Vitoria - Un escenario modesto, pequeño, de apenas cinco números, con cuatro paredes, todo de madera y, lo más llamativo, con un espacio para el público a la manera de los viejos teatros, todo de madera y enmarcado a lo largo de la pared derecha. La fiesta del pasado sábado quedará en el recuerdo por los actos que la gente del pueblo llevó a cabo por la celebración de 75 años de vida de un frontón levantado en su día por el padre y el abuelo de José Marí Palacios, Ogueta, quien fuera y todavía es considerado mejor pelotari alavés de todos los tiempos y uno de los profesionales que marcó una época por clase e impacto en la pelota vasca. El programa duró todo el día. Comenzó temprano con un puche en el que intervinieron personas de toda edad y condición. Chicos y chicas, jóvenes y veteranos. La vieja cubierta de madera, alta y hermosa protegió de la fina lluvia que cayó horas más tarde, aunque no del frío, presente en el pueblo, en cada rincón, a una altura de más de 800 metros sobre el nivel del mar.
Al final de la jornada, y como gran colofón, el pueblo, sus vecinos, familia y amigos, las gentes de la pelota en general y los más próximos en particular, acompañaron a Gonzalo Velasco en el día de su despedida. El partido hubo de llevarse hasta el tanto 25 por llegar a 21 los dos protagonistas. Por un lado Velasco, y por el otro Mikel Goñi, tantos años compañero del vecino de Bajauri en su etapa profesional. Como siempre, Gonzalo se mostró competitivo, deportivo y hasta galante, y cerró la cita con un sentido discurso donde agradeció a todos, en especial a sus padres, el haberle acompañado durante 32 años de actividad pelotazale. Hasta se atrevió con el baile de la zanca. - DNA