vitoria - Por si todo ello no fuera poco, Waleska Sigüenza comparte pasión y éxitos en casa con su marido, Pedro Añarbe, -que posee uno de los mejores currículos en deportes de invierno de España- y su hijo Peio, que sigue la tradición familiar y hace unas semanas logró el segundo puesto en el Mundial oficioso de esquí de fondo.

Estamos en un invierno casi sin nieve, ¿muy estresada, al borde de la crisis de nervios?

-Al borde no, estamos ya todos en ella. Hay una rabia contenida que saltamos a la mínima todos en casa. Por cualquier cosa se monta una bronca pero es lo que hay (risas).

¿Cuánto hace que no pasan un fin de semana en casa?

-¿En casa? Ni me acuerdo. Lo normal es que no estemos el fin de semana. Si estamos es porque Pedro trabaja y a mí me cuadra mal irme con el crío pero, si no, nunca nos quedamos en Vitoria, nunca.

¿Las gasolineras están encantadas con ustedes, no?

-Joé, sí, sí, sí. La verdad es que se llevan una parte importante de nuestro presupuesto familiar.

¿Qué ocupa más en su casa, la ropa o el

material deportivo?

-Bueno, soy chica y tengo bastante ropa pero lo del material es exagerado. Sobre todo esquís. Podemos tener más de cincuenta pares seguro. De todas las clases que se te puedan ocurrir.

Puede hacerle competencia al Decathlon...

-Al Decathlon, a Zulaica, a Fórum... a quien sea. Como Pedro siempre se ha movido a nivel profesional está acostumbrado a eso. Por ejemplo la gente suele tener una bicicleta, pues nosotros tenemos la de la calle, la de ciclocrós, la de mountain bike y la de carretera pero multiplicado por tres. Y hace un par de años, como teníamos pocas, nos compramos un tándem. Y así con todo lo que te puedas imaginar. Como practiquemos un deporte, se nos llena la casa de material. Todo el presupuesto se nos va ahí. No salimos, no vamos a cenar, no hacemos otra cosa pero no tenemos un duro porque todo nos lo gastamos en material deportivo.

Sus amigos estarán encantados, no necesitan llevar material...

-Sí, sí. Sobre todo cuando van a esquiar tienen más para elegir casi que en cualquier tienda.

¿Cómo acaba uno pegando tiros en la nieve?

-Pues por culpa de mi marido fundamentalmente. Pedro es el primer civil que hizo biathlón en España. Él me enganchó con el esquí de fondo primero y después ya un día probé lo de tirar y te juro que engancha. Parece hasta de coña pero es que el olorcillo a pólvora y las sensaciones cuando aciertas te atrapan. Desde entonces ahí sigo, viciada.

¿Tienen prohibida la entrada a los puestos de tiro de las barracas como algunos jugadores en los casinos?

-(Risas). Eso es mejor ni intentarlo porque como no le des quedas fatal. Es mejor decir que tienen las carabinas trucadas y no arriesgarse.

En su casa son los tres deportistas brillantes, ¿se ‘pican’ mucho?

-Sí, cada vez más. Yo suelo ser la que está en el medio en casi todo, Pedro va hacia abajo porque tiene la cadera bastante fastidiada y Peio va hacia arriba así que se va igualando la cosa y hace que nos piquemos más. Pero es una suerte que a los tres nos guste y practiquemos deporte. Mi hijo igual después con quince años nos sale jugador de mus pero ahora no le queda otra. Si quiere estar con nosotros, y por ahora no le queda otra (risas), tiene que hacer deporte. Y así ha salido, que hace de todo.

Ahora que no nos escuchan, ¿quién es el mejor de los tres?

-(Se lo piensa mucho). Es difícil decidir entre ellos dos. Pedro ha demostrado muchísimo y Peio parece que va a hacerlo pero es que es muy difícil llegar al nivel de Pedro. Ahora es una pasada pero todavía hay que ver cómo evoluciona y las ganas que tiene en el futuro de seguir por ese camino. Cada uno en su historia son los dos impresionantes. Qué voy a decir yo además.

¿Cuándo pasa más nervios, compitiendo o cuando lo hacen ellos?

-Yo disfruto compitiendo, porque no tengo nada que perder ni nada que demostrar. Pero en Italia con Peio (cuando se proclamó recientemente subcampeón del mundo oficioso de esquí de fondo en categoría benjamín) lo pasé de pena. Fatal, fatal. Veinte minutos antes de la carrera me fui a dar un paseo porque le iba a poner al crío cardíaco. Y antes de la salida me pegué una llorera del copón. No he pasado tantos nervios en mi vida. Porque con Pedro no me pongo nerviosa. Cuando le veo siempre pienso que va a ganar. Antes estaba tranquila porque ganaba casi siempre y ahora que pasa cada vez menos (risas) también porque pienso ‘con la cadera destrozada como tiene, bastante hace’. Y eso que a nivel de veteranos sigue siendo el número uno.

Además de deportista, profesora de Universidad. ¿Eso cómo se hace?

-Pues los últimos tres años ha sido muy difícil compaginarlo y de hecho se ha visto que no he tenido casi buenos resultados. Llevo en la Universidad 16 años y he dado 21 asignaturas diferentes. Además hay que sacar la tesis, acreditarte, la oposición para la plaza, otra acreditación y otra oposición. Todo eso son horas y horas y resulta muy complicado compaginarlo con el deporte porque no hay tiempo, la verdad.

Como experta económica, ¿es verdad lo que nos cuentan de que hemos salido de la crisis?

-La respuesta es no, pero eso no lo digo ya como experta económica. Cualquier persona que está sufriendo lo que hay sabe más que yo y sabe perfectamente que no es verdad. Nos están engañando. Lo que pasa es que no soy capaz de predecir o imaginarme qué puede llegar a pasar. Si haces una proyección es desastroso lo que sale así que es casi mejor pensar que esto es lo de los ciclos económicos y que ya llegará la recuperación. Teníamos una economía que estalló porque no funcionaba y no podemos pensar en que se va a recuperar porque es imposible. Tenemos que buscar otra salida.

¿Qué percibe entre sus alumnos?

-Los profesores nos quejamos mucho de que si son unos pasotas, que si tal... y una parte es verdad porque como tienen el poder en el instituto hay muchísimos que llegan a la universidad cero preparados. No solo de conocimientos, también de actitud. Pero también hay gente que tiene muchas inquietudes y se preocupa de estar lo mejor preparada posible para poder tener opciones de futuro. La verdad es que no les veo tan mal como les ponemos los profesores, veo buen futuro en nuestros jóvenes.

Me cuentan que los alumnos la tienen miedo, ¿es la ‘hueso’ de la facultad?

-Era, era... He estado quince años en el departamento de economía financiera, de contabilidad, y ahí era muy cañera. Ahora he pasado al departamento de hacienda pública, este es el primer año que he dado régimen fiscal aquí en Vitoria y como era el primero he sido súper buena. Súper. Ya les he dicho que espabilaran y aprobaran este curso porque el que viene van a caer.... He relativizado mucho, de verdad. Pero me puede volver a pasar al contrario eh. Lo que sí soy por ejemplo es muy borde en clase. Porque me da rabia. En la universidad puedes no ir y además yo no puntúo la asistencia así que ‘no me toques las pelotas en clase’. Y reconozco que hay veces que me paso y si puedo preguntarle y dejarle en evidencia de que no estaba a lo que había que estar lo intento. Porque me parece una falta de educación y de respeto.

La última, ¿ha tenido muchas ‘coñas’ con su nombre?

-Buff, me han llamado de todo. Katiuska, Falfuska... pero al final ya casi acabas chuleando de nombre. Era la amante de Napoleón. La verdad es que hay pocas Waleskas y además originalmente llevaba otra ‘w’ entre la ‘e’ y la ‘s’. Yo en cuanto pude se la quité y creo que la mayoría ha hecho lo mismo.