SAN PETESBURG0 - La actual campeona del mundo y la ganadora de las dos últimas Copas Américas se juegan hoy el título de la Copa Confederaciones en San Petesburgo (20.00). Ambas selecciones ya se vieron las caras en la fase de grupos con el resultado de empate a uno.

Alemania está avisada, ya que los chilenos desarbolaron a los teutones con una presión asfixiante en toda la cancha, que los discípulos de Joachim Löw no pudieron contrarrestar hasta que La Roja retiró el pie del acelerador.

Los dos equipos han evolucionado desde entonces, aunque en ese partido quedó claro que tanto chilenos como alemanes apostaban por un fútbol abierto, muy alejado del conservadurismo de Portugal.

En caso de ganar la Copa Confederaciones -lo que les convertiría, según Vidal, “en el mejor equipo del mundo”-, nada les impedirá soñar con hacer algo grande en el Mundial de Rusia del próximo año.

La condición física de los futbolistas chilenos no debería ser un problema, ya que pese a contar con un día menos de descanso, superaron claramente a los portugueses en la prórroga.

La mejor noticia para Pizzi es que Claudio Bravo ha vuelto a lo grande, ya que tras perderse los dos primeros partidos del torneo fue el héroe de las semifinales.

Independientemente de quién gane la final, el experimento de Löw ha dado resultado, ya que jugadores como el propio Goretzka, Werner o Brandt han crecido en cuestión de dos semanas hasta convertirse en jugadores de primer nivel.

Si a eso le sumamos la seguridad que transmiten Jara y Medel, Chile es otro equipo que puede dedicarse a atacar sabiendo que sus espaldas están bien cubiertas.

Como en partidos anteriores, la clave serán los laterales largos de Chile, Isla y Beausejour, aunque el control del centro del campo con Arturo Vidal y Marcelo Díaz es fundamental si Pizzi quiere impedir las incursiones de los jugadores de la segunda línea.

Los alemanes han crecido según avanzaba el torneo y mejoraba la química entre los jugadores, que apenas habían jugado un par de partidos juntos antes de la Copa Confederaciones.

Independientemente de quién gane la final, el experimento de Löw ha dado resultado, ya que jugadores como el propio Goretzka, Werner o Brandt han crecido en cuestión de dos semanas hasta convertirse en jugadores de primer nivel. - Efe