ATLÉTICO DE MADRID: Oblak; Juanfran, Giménez, Godín, Filipe; Koke, Rodri (Min. 73, Borja Garcés), Saúl, Lemar (Min. 59, Correa); Griezmann y Diego Costa.
EIBAR: Dmitrovic; Rubén Peña, Oliveira, Arbilla, Cote; De Blasis, Sergio Álvarez, Diop (Min. 80, Marc), Pere Milla (Min. 57, Escalante); Jordán y Charles (Min. 57, Sergi Enrich).
Goles: 0-1: Min. 89; Sergi Enrich. 1-1: Min. 95; Borja Garcés.
Árbitro: Martínez Munuera (C. Valenciano). Amonestó a los locales Koke y Godín, y a los visitantes Charles y Diop.
Incidencias: Unos 56.000 espectadores en el Wanda Metropolitano.
MADRID - Como decía el Doctor Bilardo, el Narigón, “el fútbol es meter la pelota donde hay un señor que no almuerza ni cena con nosotros”. Todo lo que no sea “meter”, lo demás, son sensaciones. En ocasiones, cábalas que se visten de lamento. Para lo de “meter”, el fútbol es científico.
De impresiones hablaba Juanfran. “Hemos podido meterle tres al Eibar”, decía el defensa colchonero al concluir la cuarta jornada de la LaLiga Santander, cuando saltan las alarmas del Atlético de Madrid. Disputada la Supercopa de Europa y con el título paseando por el césped del Wanda Metropolitano, las mesas de debate trataban de tasar a la actual plantilla colchonera. La conclusión, en líneas generales, dictaba que la modestia era etapa agotada, que la tropa del Cholo Simeone estaba capacitada para plantar cara de tú a tú a Barcelona y Real Madrid en la disputa de la competición doméstica. Las llegadas de los Lemar (70 millones de euros), Rodri (20), Kalinic (14,5), Arias (11) o Gelson Martins (libre) y sobre todo la retención de Griezmann y el resto del núcleo duro de la plantilla parecían fortalecer a un equipo presto a debatir por todo en el reparto de la gloria.
Hoy por hoy esos visos quedan lejanos a la realidad, porque, celebradas cuatro jornada de liga -empate a uno ante el Valencia; victoria por 1-0 frente al Rayo; derrota por 2-0 contra el Celta; empate a uno con el Eibar-, el Atlético suma cinco puntos. El cuadro de Simeone figura a siete unidades del líder de clasificación. Una situación que, a pesar de ser tempranas las alturas de la temporada, comienza a ser motivo de preocupación. Las dudas se ciernen sobre la plantilla augurada como poderosa.
El Eibar, aunque sometido y con Dmitrovic vestido de superhéroe, se cobró un gratificante empate que a punto estuvo de ser victoria. Enrich adelantó al conjunto armero en el minuto 89. Eibar lanzaba cohetes. Pero que se lo digan al Bayern de Múnich en su final continental contra el Manchester United... El minutero seguía sumando. Y eso mató la ilusión eibartarra. Se fue el crono hasta el 95. Y allí apareció un joven de 19 años al que la mayoría puso cara ayer mismo. Borja Garcés se llama. Salvador Garcés, puede también decirse. Porque de su descaro irrumpiendo en la élite salió el gol que hizo puntuar al Atlético, con Simeone celebrando sobre el tapete el gol del debutante como un jugador más. Como si fuera alivio... Con lo que le espera esta semana, y a estas alturas del curso...
Cierto es que el Atlético fabricó peligro. Dmitrovic era Spiderman. La causa del sobrevivir armero. Digna la presencia del Eibar -Cote mandó contra la madera un balón a los 8 minutos-, pero a refugio del bombardeo colchonero, que acumuló ocasiones sin precisión. Al final, la justicia la dictó el “meter”. Y ahí empataron. “La sensación ahora es mala”, valoró Mendilibar, “pero es un buen punto”. Como decía, “el portero está para parar”. Y Dmitrovic fue el hombre del partido. Amén de Garcés, Salvador Garcés.