LIVERPOOL - El Liverpool disfrutó ayer de su merecida fiesta con su afición tras su victoria en la final de la Liga de Campeones. Al que se le vio más feliz fue a su entrenador: Jürgen Klopp, quién se quitó un peso de encima.
Los jugadores del Liverpool se dieron ayer un baño de multitudes al pasear en un autobús abierto por las calles de esta ciudad inglesa tras ganar, el sábado, en Madrid, la Liga de Campeones de fútbol. Los reds llegaron durante la mañana de ayer domingo a Liverpool tras vencer en el estadio Wanda Metropolitano de Madrid al también club inglés Tottenham Hotspur por 2-0 en la final de la Liga de Campeones de Europa.
Además de aficionados oriundos de Liverpool, otros seguidores de los reds llegaron de distintas ciudades británicas e incluso del extranjero para sumarse a la fiesta. Algunos hinchas se subieron a faroles y carteles de tráfico para ver mejor el autobús, en un ambiente de alegría.
La prensa británica calificó al equipo de “reyes de Europa” y resaltó el “carisma” de Klopp, después de que dos goles de los reds -del egipcio Mo Salah y el belga de origen keniano Divock Origi- diera la victoria al Liverpool. Es la permanente sonrisa uno de los rasgos característicos de la personalidad del alemán Jürgen Klopp, erigido en el responsable máximo de la reconquista europea del Liverpool, coronado en Madrid como el nuevo rey de la Liga de Campeones.
Para unos es simplemente una pose; para otros una mueca natural; para muchos una seña de identidad. En cualquier caso, Klopp, ya ha cargado de razones su habitual y popular semblante. El alemán respiró. El técnico de Stuttgart de 51 años se dejó en el vestuario visitante del estadio Wanda Metropolitano la fama de gafe que arrastraba en los últimos años. Una fea reputación ganada a base de derrotas. Un aspecto de perdedor del que no podía deshacerse a pesar de su sonrisa. “Me siento aliviado”, reconoció minutos después de elevar al cielo la orejona, la sexta en la historia del club red.Horas antes, en la víspera de la final, el técnico alemán, considerado un héroe en Maguncia, donde comenzó todo, y un ídolo en Dortmund, donde se consolidó, se resistía a asumir a su alrededor el mito del fracaso. No podía entender Klopp que alguien que convive permanentemente en la elite de la alta competición cohabite siempre, por el contrario, con tan dudoso prestigio.
Klopp se deshizo del lastre una vez ganado su primer gran trofeo con el Liverpool. Arrastraba las secuelas de las derrotas en la Copa de la Liga inglesa, en el 2016, contra el City, en la Liga Europa del mismo año, contra el Sevilla en Basilea y la final de la Liga de Campeones del pasado año, frente el Real Madrid en Kiev. Además, la Premier subrayó esa condición. No llegó a tiempo para ganar el título. A pesar de sumar 97 puntos fue superado por el City de Guardiola. Pero todo eso ya es pasado. Klopp ya gana. - Efe
Supercopa también inglesa. El Liverpool y el Chelsea serán los encargados de dirimir el primer gran título a nivel de clubes de la próxima temporada cuando se vean las caras el próximo 14 de agosto en el Vodafone Park de Estambul por conquistar la Supercopa de Europa.
La importancia de Klopp. El centrocampista y capitán del Liverpool, Jordan Henderson, expresó su alegría por la conquista de la Liga de Campeones, un éxito que sería “imposible” sin la llegada al club del técnico Jürgen Klopp. “Sin nuestro entrenador esto es imposible. Pasas por momentos difíciles en una temporada, pero lo que ha hecho ha sido increíble. Hay mucha unión en este vestuario y estoy muy orgulloso de formar parte de este club”, señaló.
“El Balón de Oro no es algo que tenga ahora mismo en mi mente. Si ocurre no lo voy a rechazar, pero no creo que eso vaya a suceder ahora mismo. Messi, aunque no haya jugado la final este año, sigue siendo el mejor jugador del mundo”