Estambul - El esloveno Luka Doncic y el serbio Bogdan Bogdanovic, dos talentos en estado puro, serán hoy los principales protagonistas de la final del Eurobasket 2017 (20.30 horas) en busca de la medalla de oro y los máximos candidatos para el premio individual de jugador más valioso (MVP). Doncic (18 años) ha irrumpido en la selección eslovena y en el Eurobasket con una fuerza arrolladora, derribando todas las puertas y controlando los partidos con un dominio totalmente inusual. A su calor, Eslovenia ha crecido como la espuma y se ha clasificado para la primera final de su historia. Llegan invictos, con triunfos de todos los colores, a tanteos bajos y altos, con grandes actuaciones individuales y corales, con buena defensa y con un juego vistoso y efectivo.
Goran Dragic (31 años y base de los Miami Heat en la NBA) es la pareja ideal para Doncic. Se han compenetrado perfectamente y Dragic aporta la experiencia en los momentos delicados y en las situaciones más comprometidas. Los dos son una amenaza constante para el rival por su manejo de balón, tiro, capacidad de penetración, pase y hasta rebote en el caso del joven jugador del Real Madrid. Klemen Prepelic, Anthony Randolph, Gasper Vidmar, Edo Muric y Vlatko Cancar son el cuerpo de ejército de los eslovenos, dispuestos a trabajar por el equipo y con aportaciones importantes en el marcador en el caso de Randolph y Prepelic sobretodo. Su falta de experiencia la suplirán con un entusiasmo y energía que contagian a todos.
Bogdanovic (25 años) es un jugador mucho más hecho y contrastado que Doncic. Es la referencia de una Serbia que ha vuelto a brillar en el panorama internacional de la mano de su técnico Aleksandar Djordjevic. Tras unos años erráticos, Djordjevic ha sabido insuflar en el equipo esa competitividad que antes era innata en los equipos balcánicos. Su calidad y técnica ha hecho el resto. Con una fortaleza física que no aparenta en principio, Bogdanovic es una especie de asesino silencioso que aparece siempre que su equipo le necesita. Su paso por la NBA (Sacramento Kings) le ha dado ese punto de oportunismo y de saber que hacer en cada momento lo que su equipo necesita. Bogdanovic no acapara balón, pero si hay problemas de anotación asumirá el protagonismo sin que le tiemble el pulso.
Boban Marjanovic (2,22 metros) es otro jugador fundamental en Serbia. Su presencia en la pista cambia muchas cosas. Evidentemente en ataque. Si recibe el balón en la pintura, es letal. Y en defensa sus ayudas pueden cambiar el tiro al mejor jugador. Pero Serbia es mucho más. Vladimir Lucic, Ognjen Kuzmic, Stefan Jovic, Milan Macvan y Dragan Milosavljevic forman el bloque de un equipo en el que casi todos, pueden jugar de casi todo. Rebotes, tiros, defensas, penetraciones, contras, pases... Serbia puede jugar de muchas formas y con ritmos distintos. Sabe adaptarse al rival y dar auténticos golpes de mano en muy escaso tiempo. Su falta de concentración en algunos momentos puede pasarles factura, pero para eso está Djordjevic para corregir de inmediato esas actitudes que antes les perdían.
Puede ser una final apasionante, con un baloncesto moderno, rápido, perimetral. Entre balcánicos anda la medalla de oro.