río de janeiro - Ander Elosegi se ahogó en la orilla. El palista irundarra había clavado la semifinal de la modalidad de aguas bravas de C1, había remado como nunca, había logrado el segundo tiempo. Pero a la hora de la verdad, cuando la lucha era por las medallas, el canal de piragüismo de Río se le hizo cuesta arriba. Y quedó último. Último de una final a la que solo entran los ocho mejores de los Juegos, con un diploma olímpico que puede saber a oro para muchos, pero que para Elosegi fue el trago más amargo de su vida. Porque tras Pekín y Londres, ya tiene tres.

“El diploma no es ningún consuelo, venía con el objetivo de hacer medalla. Sabía que era complicado pero después de la semifinal... quería intentar hacer una bajada digna y estar en la lucha. Sin embargo, la sensación que me queda es que no he dado lo mejor de mí, así que un octavo puesto me sabe a poco”, reconoció el vasco tras acabar con un tiempo de 1.41:27.

Con la prueba finalizada y los metales repartidos, Elosegi fue el último en salir del agua. Se mantuvo en su kayak, inmóvil, con la mirada perdida. Había estado tan cerca... Se había ilusionado tanto tras una semifinal impecable, había tenido unas sensaciones tan extraordinarias en un canal que se adaptaba a la perfección a sus condiciones, que el mazazo fue demoledor. “Era el momento de hacerlo bien, estaba ahí, y no he sido capaz, así que estos momentos son de rabia porque no he podido darlo todo”, admitió. Y es que la bajada de la final no fue tan limpia como la primera de día porque, aunque el tiempo que realizó en el descenso le hubiera otorgado el bronce que tanto ansiada, las penalizaciones le relegaron al último puesto. Cometió dos errores, tocó dos puertas, que le otorgaron cuatro puntos extra y diluyeron sus posibilidades de medalla. “Este deporte es así, el tiempo total consta del tiempo más las penalizaciones. Hay que hacer el descenso rápido y limpio. Y yo no lo he hecho así”, explica el palista vasco.

Elosegi se dio cuenta de que algo iba mal nada más comenzar la bajada. Rozó el primer obstáculo. Y, desde entonces, se dejó llevar. “Tenía posibilidades de estar ahí arriba y al final no ha salido la manga que quería. He tocado la primera puerta, ha sido un pequeño despiste porque la he rozado con la mano. Ha sido un error que me ha pesado bastante, pero a partir de ahí he intentado hacer una bajada sólida y lo estaba consiguiendo, pero otro despiste en la última maniobra. Otra puerta que he tocado, me dejaba fuera de las posibilidades”, resumió el piragüista irundarra. Es decir, la fiabilidad y la solvencia que le hicieron volar en la semifinales, desaparecieron en plena pelea por subir al podio de C1. En el momento clave. “Me he quedado muy atrás y es una pena porque verdaderamente veía que tenía opciones de podio”, reconoció Elosegi. Sin embargo, la mala bajada del palista vasco se unió al buen hacer de sus contrincantes, pues todos a excepción del británico David Florence, lograron mejorar sus cronómetros. Así que Elosegi siguió con la mirada perdida, en medio del canal brasileño, masticando un diploma que, por sensaciones y ambición, es un trago más que amargo.

las medallas El francés Danis Garbaud Chanut, que precedió en la bajada de la final a Elosegi, protagonizó una actuación portentosa que le reportó el oro con 94.17 minutos. No entraba entre los favoritos para subir al primer escalón del podio, pero les calló a todos con un descenso para el recuerdo. La plata se la llevó el eslovaco Matej Benus, considerado por el irundarra como uno de los principales aspirantes. Benus rozó el oro, pero con un tiempo de 95.02, se tuvo que contentar con el metal plateado. Y la gran sorpresa fue el japonés Takuya Haneda, decimocuarto en Pekín y séptimo en Londres, que se coló en el tercer peldaño del podio con 97.44.