shangái - Jon Rahm quedó completamente hundido en el WGC HSBC Champions de Shanghái. Otra jornada negra en un día en el que la mayoría de los jugadores volvieron a disfrutar sobre el campo. El vizcaino entregó una tarjeta de dos golpes sobre el par y se hundió hasta la posición número 60, a quince golpes del líder del torneo, el estadounidense Dustin Johnson. Las malas sensaciones de Valderrama se alargaron otra semana más. Sin encontrarse cómodo en el campo y jugando de manera muy irregular, el de Barrika no dio una a derechas. No está siendo su torneo. Si en los primeros 18 hoyos salvó el papel a última hora, en los segundos no hubo manera de cumplir con el papel. Desde el inicio las cosas arrancaron torcidas y no se arreglaron en ningún momento.
Ya desde el primer hoyo se vio que no era el día de Rahm. Salvó el par del campo por los pelos, pero tampoco encontró el ritmo para poder atacar la bandera con soltura y amenazar con sumar algún birdie. Solo en el hoyo 3 se vieron destellos de lo que es capaz de hacer el vizcaino. Tuvo uno de sus pocos aciertos del día, jugó a la perfección y consiguió embocar en tres golpes un par 4. Fue un espejismo. La última resistencia antes de la debacle. A partir de ahí, las esperanzas de Rahm murieron poco a poco. Caga golpe le alejó más y más de la cabeza. Se hundió sin parar. Seis bogeys en siete hoyos. Los fantasmas de Valderrama aparecieron de nuevo. Gesto torcido y golpe poco natural. El barrikoztarra no estuvo cómodo y además se le notó.
Aunque lo que no se le pudo achacar al golfista de Bizkaia fue que arrojara la toalla. No se rindió ni aunque las sensaciones y los resultados no le acompañaron. Peleó hasta el último momento y eso le permitió maquillar algo su tarjeta. Un birdie en el 12 le subió la moral y mantuvo ese juego en los dos siguientes hoyos, bajando en ambos del par del campo. Sin embargo, la remontada heroica no se produjo. La racha se terminó y, para demostrar que todo puede empeorar, se despidió del recorrido con otro bogey más.
En el polo opuesto estuvo Dustin Johnson. El número uno del mundo jugó a su mejor nivel y en ese estado es un golfista imparable. Frío y calculador. Clavó todas las jugadas. Sin piedad con sus compañeros de partido y rivales de torneo. Quiso demostrar lo que es capaz cuando está de dulce y lo hizo. Nueve birdies sin fallo, siete de ellos en la parte final del recorrido. Lo que le sirvió para escalar hasta lo más alto del torneo y observar con un golpe de ventaja a su más inmediato perseguidor, su compatriota Brooks Koepka.