El peligro de Rusia se resume en un tridente: Golovin, Chéryshev y Dzyuba. El primero cubre todo el campo, el segundo es un puñal por la izquierda y el tercero es un típico jugador de área de 1,90. Entre los tres han marcado seis de los ocho goles de su equipo en la primera fase.

La clave del libreto del seleccionador ruso, Stanislav Cherchésov, son las transiciones rápidas. Para ello cuenta con dos mediocentros de gran potencia y dos laterales muy ofensivos.

El despliegue físico es uno de los puntos fuertes de Rusia. En las dos primeras jornadas tres jugadores rusos -Golovin, Samédov y Gazinski- encabezaron la lista de kilómetros recorridos por partido. Algo tendrá que ver su preparador físico, el español Paulino Granero.

El punto débil es la defensa, ya que Ignashévich, aunque llegó a ser uno de los mejores centrales del continente, está a punto de cumplir 39 años, y su pareja de baile, Kutépov, es muy inestable.

Rusia es muy diferente al equipo al que se enfrentó España en noviembre de 2017 en San Petersburgo (3-3), encuentro en el que Smólov marcó dos golazos y Ramos convirtió dos penaltis. Sólo un jugador que disputó aquel partido tiene posibilidades de repetir en el once titular: el incombustible Zhirkov, que ya se enfrentó a España en las semifinales de la Eurocopa de 2008.

Pese a que no siempre ha dado la talla en los grandes torneos, Akinféev es indiscutible en la portería. Zhirkov, uno de los niños mimados de Cherchésov, es fijo por la izquierda, y el brasileño nacionalizado ruso Mario Fernandes es la primera opción por la derecha, más aún tras la expulsión de Smólnikov.

El veterano Samédov, que juega de interior derecho, es un futbolista fino, encargado de lanzar los golpes francos, pero su actual labor en la selección es más oscura que en el Spartak.

La brújula de Rusia es Alexandr Golovín, una de las grandes revelaciones en lo que va de Mundial, torneo que le ha convertido de la noche a la mañana en uno de los futbolistas más prometedores y más pretendidos del continente. Golovin es lo que se llama en Rusia un jugador “universal”. Ataca y defiende, roba y asiste, pelea y marca. El jugador del CSKA puede jugar en todas las posiciones y además tiene un magnífico disparo desde fuera del área con ambas piernas.

Aunque la gran sorpresa de Rusia ha sido Denís Chéryshev, que hasta el marzo pasado había estado dos años sin ser convocado por su selección. - Ignacio Ortega (Efe)