el fútbol es impredecible, pero en la Eurocopa no tanto. Edición tras edición apenas varían los favoritos. Ni los cabezas de serie. Ni los que se marchan antes de tiempo, ni los que terminan disfrutando de los bailes finales. Porque, si conseguir billete para el torneo continental es difícil, que encima te saquen a bailar ya es casi imposible. Sin embargo, en esta edición, cinco selecciones han logrado romper el hermetismo del selecto torneo y se han colado en el espectáculo del fútbol europeo, que no tenía tantos inéditos desde Inglaterra 1996, cuando se estrenaron seis naciones. Así, Albania, Islandia, Gales, Eslovaquia e Irlanda del Norte debutan en la Eurocopa favorecidas por el aumento del participantes -con el nuevo sistema de competición se pasan de 16 a 24 selecciones-, pero mostrando sus credenciales tras eliminar a veteranas como Holanda, Grecia y Dinamarca. A pesar de ello, ninguna quiniela les pronostica una estancia larga en Francia, aunque los noveles acuden con la ilusión de los nuevos, el desparpajo de los tapados y la valentía de los que no tienen nada que perder. Al fin y al cabo, ellos ya han hecho historia.

Los niños bajo techo

Islandia es la selección novata que más asombro genera de todas. Siendo un país con los mismos habitantes que Araba (320.000), su histórica clasificación se basó en una buena generación de jugadores denominados “niños bajo techo”. Y es que, para hacer frente a los intensos meses de invierno que hacen inviable la práctica del fútbol, los deportistas se formaron en campos de alta tecnología, ubicados en gigantescos domos con calefacción y techo. Toda una revolución que les llevó derechos a la Eurocopa. Porque Islandia derrotó a Holanda en la ronda clasificatoria. Dos veces. Y sin contar con ningún equipo profesional de fútbol dentro de sus fronteras, ya que gran parte del ocio de su población se centra en el balonmano, el gran deporte rey del país.

Así que Islandia, sin líder ni estrellas, no se conforma tan solo con la clasificación. No quiere ir de turismo a Francia. Sobre todo después de pugnar en la clasificatoria con rivales de entidad como la República Checa, Turquía y la Naranja Mecánica, a la que dejó fuera. De esta forma, encuadrada en un grupo factible con Portugal, Austria y Hungría, Islandia ya pone el ojo en los octavos de final.

Bale, el sol

Mucho ha llovido desde la última vez que el nombre de Gales apareció en un torneo internacional. Fue en el Mundial de Suecia de 1958. Es decir, cuando su actual figura mediática, Gareth Bale, aun no había nacido. Ni sus padres. Así que el delantero se echó a su país a la espalda y, firmando siete de los once tantos anotados por los dragones en la ronda previa, llevó a los suyos a la primera Eurocopa de su historia. A pesar de ello, el combinado galés se perfila como una de las posibles sorpresas del torneo. Porque Gales no es solo Bale. Aaron Ramsey, mediapunta del Arsenal, se mueve a la sombra de la estrella blanca y resulta letal en los últimos metros. Y el central de Swansea, Ashley Williams, levanta muros difíciles de trepar. Así, Gales busca salir vivo de una fase de grupos en la que medirá sus fuerzas con Inglaterra, Rusia y Eslovaquia, otro de los novatos.

La bestia española

Cuando España acumulaba 36 encuentros invicta en las fases de clasificación para la Eurocopa y el Mundial, cuando la selección de Vicente del Bosque no sabía lo que era perder desde 2006, llegó Eslovaquia y terminó con la fiesta. Así se ganó su presencia en Francia, sobre los terrenos de juego, y se clasificó en segunda posición tan solo por detrás de la vigente campeona de Europa. Porque finalmente España se impuso en la tabla, pero el equipo liderado por Marek Hamsik, del Nápoles, pudo meterse segundo por delante de Ucrania. El medio de la eterna cresta lidera junto al capitán Martin Skrtel, del Liverpool, una Eslovaquia poderosa al contraataque que, sin embargo, tendrá complicado superar la fase de grupos.

La realidad inmigrante

La casi desconocida, al menos en lo futbolístico, Albania consiguió in extremis su billete a la Eurocopa -después de imponerse a Armenia 0-3 en el último partido eliminatorio- tras hacer frente a la realidad migratoria que asola el país más pobre del continente. Y es que siete de los once jugadores titulares en el partido decisivo ante Armenia no nacieron en Albania. El defensa Berat Xhimshiti nació en Zúrich y el lateral Elseid Hysaj decidió jugar con su país de origen a pesar de llegar con catorce años a Italia. Asimismo, el combinado albano también perdió a jugadores de la talla de Behrami o Shaquiri, que escogieron debutar con Suiza, por las condiciones migratorias. A pesar de ello, el país de las águilas consiguió meterse en su primer torneo continental tras quedar en el grupo tan solo por detrás de Portugal, sacando el máximo rendimiento a los únicos siete tantos que consiguió en la ronda de clasificación. La anfitriona, Rumanía y Suiza medirán sus esfuerzos en Francia.

Los amos de la estrategia

Irlanda del Norte es el único debutante que obtuvo su billete a la Eurocopa como primero de grupo y llegará con el aliciente de compartir competición con la República de Irlanda. Es decir, la Green and White Army acude a Francia con todo. Con sus mejores jugadores y muchas ganas de demostrar por qué consiguió la invitación al baile tras perder tan solo un partido -frente a Rumanía-. La selección comandada por Kyle Lafferty, el gran goleador de la escuadra, consiguió la friolera de nueve goles en jugadas de balón parado, convirtiendo la estrategia en su principal baza. Por lo que se agarrarán a ella, y básicamente a todo lo que puedan, para intentar pasar a octavos en un grupo complicado donde Alemania comanda las apuestas tras Polonia y Ucrania, su grandes rivales en la pugna por el segundo puesto que les permita seguir soñando con algo grande en los octavos de final.