Iñaki Azurmendi, Gartziarena, Miel Berekoetxea, Polipaso, Ramón Latasa y Joxemiel Peñagarikano ya quedaron atrás, mientras que Donato Larretxea se acuna al lado del vizcaino Aitzol Atutxa (Dima, 1988), con tres txapelas del Campeonato de Euskadi de aizkolaris, que se presentó ayer en Donostia. Al de Arantza le costó diez años de trabajo engalanar el palmarés entre el primer cetro y el último. Por delante del de Dima, hay un ramillete importante: Arria II -cuatro txapelas-, Patxi Astibia, Floren Nazabal, Joxemari Olasagasti, Ángel Arrospide -seis txapelas- y el inabarcable Miel Mindegia -diez-. Únicamente los dos últimos fueron capaces de ganar más de tres seguidas. Mayúsculas.
En este escenario, Atutxa II tiene el domingo la oportunidad de romper la historia en el Josean Gasca de Donostia a partir de las 12.00 horas. El dimarra cortará por su cuarto entorchado consecutivo. Idilio de lana. Hambre impenitente. Es un deportista de apetito voraz, capaz de coser retazos de leyenda con aroma a clase obrera. No pierde la ambición, aunque “a veces cuesta”. “Pase lo que pase el domingo, gane o pierda, el lunes me seguiré levantando a las 6.23 horas, que es la hora a la que está puesta mi despertador, para ir a trabajar”, destaca. Los pies en la tierra y el nombre en el Olimpo. El cuarto título se ofrecerá en una final calcada a la del curso pasado, pleiteada en el frontón Bizkaia de Bilbao. Es decir, Atutxa pugnará con Iker Vicente -mejor tiempo en la eliminatoria previa de Abadiño-, Mikel Larrañaga, Ugaitz Mugertza, Joseba Otaegi e Iñaki Azurmendi, que sustituye a López. El veterano beasaindarra regresa a una final y es el único que sabe lo que es ganar, junto con el propio dimarra. De hecho, en 2013, antes de que comenzara la Era Atutxa, acabó en lo más alto del podio.
De cara a la cita del Josean Gasca, reconoce Aitzol que se encuentra “bien” a pesar de que la final se desarrollará una semana antes que en 2016. Llega después de quedar quinto en Abadiño, en la antesala. “Esa eliminatoria me sirve de algo”, relata Atutxa, quien añade que “es una buena forma de darte cuenta que los contrarios también están ahí. Quedé en quinta posición y eso quiere decir que estamos todos los finalistas en un puño. Las diferencias fueron minúsculas, de apenas un minuto entre el primer clasificado y el sexto. De todos modos, ahora el contador se pone a cero. El domingo la labor es el doble y es otro día”. Siempre analiza el vizcaino que en todos los campeonatos suele haber una “mala” jornada, pero no fue la de la plaza abadiñarra. “Corté bien, pero en un tronco perdí mucho tiempo. No sé si pasé el día malo, pero sí que me tocó el tronco malo”, destaca. El mejor tiempo lo marcó Vicente, campeón de Nafarroa, y superó al de Bizkaia en poco más de medio minuto. “Al final, quedar primero o sexto es lo mismo. No influye para el domingo, cuando todo se pone a cero. Sí que psicológicamente te puede afectar, pero el año pasado Iker ganó la eliminatoria y después quedó cuarto. Yo quedé segundo y terminé llevándome el título en la final”, cuenta. Y es que, también tiene importancia el modo de dirimir los tiempos, “por tandas”. “Aquí vamos todos a la vez y pondremos toda la carne en el asador”, señala Atutxa II.
Sobre sus adversarios, el vizcaino revela que la entrada de Azurmendi aporta mayor dificultad a la refriega. “Iñaki es un hueso duro. Sabe lo que es ganar”, recita el dimarra, quien analiza que “también estará Iker, campeón de navarra; Otaegi y Larrañaga, dos campeones de Gipuzkoa, y Ugaitz Mugertza, que es un compañero y un gran amigo que siempre demuestra que no hace falta ser un tío grande, que con el estilo que tiene siempre compite en finales”. Atutxa vaticina que la pelea por el título más importante del año se antoja “igualada”. “No se decidirá hasta que esté bastante adelantada. Además, no solo hay un candidato a la txapela, yo meto en ese saco a varios de los contendientes. El año pasado ya se vio que aizkolaris como Joseba o Mikel pueden estar ahí. El que mejor esté ese día se llevará el gato al agua”, declara. Asimismo, se aleja de la etiqueta de favorito: “No vale para nada, únicamente mete presión e incordia. No aporta”.
Después de dos cursos consecutivos en los que la lana se repartió en Bizkaia -Basauri, en 2015, y Bilbao, en 2016-, Atutxa regresará a Gipuzkoa, donde se coronó por primera vez -en Beasain, en 2014-, a por la cuarta esencia. “La primera final la gané en Gipuzkoa y ahora me toca volver. Fue la primera final sin navarros, ante cinco guipuzcoanos y en Beasain, y la acabó ganando el único vizcaino. Esta vez solo hay un navarro y volvemos a territorio comanche”, comenta entre risas y explica que “lo que marca no es el escenario, es la madera, más de lo que parece, y únicamente se verá el día de la final”. A la que, después de un pasado glorioso, Atutxa “no” se acostumbra. “Piensas que no te vas a poner nervioso, pero, al llegar al frontón se empieza a mover el estómago”, remacha.
Fábrica de ilusión Atutxa disputará hoy el Campeonato de Bizkaia por parejas junto a Julen Larrea como preparativo para la final del domingo. Para engrasar la maquinaria. La ilusión también necesita una fábrica. “Cuando empecé el objetivo era ir subiendo. Comencé a crecer, a meterme en finales, a subir peldaños. Ahora, la motivación no es la misma. Quiero intentar conseguir más, pero cuesta día a día”, finaliza Aitzol.