SEVILLA - El Sevilla recordó este domingo a su mítico jugador Antonio Puerta, conocido como la Zurda de diamantes, al cumplirse nueve años de su muerte a los 22 años, el 28 de agosto de 2007.

Antonio Puerta Pérez, nacido en Sevilla el 26 de noviembre de 1984, falleció tres días después de que el 25 de agosto de 2007, en un partido de la primera jornada de Liga frente al Getafe, se desplomó en el minuto 28 sobre el césped del Ramón Sánchez Pizjuán como consecuencia de un paro cardiorrespiratorio.

El carismático futbolista, que por su forma de ser era uno de los más queridos en el vestuario, sufrió posteriormente varios paros cardiorrespiratorios más y su fallecimiento causó una honda consternación en el sevillismo y, en general, en el mundo del fútbol y del deporte, como rememora en su web el club hispalense.

Puerta empezó en el Nervión, el equipo del barrio donde se crió y vivió, al lado del Sánchez Pizjuán, hasta ingresar en las categorías inferiores del Sevilla. Debutó en Primera en abril de 2004, aunque alternó entre el filial y el primer equipo en la campaña 2004-05, y en la siguiente (2005-06) ya se asentó en la primera plantilla.

El canterano, un jugador espigado, potente, rápido y muy técnico, comenzó de extremo zurdo, pero luego se adaptó al puesto de lateral izquierdo de largo recorrido, fue un asiduo de la selección española sub-20 y, sobre todo, sub-21 y alcanzó la internacionalidad con la absoluta en octubre de 2006 con Luis Aragonés como seleccionador.

A pesar de su temprana muerte, Antonio Puerta se ha convertido en un jugador de leyenda y que hizo historia en el Sevilla. El recuerdo es permanente en cada partido. Toda la afición del Sevilla aplaude y corea su nombre en el minuto 16 de cada partido en el Pizjuán, en honor al dorsal que lucía Antonio Puerta. Su zurdazo imparable en el minuto 101 de la prórroga de la semifinal de la Copa de la UEFA (actual Liga Europa) ante el Schalke 04 alemán el 27 de abril de 2006, un Jueves de Feria, metía al Sevilla en la final de dicha competición, tras más de cuatro décadas sin jugar una final y que abrió la serie de cinco títulos ganados en quince meses, entre mayo de 2006 y agosto de 2007.

El malogrado futbolista, que tiene un hijo, Aitor Antonio, nacido dos meses después de su fallecimiento, ganó con el Sevilla esos dos primeros títulos de la Copa de la UEFA del club, las Supercopas de Europa y de España de 2006, y la Copa del Rey de 2007, finales en las que en su mayoría tuvo una actuación relevante.

“Nueve años después, el Sevilla FC sigue recordando a su mito caído, hasta el punto de que una estatua del jugador en acción está ubicada en la entrada de la Ciudad Deportiva para que todos los canteranos que acuden a entrenar recuerden cuál es el camino a seguir para llegar al éxito profesional”, ha subrayado el club. - Efe