Duración: 50:26 minutos de juego; 12:48 de juego real.

Saques: 2 de Fusto y 1 de Gaubeka.

Pelotazos: 282 pelotazos en juego.

Tantos en juego: 19 de Fusto y 13 de Gaubeka.

Errores: 5 de Fusto y 10 de Gaubeka.

Marcador: 10-6, 10-6 y 10-9.

Incidencias: Final del campeonato del mundo Individual de pala profesional, organizado por el Consejo Mundial y asociados, disputada en el frontón Bizkaia de Bilbao. Buena entrada. 1.000 espectadores. En la pelea por el tercer y cuarto puesto, Ibargarai superó a Ibai Pérez (6-10, 10-4, 10-5 y 10-5).

BILBAO - La del sufrimiento. Así la recordará Pablo Fusto la txapela conseguida ayer en el campeonato del mundo Individual de pala profesional, la quinta consecutiva desde que el leño se mudó al frontón Bizkaia y la sexta de su cuenta particular. Con un cetro labrado entre el sudor y las entrañas, el delantero bonaerense superó en tres mangas a Esteban Gaubeka, que no gozó en la globalidad del encuentro, solamente desatado en la última galerada. Así las cosas, al argentino, penado con una triple fisura en la yema del dedo corazón de la mano derecha desde antes de la semifinal, se le asomaron las estrellas al golpeo con la diestra desde el primer disparo, infiltrado para evitar dolores, pero descontrolado. Aun así, su zurda vale millones. Potente y desencadenada, la izquierda le metió en el partido porque con ella abre brechas inmensas. Ese perfil revienta las defensas de sus contrincantes porque le mete efectos de su pasado trinketista y anuncia los quilates de un físico privilegiado. Su altura, su envergadura y su facilidad para alternar las dos manos le hacen casi imbatible en el negro del Bizkaia. Es un junco al que no destrozan los huracanes. Lo demostró ayer: ni doblegado ni roto. Maleable. Genial. Fue con la izquierda con la que acabó Fusto dos de los tantos más bellos de la tarde. Aunque mandaba en el global 2-0 (10-6 y 10-5), el inicio del tercero fue una declaración de intenciones del Gallo de Armintza. Gaubeka, actitud de hierro y aptitudes de artista, genio con la derecha desde el cuatro, rey de la contra, se quitó todo los miedos, cualquier tipo de agarrotamiento y dio lo mejor de sí.