Moscú. Ni siquiera el fútbol se ha podido librar de la guerra de espías entre Rusia y Occidente. El enfrentamiento entre el CSKA Moscú y el Arsenal coincide, al igual que hace doce años, con el envenenamiento de un antiguo espía ruso en territorio británico.

"Parece que las relaciones diplomáticas entre Inglaterra y Rusia son un poco complicadas en este momento. Solo espero que no afecten ni a los partidos ni a los aficionados", dijo Arsene Wenger, técnico de los cañoneros en rueda de prensa.

El dios del fútbol parece decidido a hacerle una nueva jugarreta a rusos e ingleses. El resultado es importante pero toda la atención de los medios está en la escalada de las tensiones entre Londres y Moscú y la suerte del espía doble Serguéi Skripal.

Y es que los antecedentes no ayudan. Los principales sospechosos del asesinato del antiguo espía del KGB y entonces consultor del MI6, Alexandr Litvinenko, acudieron el 1 de noviembre de 2006 al estadio Emirates a asistir al partido entre el Arsenal y el CSKA.

Es decir, horas después de reunirse en un hotel con Litvinenko, al que supuestamente envenenaron con polonio, una sustancia mucho menos tóxica que el agente químico Novichok, con el que fue atacado Skripal.

Los rusos Andréi Lugovói, que ahora es diputado y no puede ser juzgado por las autoridades británicas, y Dmitri Kovtun fueron testigos del empate a cero goles entre moscovitas y londinenses.

El Arsenal, que había disputado meses antes la final de la Liga de Campeones ante el Barcelona (1-2), puso en liza jugadores como Henry, el máximo goleador histórico de su equipo; Lehmann; Cesc Fábregas o Van Persie;

Mientras el CSKA, que había ganado la UEFA la temporada anterior, jugó con el eterno Akinféev en la portería; la pareja Ignashévich y Berezutsky en la defensa, y los brasileños Carvalho y Vágner Love en la delantera.

Tras conocerse la visita de los sospechosos al estadio, este fue inspeccionado, pero las autoridades sanitarias no detectaron ningún riesgo para la salud pública, aunque miles de personas se dirigieron a la policía preocupadas por su posible exposición a la radiación.

Cuando el sorteo dictaminó recientemente una nueva eliminatoria entre el CSKA, club del que es seguidor Lugovói, y el Arsenal de Londres, muchos no pudieron evitar una mueca de sorpresa.

"Debemos dedicarnos al fútbol y los aficionados que vengan estarán pensando exclusivamente en apoyar al equipo. Técnicos y deportistas estamos totalmente al margen de la política", aseguró Víctor Goncharenko, técnico del CSKA.

Sea como sea, medio millar de aficionados del CSKA viajaron a la capital británica para animar a su equipo, que proviene de la Liga de Campeones, donde fue eliminado en la primera fase.

Los hinchas rusos son temidos allá por donde van, especialmente después de los incidentes ocurridos en Bilbao entre los aficionados del Athletic y el Spartak Moscú.

El viceprimer ministro ruso, Vitali Mutkó, expresó hoy su confianza en que no haya "provocaciones" y el fútbol prevalezca sobre las tensiones políticas entre ambos países.

"Espero que no lleguemos a eso", dijo y destacó con vistas al partido de vuelta en Moscú que las autoridades locales tienen una gran experiencia en organizar partidos internacionales.

Mutkó recordó que la única final puramente inglesa en la historia de Liga de Campeones se celebró en 2008 en el estadio olímpico Luzhnikí.

"Recibimos al Chelsea y al Manchester United. Fue un gran partido. 40.000 aficionados y ninguna infracción. Sin visado vinieron y se marcharon", dijo.

Con el fin de evitar incidentes, la Cancillería rusa ha recomendado a los aficionados que extremen las precauciones durante su estancia en el Reino Unido.

Entre otras cosas, se les pide que respeten estrictamente la legislación británica, no hagan bromas de mal gusto, eviten conflictos con las autoridades y los aficionados locales, y se abstengan de consumir alcohol.

"Nuestros hinchas no deben esperar muestras de rusofobia ni los ingleses un comportamiento agresivo por parte de los seguidores rusos. El caso Skripal ya huele. El fútbol no tiene nada que ver con esto", dijo Mijaíl Degtiárev, jefe del comité de Deportes de la Duma.

El caso Skripal ha llevado a las autoridades del Reino Unido, incluida la familia real, a boicotear oficialmente el Mundial de Rusia, mientras los aficionados ingleses que finalmente viajarán al torneo será una cuarta parte de los que lo hicieron en Brasil.

Y es que los hinchas rusos les esperan con el cuchillo entre los dientes para un segundo asalto tras los violentos enfrentamientos que protagonizaron en la Eurocopa de Francia.

Al respecto, Goncharenko aseguró que Rusia es un país que está capacitado para garantizar el orden público y evitar incidentes durante el Mundial.