- El Real Madrid accedió a la final del Mundial de Clubes, en la que se medirá al Al Ain, tras comenzar con paso firme su camino a la tercera corona consecutiva liderado por Gareth Bale, que castigó con un triplete la endeblez defensiva del Kashima Antlers.

El vigente campeón despejó las dudas en su debut en la competición. Gestionó la obligación de ganar con esa experiencia de ganador de finales que recuperó en un momento señalado para despejar dudas.

Advertido por lo sufrido por el River Plate, encaró un duelo con máximo respeto a las virtudes del Kashima pero con el empeño de explotar sus defectos. Principalmente radicaban en los laterales y Bale tendría un papel principal ante la novedad Nishi, por el estado del titular Uchida.

En los dos primeros minutos Courtois volvió a salvar a los de Solari con una mano abajo a disparo cruzado de Serginho, y en el córner posterior el balón se paseó por el área chica tras ser peinado por Shoji.

El aviso estaba lanzado. Lo sufrido hace dos años se repetiría si los madridistas no igualaban el nivel de intensidad del Kashima, que buscó el físico para hacer daño mientras que el equipo español quería el balón.

A la media hora de juego Sun-Tae Kwon empezó a tener trabajo. Primeros avisos con disparos de Benzema y Kroos, y un testarazo de Ramos.

El premio para el Real Madrid llegaba a un minuto del descanso. Bale lanzó el desmarque al toque medido, picado, con Marcelo, que cayó muerto para que el galés lo enganchase en carrera, inalcanzable para el portero japonés.

No hubo tiempo para la reacción de orgullo del Kashima. Cuando arriesgó fue castigado con dureza. En la segunda parte, el central Yamamoto no observó la salida de su portero, pendiente de la carrera de Bale. Cuando se toparon en la salida del área de su compañero, hizo lo que nunca debía. Tocó el balón a un lateral en vez de despejarlo con potencia fuera y el galés sacó oro de su presión. A puerta vacía marcó y dos minutos después cerró su mejor partido del curso con un zurdazo a una escuadra. Un triplete que le reivindica. El papel de líder que se espera de él.

Con todo sentenciado, Shoma Doi recortó distancias. - Efe