vitoria - El Sáenz Horeca Araberri comenzó la temporada 2018-19 con la contratación de un nuevo entrenador y la remodelación casi completa de la plantilla. Los gasteiztarras firmaron a Antonio Herrera para que, junto a Mikel Hereño, idearan un plan deportivo con el que poder lograr mantenerse en la LEB Oro y lograr, así, hacerse fuertes. El equipo solo mantuvo al capitán, Djedovic, y comenzó poco a poco a contratar a los demás jugadores. Fueron llegando a cuenta gotas y esta situación al cuerpo técnico no le facilitó el trabajo para lograr que sus nuevas incorporaciones lograran adquirir los conceptos de manera ordenada y rápida para el arranque liguero. Finalmente configuraron la plantilla con Djedovic, Federico, Light, Kamba, Landaida, Markovic, Mendizabal, Okoroh, Robinson, Tavakalyan y Pierre Charles.

El técnico sevillano y su equipo esperaban ansiosos al inicio de competición a sabiendas de que habían configurado un equipo muy joven, sin mucha experiencia en la categoría. “Tenemos un equipo rookie y sabemos que no será fácil”, aseguró Herrera al inicio de Liga. Habían confeccionado una plantilla corta y esto se notó a escasos días del inicio de competición, cuando Riky Mendizabal se lesionó en un entrenamiento. Entonces apostaron por subir a Igor Gil, en un principio, o Marco Ezquerra más adelante. De esta manera comenzaron la LEB Oro, en casa, ante el Melilla. Fue la primera toma de contacto del equipo que perdió 109-111 y donde Junior Robinson firmó su carta de presentación en la LEB Oro. El base americano se convertiría con el paso de las jornadas en una de la referencias del equipo junto a Kamba o Djedovic.

A este partido le siguieron cuatro derrotas que no hacían más que presagiar un año muy difícil en Gasteiz. El entrenador admitió que pese al “complicado inicio de competición” veía que su plantilla mejoraba por momentos. Poco a poco se dilucidaban más jugadas de equipo y se podía ver un juego más coral. Tras las cinco primeras jornadas se notó algo de nerviosismo en la plantilla. El juego mejoró, pero los resultados no llegaban. Hasta que se midieron al Mallorca en Palma, donde lograron la primera victoria en Liga. Aquel triunfo dio un golpe de aire fresco a la plantilla y les hizo ver con otros ojos a los próximos rivales.

En el siguiente envite no pudieron doblegar al Barça Lassa. A pesar de ello, se notó que el equipo podía dar más y por ello no saltaron las alarmas en Gasteiz. Sabían que el objetivo era la permanencia y los jugadores ya habían superado el periodo de adaptación. Se impusieron al Prat y le siguieron cuatro victorias más, una de ellas contra el Bilbao Basket en el último minuto gracias a una canasta del base, terremoto Robinson. En esos momentos el equipo sumaba cinco victorias y las mismas derrotas, lo que hizo que cambiase la situación.

Mientras el equipo sumaba victorias, Sam Light se despedía. Tras mes y medio “forzando a Junior a jugar muchos minutos”, se incorporó Artamonov, que tal y como dijo el técnico hizo incrementar el “nivel del equipo”. Pese a ello el Sáenz Horeca Araberri cerró el 2018 con una derrota ante el Huesca en casa (81-87), con la que sumaron cuatro derrotas consecutivas desde la última victoria el primer fin de semana de diciembre ante el Tau Castelló (80-78). El mal resultado que cosecharon en el polideportivo de San Andrés dejó en decimocuarta posición a un club que, como su entrenador Antonio Herrera ha reiterado toda la temporada, “luchará por no descender”. Para ello el cuerpo técnico es consciente de que tienen que hacerse fuertes en casa y sumar como locales los máximos puntos posibles para asegurarse cuanto antes la tan ansiada permanencia.

Ha sido un mes duro, con claroscuros, que terminó con una derrota en casa donde hubo momentos en los que se pensó en la victoria. De esta manera, el técnico indica que, a estas alturas, cada equipo está donde merece y a ellos les tocará luchar por salvarse, “haciéndose fuertes en Mendizorroza.