Vitoria ? La tercera participación consecutiva del Baskonia en la Recopa contaba con el aliciente añadido que la final de la segunda competición continental iba tener como sede el Pabellón Araba. El equipo alavés, ya sin Pablo Laso en plantilla tras su marcha al Real Madrid, mantenía de la era Comas a tres de sus pesos pesados, Velimir Perasovic, Marcelo Nicola y Ramón Rivas. El cuarto hombre llamado a tirar del carro azulgrana era Kenny Green, que solo pudo disputar el primer tramo de aquella campaña 95/96 tras la hernia discal que se produjo el 5 de diciembre de 1955 ante el Zalgiris en Vitoria y que le apartó de las canchas hasta la siguiente temporada. Fueron 17 partidos disputados los que llevaron al Baskonia a la que fue su tercera final. El entonces Taugres tuvo que disputar dos eliminatorias previas a partidos de ida y vuelta para acceder a la liguilla de cuartos. El primer rival continental de aquel curso fue el conjunto finlandés Luhta Lahti, al que se superó sin excesivos problemas. El siguiente contricante fue el KK Zagreb croata. En el encuentro disputado en la capital de Croacia, el resultado deparó un empate a 65, resultado válido dado que se computaba la diferencia de puntos entre los dos encuentros disputados. Días después en el Araba, el conjunto alavés disipó rápidamente cualquier tipo de duda sobre su continuidad europea y se deshizo de los croatas por un amplio 104-74. Ya en la liguilla de cuartos, los de Manel Comas atravesaron por momentos de zozobra que parecían alejarle de cualquier posibilidad de obtener la clasificación para la penúltima etapa previa a la final. Aquejados por la lesión de Kenny Green y sin la posibilidad de poder incorporar un fichaje en su lugar, y lastrado además por las molestias que lastraban el rendimiento de jugadores importantes como Rivas motivaron algunas derrotas ante rivales importantes y directos como el Zalgiris en Vitoria (91-93) o frente a Limoges en su cancha (88-68). Avanzada la segunda vuelta de esta liguilla, el partido de Kaunas se tornó decisivo para la supervivencia del equipo en la Recopa y no defraudó. Baskonia consiguió la victoria (75-86) recuperando el basketaverage respecto al partido de la primera vuelta de la fase regular. Poco después, en otra histórica cancha como la del Partizan de Belgrado tuvo lugar el debut con tan solo 16 años de Jorge Garbajosa, que se emparejó ante la dupla interior serbia ya de campanillas formada por Tomasevic y Drobnjak, y compañeros como Brkic, Cubrillo o Koturovic. El joven pívot madrileño ofreció las primeras dosis de su talento en un partido en el que Perasovic fue el primer deportista croata en pisar suelo serbio tras la guerra de los Balcanes en un ambiente tenso al que el escolta de Split respondió con un sensacional partido que se saldó con un 76 a 80 a favor de los vitorianos. Se llegaba así a la última y decisiva jornada. Una noche de transistores en la que las carambolas obraron y facilitaron la clasificación baskonista a las semifinales de la Recopa. El Limoges, que se jugaba la vida, finalmente perdió contra el colista del grupo, el Telindus Ostende por un punto, mientras que Zalgiris tampoco supo remachar para quedar primero de grupo al perder contra el Bnei Herzliya Israel, el penúltimo clasificado, por cuatro puntos. El Baskonia recibió en esa última jornada de la liguilla de cuartos al joven y talentoso Partizan. Los hombres de Comas vencieron y convencieron a la escuadra serbia (99-88) en un partido en el que además sirvió para que el cuerpo técnico se fijara en uno de los jóvenes jugadores yugoslavos, el escolta Miroslav Beric. El Dynamo de Moscú fue el rival en semifinales. Contaba con importantes jugadores internacionales rusos como los veteranos Sergey Bazarevich o Vitaly Nosov, y se presentaba como uno de los equipos llamados a competir por lograr la Recopa. En Moscú se disputó el partido de ida en el histórico Universal Sports Hall, donde los alaveses ofrecieron un gran recital hasta una contundente victoria por 87 a 98 que ponía al Taugres con pie y medio en la final. Una semana después, en el Araba, se vivió una auténtica fiesta cuando volvió a batir a los rusos gracias al gran partido que se marcó el cacereño Miguel Ángel Reyes, que lideró la victoria (104-93) y el pase a la gran final.intenso cruce de acusaciones Ese último partido se disputaría semanas después ante el Paok de Salónica, un conjunto que venía de disputar dos finales de Recopa ante el CAI Zaragoza (1991), ganada de manera polémica, y contra el Real Madrid (1992), donde cedieron en los últimos segundos tras una canasta de Rickey Brown. Los griegos eran un conjunto potente forjado a partir de jugadores de gran clase y calidad como el principal referente anotador, el escolta Bane Prelevic, y las jóvenes perlas serbias Pedraj Stojakovic (18 años) y el pívot Efthimios Rentzias (20 años). El roster se completaba con el jugador norteamericano Garrett y los nacionales Boutouris, Ballogannis y Giannoulis, entre otros. El equipo lo dirigió el balcánico Zeljko Lukajic, que contaba como técnico ayudante a un joven Dimitrios Itoudis. En las horas previas al inicio de la final se produjo un intenso cruce de declaraciones entre Manel Comas y los periodistas griegos. También Ramón Rivas lanzaba un intimidatorio mensaje a los jóvenes valores de Salónica sobre quién iba a dominar el juego bajo los aros...El partido tuvo dos caras. La griega, que durante el primer tiempo parecían no otorgar oportunidad alguna de lograr la victoria para Baskonia hasta que en los últimos minutos previos al descanso los jóvenes cachorros baskonistas Carlos Cazorla y Jorge Garbajosa resucitaron a su equipo, que hasta entonces se sostenía gracias al partidazo de Rivas. Con la segunda parte por disputarse y la diferencia griega reducida considerablemente (se llegó al descanso con un 44-50) llegó la hora del Baskonia. Primero de la mano del rookie Jordi Millera y su endiablada velocidad, y después con Perasovic, que anotó desde el exterior y desde la línea de personal en lo momentos más comprometidos del partido. Sin embargo, fue Marcelo Nicola quien decantó la balanza con un completo repertorio de mates, tiros, rebotes y tapones. Con el 88-81 final, y Rivas elegido MVP, Baskonia se tomó la revancha de las dos finales perdidas en Lausanna y Estambul. El club, que en ese momento alcanzó la mayoría de edad, dio un salto de calidad en Europa y sentó las bases de un proyecto fantástico que 20 años después continúa soñando con emular la gesta de aquel grupo de guerreros. l
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