La globalización del fútbol en latitudes hasta no hace mucho impensables está disparando las oportunidades de trabajo tanto para jugadores que desean mostrar su valía más allá de la liga española como para técnicos que ven en el extranjero una única salida a su futuro profesional. Se trata éste de un fenómeno global, como el propio fútbol, e imparable del que ni tan siquiera el modesto fútbol alavés se puede escapar. El último ejemplo de la exportación de un técnico de Vitoria a una liga foránea lo representa Álvaro Martínez, exportero en su día del Aurrera, Bilbao Athletic, Burgos, Lemona, Conquense, Benidorm, San Isidro, Cultural Leonesa, Villarrobledo y San José Obrero, en Cuenca, donde se había afincado tras asumir la pasada campaña la dirección del Conquense en Segunda B y dirigir ésta la escuela de fútbol del club.
Precisamente esta experiencia con los más pequeños y la casualidad de haber dirigido en su día a un jugador con pasado y familia en China, quiso que a finales del año pasado recibiera una oferta para hacerse cargo de una escuela de fútbol de niños de entre 7 y 12 años en Nankin, capital de la provincia de Jiangsu. La primera toma de contacto se produjo en Madrid entre el técnico vitoriano y el empresario chino promotor de la escuela, que necesitaba un director deportivo capaz de implantar una metodología acorde a los mil niños que forman la escuela. El siguiente paso para Álvaro fue viajar hasta el continente asiático durante 18 días para conocer el proyecto, las instalaciones y la ciudad, diametralmente opuesta a Vitoria y, por descontado, Cuenca. “Me gustó pronto el proyecto y a ellos mi modo de trabajo, así que al volver a España ya tenía la decisión tomada”, recuerda a este periódico.
Si la estricta burocracia china cumple los plazos y el vitoriano obtiene el visado de trabajo correspondiente, para dentro de unas semanas está prevista su llegada a su nuevo destino, en principio por una temporada y media que bien podría renovarse en función de la evolución del proyecto. Aunque en un primer momento viajará solo, técnico y club son conscientes de que el enorme volumen de trabajo que tienen por delante exigirá ayuda específica, por eso el vitoriano ha emprendido un proceso de selección para sumar a esta aventura otros dos entrenadores que se ajusten al perfil exigido: entrenadores titulados con INEF, TAFAD, Nivel I, II ó III. Los interesados, anuncia Martínez, pueden dirigirse a vitoria@alvaro13.net.
El contexto de este ambicioso proyecto coincide con la explosión del fútbol en China, cuyos principales clubes están invirtiendo en los últimos años ingentes cantidades de dinero para captar estrellas de occidente que ayuden a expandir este deporte.
En el caso de Álvaro Martínez, la propuesta no es tan ambiciosa desde el punto de vista económico pero sí social, puesto que la escuela en ciernes lo que pretende es “crear afición por el fútbol dentro de los colegios, que ya empiezan a contemplar este deporte como una asignatura obligatoria”, explica el técnico. En este sentido, y dado el desconocimiento que existe sobre este deporte, el proceso de inmersión será muy pausado y comenzará prácticamente desde cero, creando metodologías muy básicas e incentivando la motivación con la creación de pequeñas liguillas internas para que los fines de semanas pueda haber algo de competición, explica el exguardameta del Aurrera, que en el plano personal también se enfrenta al reto de vivir durante un tiempo alejado de las costumbres y cultura propias de su entorno, además de la familia. “Son muchas cosas las que te vienen a la cabeza cuando das un salto tan grande, sobre todo lo de separarte de tu mujer e hija, y hay momentos duros, pero una vez allí el trato que te dan es exquisito e intentan hacer todo lo posible para que estés a gusto”, reconoce.
A sus 41 años y a pesar del tiempo que lleva ya fuera de Vitoria, los recuerdos de su pasado como rojillo siguen latentes en su cabeza, quizá porque aquellos años en Olaranbe, “excepcionales”, fueron los más bonitos de su carrera. Quinto de exfutbolistas como Galder, Gutxu, Iñigo, Asier, Carcedo, Ezpeleta, Kiko, Ochoa o Iván, guarda también gratos recuerdos para algunos de los técnicos que le dirigieron como Blas Ziarreta, con el que disputó un play off de ascenso a Segunda B, pero también Rufijo, Durán, Valentín Carlos de Vergara, Cándido Arroyo, Sepúlveda, Amorrortu o el incomparable Chopo, José Angel Iribar, que le dio la oportunidad en Lezama de entrenarse con aquella plantilla donde destacaban Ernesto Valverde, Juanjo Valencia o una joven promesa entonces llamada Julen Guerrero. “Con el tiempo me he quedado con la pena de no haber podido debutar en Primera pero al menos pude compartir vestuario con jugadores que sí lo hicieron. Fue un privilegio y un lujo”, concluye el técnico vitoriano, al que quizá el destino sí esté dispuesto ahora a resarcirle... desde el banquillo.