Un día del pasado mes de junio, mientras estaba en la biblioteca de la facultad -estudia 3º de ADE en Sarriko-, la joven jugadora del Zuzenak Agurtzane Egiluz recibió un whatsapp que no se podía creer. Iba a ser una de las doce elegidas para disputar el Mundial de baloncesto en silla de ruedas que se disputa en Hamburgo, desde pasado mañana jueves al 26 de agosto. Será una cita histórica para España, pues lleva 24 años sin participar en esta competición. Para la gasteiztarra, de sonrisa contagiosa, será su segunda presencia en un torneo importante -disputó el Europeo de Adeje 2017-. La alavesa desvela cómo ha vivido los días previos al Mundial y el papel que espera completar con la selección en Alemania.¿En primer lugar y antes de empezar a hablar del Mundial podría decirnos cómo y por qué empezó en este deporte?

-Jugaba a baloncesto en el equipo de mi ikastola. Con 15 años me lesioné y tenía que ir en muletas, un día al salir de un entrenamiento cogí el bus y como era costumbre me senté detrás. Al estar bajando en mi parada el chofer aceleró, me caí y el bus me pasó por encima. Pasé muchos meses en el hospital e hice dos años de rehabilitación. Allí me pusieron en contacto con el Zuzenak y volví a empezar a jugar. Al montar en la silla sentí que podía volver a ir a la misma velocidad que antes, fue increíble. Mi caso es distinto al de otros, pues yo puedo andar. Tras el accidente dejé el deporte pero empecé a ponerme metas cortas y alcanzables. Así poco a poco he conseguido pasar de conformarme con solo andar a jugar un Mundial.

¿Le costó adaptarse a las reglas del baloncesto en silla de ruedas?

-Las reglas y el campo son las mismas tanto en el de a pie como en el nuestro. Lo único que varía es la forma de jugar siendo el nuestro más táctico debido a las sillas.

¿Cuando empezó con el Zuzenak esperaba llegar a un Mundial?

-Al principio mi única aspiración era no caerme de la silla. No tenía grandes aspiraciones y lo hacía por salud.

Y tras estar poco tiempo jugando le llamó la selección. ¿Cómo lo recuerda?

-Llevaba mes y medio jugando y me llamaron. Fuimos a una concentración 22 chicas que aspirábamos a quedarnos, lo conseguí y desde entonces ahí sigo. Recuerdo ir acojonada pero me tranquilizaba ir con Bea Zudaire, que era mi compañera de equipo hasta este año que ha fichado por el UCAM Murcia.

¿Qué diferencias hay entre jugar en un equipo mixto en tu club a hacerlo en uno solo femenino en la selección?

-A nosotras nos beneficia jugar con chicos en nuestro equipo para luego jugar con y contra chicas. Sí que es verdad que mi juego cambia a la hora de jugar en mixto o solo con chicas en la selección. Me siento con más responsabilidad en la selección y eso me gusta. Yo prefiero jugar con y contra chicas pero de momento no es posible por falta de jugadoras. También destacaría la discriminación positiva que nos hacen a nosotras en el mixto. Cada jugador por nuestra discapacidad tenemos una puntuación de 1 a 4’5 siendo las mayores puntuaciones un nivel bajo de discapacidad. En mi caso soy un 3 con las chicas pero con los chicos nos quitan un 1’5. En los partidos los jugadores en la cancha tienen que sumar un máximo de 14 puntos, así que no cuesta mucho sacarnos a jugar, pues puntuamos poco.

Su primera experiencia internacional fue en el Europeo de Tenerife 2017. ¿Qué recuerda?

-Fue una muy buena manera de empezar. Fue un buen punto de partida para darnos cuenta de lo que podíamos conseguir. Nos hizo creer en nosotras y demostrarnos que podemos conseguir grandes cosas.

Después de más de dos décadas sin disputar un Mundial la selección regresa a este torneo. ¿Qué siente al saber que está haciendo historia en este deporte?

-Han sido 24 años sin disputarlo y estamos muy contentas y con ganas de jugarlo. El Mundial es un premio. Queremos conseguir una buena posición y deseamos que las selecciones europeas queden lo más arriba posible porque de este Mundial salen las plazas que se van a destinar al Europeo del año que viene de cara a las Paralimpiadas de Tokio 2020. Dependiendo de las posiciones de los europeos en el Mundial habrá tres o cuatro plazas. Si conseguimos que haya cuatro plazas será mucho más fácil para nosotras conseguir estar en Tokio. Para mí en lo personal conseguirlo sería un sueño.

¿Cuáles son los rivales a batir en este Mundial?

-Holanda, que será nuestro primer adversario, es un equipo muy fuerte. Reino Unido y Alemania están muy bien. Luego está Francia, que será con la que nos disputaríamos, lo más seguro, la plaza para Tokio en el próximo Europeo.

¿Ha podido disfrutar igual de las fiestas de Vitoria sabiendo que iba a jugar un Mundial?

-Ha habido nervios y he rezado por no caerme o que no se me cayese nadie encima. He estado alerta en todo momento y diciéndome a mí misma continuamente que no pasase nada y que tuviese cuidado. Soy un poco gafe (risas).

¿Qué le han dicho sus familiares estos días?

-Ellos ven que esto es algo importante para mí y están muy contentos. El día 21 vendrán mis aitas y mis tres hermanas a verme (sonríe). Me ven muy feliz e ilusionada y eso es lo que más les importa a ellos.

¿Qué objetivo tienen de cara a Hamburgo?

-Quedar lo más arriba posible. Pero nuestro objetivo realista es pasar la fase de grupos y luego pelear por quedar lo más arriba posible. Es la vuelta a un Mundial y esperamos hacer un buen papel.

Puestos a soñar, ¿se imagina trayendo una medalla a Gasteiz?

-Es mucho soñar pero estaría bien (ríe). Me conformaría con quedar cuarta, quinta o incluso sexta. Al final si conseguimos pasar de la fase de grupos estaría muy bien. Pero conseguir un quinto o sexto puesto sería muy bueno, lucharemos por ello.

Y para terminar, ¿le gustaría hacer algún tipo de denuncia en relación a la situación del deporte adaptado?

-Sí. Hasta que no te pasa a ti o a alguien de tu alrededor no eres consciente de lo mal que están muchas cosas en general. Al final tenemos que acostumbrarnos a vivir con las dificultades que nos encontramos día a día. En relación con el deporte que practico, no podemos vivir de ello al contrario de los chicos. En cierta medida algunos pueden, gracias a que hicieron plata en las Paralimpiadas de Río 2016. Gracias a eso consiguieron las becas ADO del deporte. A nosotras en caso de pasar de grupos en el Mundial nos darán la categoría más baja de la beca, unos 200 euros creo que son, por lo que tenemos que seguir trabajando y estudiando. Así no podemos considerarnos profesionales por mucho esfuerzo que hagamos por jugar y competir. Para terminar me gustaría decir que existe una especie de tabú con el deporte adaptado y esto hace que no se conozca. Empecé a jugar a baloncesto casi sin querer (recuerda). Hay falta de información en general. Los colegios tienen que fomentar el deporte entre los discapacitados. Animarles a ello y no relegarles al olvido, a no hacer nada. Se necesita más información y hacer un trabajo desde txikis en este aspecto.