vitoria - Esperanza tras la decepción. Ese es el sentimiento al que se aferran en estos momentos quienes se afanan en estos momentos por encontrar a los desaparecidos Alberto Zereain y Mariano Galván. Decepción porque, tal y como advertían los partes meteorológicos previos en el Nanga Parbat (8.126 metros), las labores de búsqueda quedaron ayer suspendidas por segundo día consecutivo. Las nubes presentes en la montaña imposibilitaron cualquier tipo de rastreo. Y eso que el operativo se encontraba activado en el helipuerto de Skardu a la espera de una buena noticia que, desgraciadamente, no se llegó.

Pero, al mismo tiempo, la esperanza empuja para abrirse paso porque esas mismas previsiones que no han fallado hasta el momento pronostican para hoy sábado una progresiva mejoría que abriría una ventana de buen tiempo que permitiría que las labores de búsqueda se hicieran efectivas. Es verdad que todavía se mantiene la nubosidad pero se habla de nubes bajas por debajo de los 6.000 metros, lo que permitiría al helicóptero despegar desde un lugar seguro y volar por encima de esa altura para intentar encontrar a los montañeros, que según su última comunicación se encontraban a 6.112 metros. El pronóstico es todavía mejor para mañana domingo, cuando se espera una jornada completamente despejada, lo que podría permitir llevar a cabo un hipotético rescate en el caso de que fuese necesario.

Y es que, el calendario empieza a apremiar. El último contacto telefónico con los montañeros se hizo el viernes de la semana pasada y la última señal del RaceTracker se registró el pasado sábado. Así, hoy sumarán una semana en la que se encuentran desaparecidos y, aunque disponían de víveres, las provisiones se antojaban suficientes solo para una ruta de entre siete y ocho días.

Si bien al principio se pudieron lanzar hipótesis de algunos “problemas de comunicación”, ya que los alpinistas no hicieron efectivo el sistema de ayuda de emergencia del geolocalizador, o de la pérdida del propio aparato, la realidad es que el paso del tiempo recrudece las sensaciones con respecto a la cordada, ya que van camino de las siete jornadas sin dar señales de vida en un paraje en el que se superan los diez grados bajo cero. Aun así, la mayoría de expertos coinciden en la categoría de Zerain y Galván para contrarrestar adversidades.

De este modo, con la apertura a partir de hoy de una ventana de buen tiempo que elimine las nubes en altura, siendo mañana la fecha señalada en el calendario como el día óptimo, se espera que las aeronaves pakistaníes puedan volar. “Hoy -por ayer- dos helicópteros estaban en modo de espera, pero el tiempo no nos permitió hacerlos volar para la operación de búsqueda. Para mañana -por hoy- el parte meteorológico es mejor”, analizó ayer Muhammed Ifran, portavoz de la aviación militar de Pakistán, en declaraciones a la agencia Efe.

Por su parte, Muhammed Iqbal, propietario de la compañía Summit Karakoram, desgranó al mismo medio ser “pesimista” al comprobar que los víveres solamente eran para siete u ocho días. “Es muy difícil sobrevivir a 6.400 metros de altitud sin comida cuando estos días las temperaturas caen a diez grados bajo cero. La última vez que se estableció contacto con ellos estaban a esa altura”, manifestó. En aquella conexión no declararon ningún contratiempo, pero el satelital está apagado desde entonces.

Por otro lado, el proyecto 2x14x8000 anunció ayer que el Gobierno vasco, la Diputación de Álava y el Ayuntamiento de Vitoria ofrecieron su ayuda en el operativo de búsqueda, que puede ser muy caro. Además, Alberto Iñurrategi, Mikel Zabalza y Juan Vallejo, ya aclimatados en el Gasherbrum I con el proyecto WOPeak, también se ofrecieron a ayudar. Están a 200 kilómetros del Nanga Parbat y tardarían hora y media en llegar en helicóptero para unirse a las hipotéticas labores de rescate en el caso de que fuesen necesarias.