donostia - Una temporada con tanto nivel merecía una Bandera de La Concha a la altura. Una jornada para recordar, para hacer historia. Semana sí, semana también, los remeros ofrecen un rendimiento extraordinario, con una igualdad que hace tiempo no se veía y muchas traineras ganando regatas por centésimas. Pero la cita donostiarra es el gran momento y los clubes tienen su punto de mira enfocando ahí. Es el momento de poner toda la carne en el asador y realizar la mejor de las regatas posibles. Ayer, los ocho botes cumplieron con nota. Dieron una exhibición y protagonizaron la regata más rápida de la historia. Y entre tantos quilates, Urdaibai brilló con una fuerza nunca antes vista. El más rápido entre los más rápidos. Una actuación de récord. Los bermeotarras pulverizaron el mejor tiempo de la historia, aquel registro marcado por Castro en 2006 (18:59,94) y que parecía una quimera invencible. Sin embargo, ese 18:53,52, no le sirvió para dejar la regata sentenciada. Hondarribia también bajó del récord de La Concha y se quedó a cuatro segundos de los entrenados por Joseba Fernández.

Para realizar un tiempo como el marcado ayer por Urdaibai se necesita tener mucho nivel en la plantilla y expresarlo en la mar en su máximo esplendor. También clavar cada una de las paladas y realizar un trabajo extraordinario en el agua. Pero todo eso puede quedar oculto para el cronómetro si el campo de regatas no acompaña. La bahía donostiarra quiso velocidad y propuso a las traineras un escenario donde lucirse. Como un plato, con una ola vaga imperceptible en la ida y que dio un ligero impulso en la vuelta. Además, las bocanadas de aire soplaron en favor de los participantes, sobre todo, para los botes de la segunda tanda. Urdaibai, Donostiarra, Hondarribia y Tirán contaron con una ligera brisa favorable en el inicio y a la vuelta el viento desapareció, las banderas cayeron y los bermeotarras volaron directos a la historia.

Esa pequeña ventaja fue la plusvalía decisiva para Urdaibai y para los hondarribitarras. Otro extra más para su grandísimo nivel y lo que les permitió dejar muy tocados a los remeros oriotarras. Orio bogó en primer lugar con Zierbena, San Juan y Kaiku. Los pronósticos de la semana hacían ver que la cuadrilla entrenada por Jon Salsamendi viviría una contrarreloj individual. Darlo todo sin poder jugar con las referencias, pero se encontró con dos traineras respondonas. Dos clubes no invitados a la fiesta de los tres colosos que quisieron ser protagonistas y participar en una batalla en la que, si están a su mejor nivel, son capaces de salir vencedores. Kaiku y Zierbena se agarraron a la estela de la San Nikolas con uñas y dientes. No le dejaron escaparse. Le inquietaron. La duda se dibujó en las tostas oriotarras. El cronómetro viajaba a ritmo de una regata sobresaliente, los rivales inesperados dibujaron fantasmas. Pero con el paso de la regata, el ritmo de Orio fue demasiado para los galipos. Empezaron a flaquear y se vieron condenados hasta el quinto puesto final, a pesar de su gran tiempo.

Pájara que no sufrió Kaiku. Los sestaorras dieron con la tecla. Supieron sufrir en el largo de ida y aguantaron a Orio en su mejor momento. Esta vez no hubo desfallecimiento. Las fuerzas no abandonaron a los pupilos de José Luis Korta y esa fortaleza les permitió aguantar cada embestida antes de dar su golpe definitivo. El final de la Bizkaitarra estuvo a la altura de los mejores y pasó de estar a seis segundos en la ciaboga, a colocarse a tres tras el minuto catorce. En el momento más duro, Kaiku aguantó el envite oriotarra con una entereza pocas veces vista este curso y cruzó la meta a solo cuatro segundos, un tiempo suficiente para ganarse el puesto en la tanda de honor y mantener un pequeño derecho a soñar.

Exhibición bermeotarra El tiempo marcado por Orio le dejó como candidato claro a la victoria, pero los aguiluchos no contaron con el vendaval que estaba por llegar. La regata perfecta en el escenario perfecto. Combinación de suerte y talento. Todo funcionó. La Bou Bizkaia disfrutó en el agua, su trabajo lo cumplió de manera sobresaliente y abrió huecos desde la primera palada. Solo el alarde de Donostiarra, con su explosiva salida, le impidió a la trainera bermeotarra reinar en la totalidad de la regata. Clavaron la remada y poco antes de la primera ciaboga dieron el primer golpe. A partir de ahí fue un constante martilleo que tuvo a Hondarribia como fajador de lujo y a Orio sufriendo desde la distancia cada palada.

Urdaibai pulverizó el tiempo a la hora de realizar la maniobra y consiguió un pequeño colchón de cuatro segundos. Suficiente para controlar rentas e insuficiente para saciar la ambición bermeotarra. La cuadrilla preparada por Joseba Fernández se sintió muy cómoda. Era su día y trató de sentenciar la regata. Ataque tras ataque. Embestida a embestida. La Bou Bizkaia fue a más con el paso de los minutos y aventajó en más de un bote a Hondarribia, el único que fue capaz de hacer sombra a la trainera más rápida de la historia de la Bandera de La Concha. La Ama Guadalupekoa dejó viva la regata, se quedó a cuatro segundos, pero para ello tuvo que remar también a ritmo de récord. Ser más rápida de lo que nunca nadie había sido. Sin embargo, para desgracia de los hondarribitarras, Urdaibai fue mejor que todos en el día más veloz en la bahía donostiarra.

EquipoCiabogaTiempo

1. Urdaibai9:1518:53,52

2. Hondarribia9:19a 4,28”

3. Orio9:19a 9,78”

4. Kaiku9:25a 14,12”

5. Zierbena9:28a 28,26”

6. Tirán9:34a 30,42”

7. San Juan9:33a 37,88”

8. Donostiarra9:33a 38,96”