Alavés y Baskonia entran en la fase decisiva de la temporada en una situación clasificatoria que casi todos los aficionados hubieran firmado al empezar el curso. El equipo de Pellegrino está muy por encima de las expectativas y los objetivos (permanencia) fijados al principio de curso y el de Sito (play off de Euroliga y ventaja de cancha ACB) está en posición de conseguirlos. A través de la comparación entre un equipo de fútbol y otro de baloncesto voy a intentar explicar por qué, estando los dos en una situación ciertamente ventajosa, las sensaciones con uno son buenas y con el otro no tanto.
1) Baskonia es peor que hace tres meses; el alavés es mejor A finales de 2016 no era ninguna locura decir que no había en Euroliga un bloque mejor que el vitoriano. El tremendo ritmo de partido, un backcourt casi imparable y un juego interior funcional concedían a Baskonia una respuesta muy difícil de igualar incluso para los supuestamente mejores de la competición. En un proyecto nuevo, estaba muy por delante de lo previsto en cuanto a su proceso de maduración. El problema es que no se observa la evolución deseable de cara a luchar con garantías en las eliminatorias. El Alavés es todo lo contrario. Cada semana que pasa es mejor equipo que la anterior. Partiendo de una solidez defensiva que se hizo patente desde las primeras semanas, Pellegrino ha hecho crecer a su equipo progresivamente. Continúa siendo muy difícil de batir y cada día es más dinámico en ataque y se encuentra más cómodo dominando los partidos con balón, como ha hecho en Mendizorroza ante Atlético de Madrid y Sevilla en 2017.
2) Fiabilidad y regularidad Quizá por esa disposición colectiva, del Alavés sabes qué esperar. Es muy raro que el equipo pegue un petardazo. No hay casi ningún duelo en la temporada que te deje ese escalofrío que dejan los equipos capaces de lo mejor y lo peor con muy pocas horas de diferencia. Con Baskonia lo hemos visto esta semana. Su gran victoria en Estambul vino seguida de una malísima actuación ante el peor equipo de la ACB.
3) segunda unidad Todos conocemos la alineación de Pellegrino y salvo un par de matices personales de cada uno, hay unanimidad en que es la mejor. De todas formas, las instancias primeras de la Copa y también la victoria en Gijón demostraron que se puede contar para unas cuantas cosas con los menos habituales. Esto tampoco pasa en Baskonia, excesivamente dependiente de su quinteto titular y con una rotación de calidad muy corta. Los refuerzos invernales también dan más fuerza al Alavés. La aportación de Romero nada tiene que ver con la del argentino Laprovittola hasta ahora.
4) Entrenadores Tanto Pellegrino como Sito empezaron el curso como sospechosos todavía no se sabe muy bien de qué. Del primero, y mientras ganaba mucho más que perdía, se decía que su equipo jugaba muy mal, que era un cagón y que siempre salía a empatar. Los que criticaban al Flaco se han disuelto y han entregado las armas. Con Sito tengo la sensación de que había mucha gente esperándole y salen de la cueva en cuanto pueden. Pasa un poco como con Luis Enrique. Que cuando ganan es por Neymar o por Larkin y cuando pierden es culpa de ellos. Los preparativos del pelotón de fusilamiento de Sito son otro síntoma más de la fragilidad que un aficionado puede percibir en Baskonia en las últimas semanas de competición. Ambos equipos tienen un horizonte definido: llegar lo mejor posible a la final de Copa y los respectivos play off. El Alavés ha encontrado su línea a seguir. El Baskonia tiene que distinguirla cuanto antes.