Bilbao - La ilusión, tan íntima y personal, se la arrancaron a Egoitz García a jirones cuando se disponía a colgarse el dorsal para competir con su equipo el Al Marakeb, su última oportunidad en el profesionalismo. A diferencia de una tragedia o de un accidente, capaces de descabalgar a cualquiera, para lo que no hay antídoto, a Egoitz García le tiraron de la bicicleta con un portazo. Al Marakeb despidió al ciclista vizcaíno porque este se negó a correr sin el correspondiente seguro que cubre a los ciclistas en caso de sufrir algún tipo de percance mientras desarrollan su trabajo. Le echaron por ser legal. “Es alucinante. Algo que no te puedes imaginar. Todo esto es totalmente ilógico. Querían que corriera sin seguro. Me negué a hacerlo”, relata el vizcaíno, “cabreado” por una “situación surrealista” que no esperaba de “ninguna manera”. “Me pilló de sopetón porque hasta entonces las cosas habían ido más o menos bien, aunque sí te dabas cuenta de que era un equipo más de palabras que de hechos, que prometía mucho”.
Egoitz García se agarró a la opción marroquí después de rastrear el mercado ciclista sin suerte. No había sillines libres. En enero había asumido que su relación con el ciclismo profesional había tocado a su fin. “No encontré nada. De h echo en enero tenía asumido que se había acabado mi etapa profesional. A última hora surgió esta oportunidad y me lancé a la aventura”. Caramelo envenenado. Aún no lo sabía. Relata el corredor que durante el recibimiento y la concentración que Al Marakeb desarrolló en Dubai no hubo problemas. Se vistió de azul, los colores del equipo de categoría Continental profesional. “Es más, nos metieron bastante prisa para hacernos firmar y presentarnos después de conseguirnos los vuelos correspondientes”. Una vez conocido a sus compañeros de equipo, junto a él se embarcó en la aventura el riojano Alain Santamaría, que también despedido por el mismo motivo, llegó el momento de plancharse un dorsal para arrancar el curso. “Lo veía como una nueva experiencia. No tenía nada y al menos quería disfrutar”, cuenta el vizcaíno sobre una formación focalizada en las carreras africanas y asiáticas, pero que quería mostrarse en Europa.
Sin seguro Al Marakeb debutó en Argelia. Egoitz García no lo hizo. Tampoco Alain Santamaría. Las condiciones no eran las adecuadas, las que obligatoriamente deben cumplir los equipos. Pie a tierra. “Nos dimos cuenta que no teníamos licencia federativa, ni seguro ni nada. Así que pedimos encontrar una solución para tener la licencia bien tramitada con seguro. Que sin eso en orden no empezaríamos a correr porque si ocurría una caída sería un gran problema”, subraya el vizcaíno, al que su equipo le mostró un papel. “Vete a saber qué era aquello, pero no era una licencia y sin licencia no se corre”, enfatiza Egoitz García. Con la intención de resolver el contratiempo, “porque lo que quería es correr”, Egoitz regresó a su hogar. Continuó en contacto con el equipo para instarles a que tramitaran la licencia y así poder sumar sus piernas y su experiencia. “Quedamos en eso antes de volver a casa. Solo se trataba de un trámite sencillo. Una licencia profesional estará por los 300 euros o así”.
Inquieto, Egoitz García no tardó en querer saber cómo iba el asunto. Llamó en repetidas ocasiones a los rectores de equipo, envió varios correos electrónicos y también probó con el whatsapp. A pesar de su empeño, nada. Un desierto de incomunicación. Nadie se daba por aludido en Al Marakeb, un equipo en plena construcción. “No respondían ni a las llamadas ni a los correos electrónicos, cuando nosotros mostramos interés por movernos y tramitar la licencia y hacer las cosas bien”, describe el vizcaíno. De repente, un correo electrónico entró en la bandeja de entrada de su mail a comienzos de semana. Una respuesta. Al fin. Pensó Egoitz que aquel era el último capítulo, la resolución racional, de una historia rocambolesca. Se equivocó de punta a punta en sus predicciones. “Era una carta de despido. No me lo esperaba para nada, aunque la situación era muy rara”, apunta el aún sorprendido Egoitz García. “Sin quererlo te encuentras con un lío así”, dice el corredor, al que Al Marakeb le pedía en la carta que firmara el despido. “No lo voy hacer. Si firmas, es poco menos que darles la razón”. Para combatir la injusticia, el corredor acudirá a la UCI para hacer valer sus derechos por despido improcedente. “El contrato está ahí, iremos a la UCI -ambos siguen inscritos con el Al Marakeb Cycling Team- y veremos qué podemos hacer”, avisa Egoitz, que se siente “engañado y cabreado” por la estafa marroquí.