Falta menos de una semana para que el Dakar de 2016 de su pistoletazo de salida. Ya solo queda tiempo para apuntalar los últimos detalles y los deberes tienen que estar hechos. Tanto máquina como piloto deben estar en las perfectas condiciones para afrontar una de las pruebas más duras del planeta. Txomin Arana este año llega probablemente mejor que nunca tras realizar varios entrenamientos de mucho nivel. La única espinita que le queda al vizcaino es no haber podido hacer toda la moto que hubiera deseado, pero esto entra dentro de los problemas con los que se ha encontrado en los últimos años. A diferencia de las marcas oficiales, el de Ereño debe arañar días al calendario para poder encontrar huecos en los que entrenar al no poder dedicarse exclusivamente a la conducción. El inconveniente de los privados, que Arana ya ha demostrado que es capaz de solventar a base de esfuerzo y constancia.

Este año, Arana ha optado por desplazarse hasta Sierra Nevada para realizar varios entrenamientos físicos en altura. En esta edición, el Dakar recorrerá tramos superiores a los 4.000 metros de altitud, llegando hasta el punto más alto de su historia, a 4.600 metros. “El primer año que fui al Dakar hice y, aunque no entrené tanto como este, me vino bien. Creo que lo que hemos hecho esta vez va a dar buenos resultados”, explica Arana. Los entrenamientos han sido constantes, casi sin tiempo para el descanso para poder aprovechar cada minuto disponible. “Hacíamos dos entrenamientos diarios. Normalmente a la mañana íbamos a correr unas tres horas y a la tarde hacíamos gimnasio. Hemos hecho muchísimo físico, entrenar y entrenar. Han sido buenas sesiones”, cuenta el ereñotarra, que sabe que ese esfuerzo no será en vano dentro de una prueba en la que el piloto sufre muchísimo: “Ocho horas de especial se hacen muy duras y hay que estar preparado. Cuando más fuerte estemos, mejor recuperaremos y podremos ir mejor”.

Durante estos días en la montaña, Arana tuvo un compañero de entrenamiento de lujo, alguien que también acostumbra a pilotar vehículos, pero en su caso no lo hace sobre las arenas del desierto, si no en las aguas del Cantábrico y en vez de tener caballos en su motor, tiene remeros, se trata de Lur Uribarren, patrón de Portugalete la temporada pasada. “Solemos ir al mismo gimnasio en Ereño y decidimos ir unos días. Le he visto muy bien. Txomin se queja muy poco, es un portento y tiene muchísima fuerza”, declara el elantxobetarra. El encargado de llevar el timón de la Jarrillera ha podido ver de primera mano los progresos del piloto vizcaino y confía plenamente en sus posibilidades: “Si le van las cosas bien y le acompaña la moto, creo que puede dar alguna sorpresa. Este año va más entrenado y ya es su tercera vez en el Dakar”.

Nueva moto Toda esta preparación no servirá de nada si Arana no puede sacar el rendimiento óptimo a la moto. Este año, el piloto de Ereño da un cambio de rumbo a su carrera y deja Yamaha, la marca de toda su vida, para correr con una Husqvarna, una montura perteneciente al Dakar y que hace motos exclusivas para la prueba que se disputa en tierras suramericanas. “Es todo diferente, incluso las reacciones de la moto en las rectas. Durante estos años ha ganado KTM y esta es prácticamente igual. Me gusta y las sensaciones que he tenido han sido buenas. Hay reacciones que me agradan y otras que no, pero ya me adaptaré”, explica Arana.