vitoria - Se desconoce si fue la sabiduría popular o tal vez un libro de autoayuda, quién sabe si fue una de esas frases que se cuelgan de Facebook o se lanzan a través de Twitter. Alguien estableció aquello de que la felicidad no es más que convertir lo “ordinario en extraordinario”. El lema, tan simple y sin embargo tan evocador, sirve para rellenar varias tazas de café y una charla sinuosa y prolongada. La idea, mágica por concreta, certera y sugerente, esa de que entre la nebulosa de la rutina pueden crecer magníficos logros, posee su reverso en la narrativa de la portentosa Tania Calvo. La pistard gasteiztarra ha construido un imperio de lo magnífico con tal autoridad que sus logros tienen la pátina de lo costumbrista. Una rutina de triunfos visten su caminar por el velódromo. En Apeldoorn, Holanda, Tania Calvo metalizó su currículo con tres medallas en la Copa del Mundo. Tres hitos más. Tres colores. Un menú de medallas. Oro para el viernes, bronce para el sábado y plata para la carrera de ayer. La gasteiztarra doró su sonrisa junto a la de Helena Casas, su pareja de baile el primer día de competición. Se pintó de bronce en la contrarreloj de 500 metros del meridiano, y plateó su felicidad en el remate de velocidad. La dos últimas pruebas, en solitario.

Cada actuación de Tania Calvo, magnífica de punta a punta, concluyó en el podio. De festejo en festejo en el anillo. Serpentinas y confeti para Tania, espectacular su capacidad para competir en las tres pruebas en las que se alistó. Certera, poderosa y plena de confianza, la alavesa continuó con el impulso que le elevó a las alturas en Glasgow hace apenas una semana. Sus prestaciones en Escocia le premiaron con el oro en velocidad por equipos y el bronce en sprint individual. En Holanda, desde donde arrancó el Giro de la pasada edición, Tania Calvo se peleó con las manecillas con innegable éxito. El viernes degustó junto a Helena Casas, su compañera, el pan de oro en velocidad por equipos. El laurel junto a la catalana enfatizó el liderato de ambas en la general de la Copa del Mundo de pista. El inmejorable resultado del viernes, -Tania Calvo y Helena Casas batieron en la final a la pareja holandesa-, alimentó el espíritu de pelea de la gasteiztarra, que el sábado actuó en solitario en la prueba contrarreloj de 500 metros. Una oda al estallido de la potencia. En el sprint, la gasteiztarra, que pasa por un estupendo estado de forma, se clasificó para la final con la tercera mejor marca de las participantes. Si bien logró afilar aún más su registro, no pudo superar a sus rivales. Pauline Grabosch y Wai Sze Lee se mantuvieron por delante de Tania Calvo, enroscada en el podio.

plata en velocidad El arranque ayer en su última prueba, la de velocidad, no fue el mejor para la gasteiztarra, quinta en la clasificatoria (11.291), que le metía directamente en octavos. En la siguiente ronda, Tania Calvo resolvió con contundencia su duelo. Descascarilló en dos mangas a la germana Pauline Sophie Grabosch, vencedora ayer de los 500. En la semifinal, la gasteiztarra continuó con su andadura y se deshizo de la holandesa Laurine Van Riessen, a la que derrotó en dos sprints. Tania Calvo estaba en la final, donde se midió a Wai Sze Lee. Aunque peleó lo indecible, la gasteiztarra, desgastada por la acumulación de esfuerzos, se vio superada por su rival en dos mangas.

“Hoy (por ayer) he comenzado el día muy mal, cansada y sin sensaciones, pero he ido a más según avanzaba la jornada. Pero en la final iba reventada y sabía que no tenía nada que hacer ante Wai Sze Lee”, dijo la gasteiztarra antes de ampliar el foco y echar un vistazo al tesoro que le dejó su periplo en Apeldoorn con una flamante plata, un botín que enlaza con el oro y el bronce. El mejor fin de semana. “Pero es para estar muy contenta con los resultados logrados aquí y durante todo el mes. No hay que olvidar que es año post olímpico, pero ello no desmerece nuestros logros y nos da más moral para el Mundial, donde esperamos estar lo más arriba posible”, subrayó Tania Calvo sobre rutina extraordinaria.