Bilbao - Iker Irribarria, Julen Retegi, Víctor Esteban y Joseba Ezkurdia sellaron sus billetes para la liguilla de cuartos de final del Cuatro y Medio durante el fin de semana. Tal y como señalaban los cuatro, era un duelo trampa, una eliminación pura y dura, donde se muestran las costuras de la falta de ritmo competitivo en una distancia desconocida y entran en juego los nervios de mantenerse en liza. El premio era gordo: tres choques más y pelear con los cabezas de serie. Los cuatro, con resultados más o menos apretados, incluyendo la agónica victoria del campeón del Manomanista, sufrieron para imponer su ley. Ezkurdia tuvo que exprimirse físicamente, Víctor, demostrar que puede reponerse de las dolencias; Retegi Bi, que sigue siendo un individualista consumado, e Irribarria, que a contracorriente sabe manejarse.
Apagadas las deudas de un fin de ciclo a vida o muerte, es el momento de los capos: Urrutikoetxea, Olaizola II, Bengoetxea VI y Altuna III. Tienen un colchón.
El campeón
Mikel Urrutikoetxea (Zaratamo, 1989) es el campeón en curso y el tipo a batir. No en vano, con la jaula lejos de su figura, con el verano desperezándose, fue capaz de coronarse como primer campeón de fuera de Nafarroa en imponerse en el Cuatro y Medio de San Fermín. Lo hizo tras derrumbar a Joseba Ezkurdia en una final dramática, en la que el zaratamoztarra apeló a su alma de funambulista. El salto mortal valió la txapela. Fue la confirmación de que Mikel es capaz de sobrevivir a la peor de las torturas. El golpe de autoridad, quizás, no fue en aquel partido; fue en los cuartos de final planteados por Asegarce. En Las Llanas, en Sestao, se impuso a Oinatz Bengoetxea con la holgura de un campeón y le dejó en nueve.
El golpe de timón que inició en el Cuatro y Medio de 2015, con txapela incluida y dos victorias al siempre complicado Martínez de Irujo y otra a Oinatz, se mantuvo lo suficiente. Urrutikoetxea es aspirante claro a repetir hito. Su juego tiene pocas fisuras y puede ser protagonista de un duelo corto o agónico. Le da igual. Altuna III, Irribarria y Víctor son sus adversarios.
El rey de la distancia
Cuatro y Medio es sinónimo de Aimar Olaizola (Goizueta, 1979). El pelotari navarro tiene siete txapelas en casa en ocho finales y es el máximo favorito al triunfo este curso. Tiene 36 años y en noviembre hace los 37 pero la fortaleza física le acompaña y defensivamente es un as. Por supuesto, la zurda es su mejor arma. Así las cosas, eliminado en semifinales el año pasado por Martínez de Irujo (6-22), mientras la mano le daba una mala pasada, Olaizola II quiere volver a inscribir su nombre en la historia. Aun así, competidores como Altuna III u Olaetxea mostraron en las últimas ediciones que no es invencible. Al igual que Mikel Urrutikoetxea, viene de jugar a parejas partidos de festival con su empresa.
Inicia la escalada de cuartos ante Oinatz Bengoetxea el sábado en el Labrit y hoy, a partir de las 12.00 horas, es la elección de material. El grupo 2 lo componen, además, otros dos pelotaris peligrosísimos: Retegi Bi y Ezkurdia.
Siempre aspirante
Es indudable que Oinatz Bengoetxea (Leitza, 1984) no pierde la vitola de aspirante a cualquiera de los títulos que disputa. El año pasado, con todo en contra en la liguilla de cuartos de final, después de ser barrido por Aimar y jugársela a una carta contra Altuna III, demostró de qué pasta está hecho. Jokin tenía que llegar al tanto trece y se quedó en siete. El navarro es todo competitividad y forma parte de la rama más experimentada del campeonato.
Está por ver el desempeño del lei-tzarra después de un verano en el que no ha sido de la partida en las principales ferias. Pasó problemas físicos en la mano y en el tobillo, de los que se ha recuperado, y espera brillar dentro de la jaula. Es el único título que le queda para completar la Triple Corona después de las victorias en el Manomanista (2008) y el Parejas (2015 con Untoria).
El aprendiz
Jokin Altuna (Amezketa, 1996) accede a la liguilla de cuartos de final del Cuatro y medio de Primera de forma directa por designación de Aspe tras la baja de Juan Martínez de Irujo, finalista en 2015. La empresa eibarresa tiene depositadas en el amezketarra muchas ilusiones después de su despliegue veraniego. Ha sido el amo y señor de las ferias estivales y uno de los máximos responsables de la dinamización de festivales de la operadora guipuzcoana. Quizás, por el traqueteo de los meses precedentes, su estado de forma en una competición tan dura como la jaula es una incógnita.
Inicia su competencia ante el campeón en curso, Mikel Urrutikoetxea, y el año pasado fue capaz de derrotar a Aimar Olaizola, rey absoluto de la distancia. Altuna III es garantía rematadora y, además, su crecimiento a la hora de manejar los encuentros se antoja exponencial. La apertura en el Astelena marcará su adaptación al acotado.