SINGAPUR - ¡Pome! es el grito de guerra en la pista de Dominika Cibulkova, el equivalente al ¡Vamos! o al ¡Come on! Eso se escuchó en toda Singapur cuando la jugadora eslovaca, en la cuarta bola de partido a su favor, selló el último punto de la final con una pelota de derecha que tocó la cinta y murió mansa al otro lado y logró en las Finales WTA el mayor éxito de su carrera, “el mejor día de su vida”, se supone que junto al de su boda, que también ha tenido lugar este año.
Cibulkova es la nueva maestra del tenis tras imponerse por 6-3 y 6-4 tras hora y cuarto de juego a Angelique Kerber, que parecía indestructible, pero que cayó ante el tenis agresivo y el espíritu de lucha de una de las jugadoras más pequeñas del circuito, solo 1,62. “Esta superficie me beneficia porque como no soy muy alta no tengo que esperar a que la bola suba”, reconoció con gracia días atrás la tenista de Bratislava, que como Agnieszka Radwanska logra el título de las Finales WTA sin haber ganado aún ningún Grand Slam, aunque fue finalista del Abierto de Australia en 2014.
Cibulkova, que debutaba en la cita de las ocho mejores, se coló en las semifinales de tapadillo, con una sola victoria en el round robin y gracias al triunfo de Kerber ante Keys, pero desde entonces su nivel ha sido excelso con un tenis muy sólido que la ha dado su cuarto título de 2016, tras Katowice, Eastbourne y Linz, y que le permitirá entrar en el próximo curso como quinta del mundo.
En el torneo de dobles, las rusas Ekaterina Makarova y Elena Vesnina, campeonas olímpicas en Río, se hicieron con el título al vencer en la final a Bettanie Mattek-Sands y Lucie Safarova.
basilea y viena En el circuito de la ATP, Andy Murray continúa en su persecución del número 1 del mundo y ayer se impuso en el torneo de Basilea al derrotar en la final a Jo-Wilfried Tsonga (6-3 y 7-6). Es el séptimo título del año para el escocés, que desbancará a Djokovic si gana el Masters 1000 de París-Bercy que ya está en marcha y el serbio no llega a la final.
Por su parte, el croata Marin Cilic se llevó la final del torneo de Basilea ante Kei Nishikori con autoridad (6-1 y 7-6) y se metió entre los ocho mejores del mundo, lo que eleva sus opciones de disputar las Finales ATP de Londres.