fernando Ruiz Hierro (Vélez-Málaga, 23-3-1968) estaba más o menos tranquilo en Krasnodar cuanto tuvo que coger la manguera para sofocar el incendio desatado en la concentración de la selección española después de la destitución de Julen Lopetegui. De director deportivo a entrenador en poco más de lo que se tarda en tomar un café, el exjugador internacional en 89 ocasiones ha tenido que hacerse cargo de una situación que no esperaba casi por obligación, porque no le quedaba más remedio en su condición de director deportivo de la Federación Española. La opción de Albert Celades, probablemente, fue descartada para no quemar al seleccionador sub-21 y Hierro ha tenido que dar el paso al frente desde su cargo institucional, abandonar el despacho y volver al césped, donde ha pasado la mayor parte de su carrera, como recordó en la rueda de prensa de ayer: “Son más de treinta años rodeado del balón”.
Vino esta respuesta cuando se le señaló su escasa experiencia en los banquillos, que se reduce a una temporada al cargo del Real Oviedo en Segunda División. Pero en estos momentos delicados, en los que cualquier decisión puede alterar el trayecto de España en el Mundial de Rusia, tiene que pesar más su conocimiento del medio, no en vano ya fue partícipe en la sombra de los títulos de la Eurocopa de 2008 y el Mundial de 2010, y su experiencia en el trato con las estrellas de la selección. Él fue una de ellas, aunque nunca logró triunfar con España en el césped, pese a que estuvo presente en cuatro Mundiales y dos Eurocopas y llegó a lucir el brazalete de capitán.
Fernando Hierro empezó su carrera como jugador en el Valladolid y la acabó en el Bolton Wanderers, luego, tras su primera etapa en la Federación Española, fue director deportivo del Málaga, aunque su figura está ligada al Real Madrid con el que en catorce temporadas llegó a jugar 579 partidos, marcó 124 goles y ganó tres veces la Liga de Campeones, dos la Copa Intercontinental y cinco títulos de Liga. Además, el malagueño ejerció durante una temporada de ayudante de Carlo Ancelotti antes de dirigir al Real Oviedo.
En esta etapa de apagafuegos que se abrirá mañana ante Portugal, tendrá que mostrar el carácter que le distinguió en el campo, pero sobre todo utilizar toda su experiencia, mano izquierda y el respeto que le pueden tener sus jugadores para conducir no tanto los partidos, sino todas las horas que transcurren entre ellos, la relación diaria con los medios de comunicación y la propia entre los internacionales, que de alguna manera u otra se habrá visto alterada por todos estos acontecimientos.
El trabajo previo de campo ya está hecho, los rivales son conocidos, al menos en la primera fase, “y no hay que tocar nada”, y lo fundamental, por tanto, va a ser controlar eso que se llama entorno. Por eso, Hierro insistió ayer en “cambiar el chip” y no dar vueltas a lo que ya ha ocurrido. Al fin y al cabo, recordó que los futbolistas profesionales están acostumbrados a este tipo de episodios. Según el nuevo seleccionador español, asumir la responsabilidad iba a su cargo. “Podía decir que no, podía irme y podía aceptar y estar presente. Hay un grupo de jugadores, un cuerpo técnico, una Federación y un fútbol español y era el momento de dar un paso adelante. Lo he tenido claro desde el primer momento. Es mi responsabilidad. No podía decir que no porque yo mismo no me lo perdonaría”, aseguró la persona a la que los nuevos dirigentes de la Federación Española se encomiendan para dar sentido a su discutida decisión y recuperar la normalidad. Y eso solo ocurrirá con un buen resultado en el Mundial.