Vitoria - Marga Armas comenzó a entrenar en el club de gimnasia rítmica gasteiztarra Beti Aurrera hace 13 años. Por aquel momento, con unos recursos muy básicos, sus gimnastas ocupaban los últimos puestos en los campeonatos nacionales y Salma Solaun apenas tenía un año. Mucho trabajo y esfuerzo después, el pasado domingo Solaun hizo historia al lograr la primera medalla mundialista individual española en 23 años, con su ejercicio de cinta en el Campeonato del Mundo junior en Moscú, que le sirvió para conseguir el bronce. “Aún no somos del todo conscientes de lo que hemos conseguido”, admite Armas, ya de regreso tras un fin de semana cargado de emociones.
“Casi no pude estar con Salma en los momentos previos a su participación en la final. En cuanto escuché su nombre y salió al tapiz, no pude contener las lágrimas”. Solaun se colocó tercera a falta de la participación de la italiana Raffaeli. Un fallo en su ejercicio confirmó el bronce para la gimnasta alavesa. “¡Qué hemos hecho!”, gritaron incrédulos los integrantes del conjunto nacional. Fue el broche de oro a un fin de semana inolvidable para la gimnasia alavesa, en el que Teresa Gorospe logró el noveno puesto en pelota, quedándose a un paso de la final. “El primer día Teresa fue nuestra heroína, revolucionó las redes sociales con su actuación. Luego llegó Salma con su bronce, no nos lo creíamos”, asegura Armas, orgullosa de sus dos pupilas.
El éxito logrado pone en valor un duro año de trabajo y preparación para la cita mundialista. “Al principio del año iban a entrar en un centro de alto rendimiento, algo que al final no ocurrió por imprevistos con la federación, por lo que se quedaron en el Beti Aurrera y tocó planificar la temporada de nuevo, con todos los niños y niñas del club, que también han rendido bien a nivel nacional, y un trabajo más exhaustivo con ellas dos, que tenían el objetivo de clasificarse para el Mundial”. Al final, todas las horas extra invertidas entrenando en el polideportivo de Abetxuko han merecido la pena.
Dos niñas Hechas de otra pasta Salma Solaun y Teresa Gorospe están rindiendo muy por encima de los pocos recursos con los que cuenta su club de gimnasia rítmica, ya que la mayoría de las rivales a las que se han enfrentado en el Mundial proceden de centros de alto rendimiento. “La verdad es que me lo han puesto muy fácil. Han sido dos niñas muy trabajadoras cada día, con muchas ganas de aprender y de evolucionar. Su actitud ha sido la idónea. Han sido meses de trabajo duro pero gratificante”, explica Marga Armas.
Ambas gimnastas han seguido trayectorias paralelas, en el mismo club, pero a la vez han sido muy distintas. Salma Solaun debió ser una niña “con muchas inquietudes desde pequeña”, a quien sus padres apuntaron al Beti Aurrera con tres años para que se desfogase. “No tardamos en ver que tenía muchas aptitudes para la gimnasia rítmica y pronto pasó al grupo de competición que yo entrenaba”. En su primer año fue campeona de España alevín y logró el nacional por equipos absoluto junto a sus compañeras. Desde entonces ha sido tres veces campeona nacional. Este mismo año fue la mejor española en junior de honor y Teresa Gorospe subcampeona. “Siempre han sido las mejores del país en sus rangos de edad”, afirma su entrenadora.
El caso de Gorospe fue diferente. Ella entró en el mundillo por una compañera suya de clase, que la animó a entrar en el club. A partir de ahí, todo ha sido trabajo y un crecimiento muy rápido. “Son dos deportistas que no tienen nada que ver. Salma es talento, es raza en pista y Teresa es trabajo. Yo siempre digo que una nació para ser gimnasta y la otra se hizo gimnasta a base de trabajo duro”. También sus estilos difieren: “La primera es muy corporal, tiene una forma de hacer gimnasia más visual, mientras que la segunda es todo fuerza y energía. Son dos maneras distintas pero que atraen y dan resultados”. Los entrenamientos, de hecho, se adaptan a su carácter y a su estilo. “Al ser su entrenadora de toda la vida conozco a la perfección sus miedos, sus inquietudes y sus puntos fuertes para poder enseñarlas de la manera más adecuada”, explica Armas.
Con los JJOO en el horizonte Tras un éxito de estas características, resulta inevitable para los alaveses recordar a las Niñas de Oro, aquel conjunto que subió al escalón más alto del podio en los Juegos Olímpicos de 1996 con tres gimnastas alavesas: Lorena Guréndez, Tania Lamarca y Estíbaliz Martínez. “Yo no quiero entrar en comparaciones, ellas son Salma Solaun y Teresa Gorospe, no son las Niñas de Oro. Aquella fue una época dorada para la gimnasia española, eran tres deportistas impecables. Aquello ya ocurrió hace tiempo y ahora comienza una nueva ilusión. Hoy es un podemos. Queda mucho trabajo por delante, pero estamos demostrando que vamos por el buen camino”, asegura la entrenadora.
Marga Armas no esconde que participar en unos Juegos Olímpicos “es el sueño de toda gimnasta” y que trabajarán duro para lograr ese objetivo. Su actuación en el Mundial es el comienzo de una prometedora carrera que desconocen si podrán desarrollar en Vitoria-Gasteiz, ya que, a pesar de contar con entrenadores de mucho nivel, no optan a los mismos recursos que los centros de alto rendimiento.
En cualquier caso, la vida sigue y el viernes volverán a reunirse para entrenar. “Van a tener un pequeño descanso para poder disfrutar del éxito, entrenaremos unos días y será momento de las vacaciones. A finales de agosto, regresaremos al trabajo para preparar una temporada y nuevos proyectos que tenemos en mente con la selección para septiembre y octubre. Citas en las que podremos seguir mostrando nuestro trabajo. Ojalá poder vivir otra temporada junto a Salma y a Teresa”. El éxito en Rusia ha sido el comienzo de un sueño y ninguna de las tres tiene intención de despertarse.