sobre la opción de que Lloyd se convierta en la primera mujer en jugar en la NFL. Morten Andersen, por ejemplo, no ha dudado en lanzar un vídeo en Twitter ofreciéndose para asesorar a la futbolista: “Si quieres saber cómo es patear en la NFL durante 25 años, contáctame. Me encantaría trabajar contigo. Ve por ellos”.
Pero también hay detractores. Si bien Lloyd desarrollaría su juego en los equipos especiales con el único objetivo de patear un balón, cabe la posibilidad de que tuviera que vivir situaciones de juego ante hombres que, en el contacto directo, podrían dejarla mal parada. “Suena dulce, hasta que alguien bloquea la patada y ella se encuentra en la defensa. Sería como la estampida del Rey León. Aunque sí tiene una gran fuerza en su pierna”, dijo el receptor de Los Angeles Chargers Keenan Allen. Pero Carli Lloyd no es de las que se esconden. De hecho, fue una de las jugadoras que presentó ante la Comisión de Igualdad de Oportunidades en el Empleo la queja original que se convertiría en la base de la demanda por discriminación de género contra la federación americana de fútbol. Así que Allen no tardó en escuchar su respuesta: “Sería tonto no tener la idea de hacer esto. Sé que hay algunos desafíos, sé que hay hombres grandes en la línea, no soy una ingenua con eso. Pero no estoy intentando ser quarterback o running back”.
Lloyd confiesa que estos días está valorando con su marido y su entrenador si acepta el desafío en 2020. De ser así, sentaría un hito en el deporte estadounidense, ya que ninguna mujer ha disputado un partido en la NFL. La que más cerca ha estado ha sido Becca Longo, quien en 2017 obtuvo una beca para jugar en la División II universitaria.
Mientras Carli Lloyd deshoja la margarita habrá que tomar en cuenta la opinión que tiene Bruce Arians sobre el hecho de que las mujeres lleguen a la NFL. El entrenador de los Tampa Bay Buccaneers, que en marzo contrató a Lori Locust y Maral Javadifar como las primeras entrenadoras asistentes de la NFL, lo tiene claro: “Ya era hora y me alegraré cuando ya no sean noticia. Son lo que necesitamos. El hecho de que su género es diferente, ¿a quién le importa una mierda?”.