Es una de las cosas más hermosas que te pueden pasar. Lo he intentado porque sabía que había la posibilidad. Pero cuando he cruzado la meta no pensaba que estaba de amarillo. He vuelto la cabeza y he visto que Froome había perdido algo de tiempo. Cuando me lo han confirmado ha sido algo increíble”, resumió dichoso Fabio Aru (San Gavino Monreale, Cerdeña, 3-07-90), que en Peyragudes, en la primera de las dos citas pirenaicas tapó la bandera de italia, la que le condecora como campeón transalpino con el amarillo. Rebasada la meta, probablemente fue la primera vez en la que Fabio Aru volvió la cabeza para saber qué había sido de Froome, tieso.
Al italiano le gusta mirar hacia delante. Entroncado en el árbol genealógico de ciclistas a los que les estimula el ataque, Aru responde a la tradición de los escaladores puros, tipos audaces que se pelean con las montañas a cara descubierta. El italiano, que llegó al Tour porque una lesión le impidó presentarse en el Giro, venció en La Planche des Belles Filles, triunfo que celebró bailando la Macarena. Se desconoce si danzó en Peyragudes, donde confirmó su canditatura al triunfo final del Tour de Francia, que lidera con seis segundos de renta sobre Froome, 25 sobre Bardet y 55 respecto a Rigoberto Urán, sancionado con 20 segundos por recibir avituallamiento líquido fuera de la zona permitida. Aunque absolumante feliz en lo más alto del podio, el sardo no esquiva que será complicado conservar el liderato en la segunda etapa pirenaica sobre todo porque su equipo está muy disminuido por las caídas. Sin Cataldo y con Fulgsang muy tocado, la defensa no le resultará sencilla al sardo. “Pero los que quedan lo van a dar todo y lo vamos a intentar. Ahora no pensamos en la táctica de mañana (por hoy), pensamos en disfrutar el liderato. Los últimos días han sido difíciles y era necesario algo así para devolver la moral al equipo. Quedan nueve etapas y vamos a dar el máximo”, apuntó el italiano que no subestima a ninguno de sus rivales. “Aru ha venido a ganar el Tour”, zanjo Vinokourov, mánager del Astana. Aru está que muerde. - C. Ortuzar