vitoria - El despertador sonó temprano ayer en casa de June y Jon. Víctimas felices ya desde hace días del agradecido horario estival libre de obligaciones escolares que les permite estirar su estancia en la cama hasta bien entrada la mañana, cuando poco después de las ocho y media su aita trató de despertarlos no pudieron reprimir una somnolienta queja. “¿Por qué nos llamas tan pronto...?” No hizo falta, sin embargo, que el progenitor ofreciese respuesta alguna. De inmediato, la mayor -ocho años- le recordó a su hermano pequeño la importante cita que les esperaba. “¡¡¡Corre Jon, levántate rápido que tenemos que correr el ironman!!!”.

Una escena que a buen seguro se repitió en los domicilios de los algo más de quinientos pequeños deportistas -de entre tres y dieciséis años- que tomaron el parque de La Florida para disfrutar del Ironkids que sirvió de aperitivo a la gran cita de hoy y les permitió tener una primera toma de contacto -en muchos de los casos- con el triatlón.

Aunque, en esta oportunidad, limitado al segmento de la carrera a pie. Distribuidos en cuatro categorías en función de su edad, afrontaron recorridos que iban del kilómetro a los 250 metros y, lo que es más importante, disfrutaron de una matinal festiva en la que el deporte y el compañerismo fueron las notas más destacadas. Porque más allá de la competición o de tratar de alcanzar la meta lo antes posible lo fundamental era que los jóvenes comenzaran a apreciar los beneficios y valores de la actividad deportiva, que puede ser una compañera de viaje ideal durante toda la vida.

Los mayores fueron los encargados de abrir el fuego con una carrera en la que se podía descubrir a unos cuantos pequeños pros. “Venimos desde Castellón. Mañana mis padres participan en el Ironman y yo les voy a animar y ahora ellos están aquí animándome a mi”, confesaba uno de los primeros en cruzar la línea de meta embutido en un colorido tritraje.

Tras los veteranos, llegó el turno del resto de categorías, que fueron ocupando su posición en la línea de salida a intervalos de quince minutos. Los más txikis, los últimos en completar el recorrido, a duras penas podían aguantar los nervios hasta que llegara su momento pero entre el buen hacer del speaker y el tiempo dedicado a animar a sus predecesores la cuenta atrás para el inicio de su carrera arrancó casi sin que se dieran cuenta.

Algún pequeño resbalón en los primeros metros del recorrido como consecuencia de la explosividad de estos velocistas no pasó a mayores y todos cruzaron felices el arco de meta. Algunos acompañados de sus progenitores o hermanos mayores. Como Jon, el hijo de Eneko Llanos y Rut Brito, que completó la prueba junto a su amatxo. También lo hizo la pequeña Garoa, aunque en este caso con un divertido accidente técnico. “He ido corriendo a su lado todo el recorrido para grabarla pero cuando hemos llegado me he dado cuenta de que no le había dado al botón de inicio”, confesaba entre risas su aita.

Historias para el recuerdo que sin duda acompañarán a los protagonistas durante mucho tiempo y que tratarán de ampliar dentro de un año. Jon y June por lo menos lo tenían claro. “Hemos corrido un montón y ahora tenemos que empezar a entrenar ya para que la próxima vez lo hagamos mejor”, advertían a su entregada abuela. Y es que el parque de La Florida se convirtió ayer en el semillero perfecto de niños de acero.