Vitoria - Acostumbra a subir las colinas corriendo y bajarlas esquiando, pero si le buscan, lo más probable es encontrarla en la colina de Vitoria-Gasteiz, en pleno corazón de la Almendra Medieval, su rincón favorito. Se reconoce feliciana y dice que no le da muchas vueltas al futuro, segura de que seguirá corriendo mientras disfrute con ello. Pese a su vocación tardía, Andrea escapa a la carrera de la fiebre por el deporte que ha contagiado a muchos últimamente.
¿Cuándo echó a correr?
-A los 18 años y tengo ahora 24. Hasta entonces había hecho baloncesto y esquí pero básicamente basket. Me rompí el tobillo y lo único que podía hacer era correr. Así empecé y hasta hoy.
¿Cuando jugaba a baloncesto se imaginaba haciendo pruebas de montaña?
-No, siempre me había gustado correr y mi asignatura favorita era Educación Física. Se me daban bien las pruebas de resistencia como el test de Course Navette pero no me imaginaba acabar corriendo por el monte.
¿En el colegio era obediente o era de las que se ganaba castigos de dar la vueltas al campo de arena de los Marias?
-No, era bastante formal.
Empezó en asfalto, luego pasó a montaña. ¿Lo siguiente podría ser el triatlón?
-Nunca digas nunca pero el triatlón no me llama nada. Nado un día a la semana porque es muy bueno pero no me gusta. No estamos hechos para nadar, estamos hechos para estar fuera del agua.
¿Después de estos seis años corriendo diría que es un hobby, una pasión o un posible medio de vida?
-Vivir de esto es muy complicado. Llevo seis años corriendo en asfalto, tres compaginándolo con la montaña y me gusta mucho pero el día que no me lo pase bien lo dejaré. Lo tengo claro.
¿Qué le da la montaña que no le da el correr por ciudad?
-No tiene nada que ver, por asfalto es muy aburrido. Lo paso muy bien de todas formas pero es distinto. Cuando empecé en asfalto iba con un grupo al que yo llamaba ‘los señores’, eran amateurs y disfrutaba mucho yendo con ellos. Sin embargo, desde que corro por montaña casi siempre entreno sola y el hecho de estar por el monte lo hace diferente.
¿De qué huye cuando corre?
-No huyo de nada, simplemente lo paso bien. Hay a quien le gusta el cine y a mí me gusta el monte.
Le gusta el monte pero correr por montaña no es precisamente ir a disfrutar del paisaje.
-Eso es cierto, no disfrutas del entorno porque vas mirando al suelo. Pero no tiene nada que ver. Es una sensación que no te sabría describir pero es buenísima.
¿Qué ruta recomendarías para quien quiera iniciarse en la carrera de montaña?
-Para probar se puede empezar por Olárizu. El terreno te permite ir con zapatillas de asfalto y no es un recorrido excesivamente técnico. Lo que pasa es que no tiene la sensación de salir de Vitoria. En Zaldiaran ya se nota que no estás en la ciudad y es otra zona para iniciarse.
Mirando al panorama se habla siempre de crisis, corrupción, paro... ¿A veces dan ganas de salir corriendo?
-Sí, dan ganas, pero si luego tienes que volver a casa y van a seguir igual las cosas no tiene mucho sentido huir. Por suerte no me ha tocado muy de cerca.
¿Cómo se ve dentro de diez años?
-No me preocupa mucho el futuro. Acabar la universidad es el plan a muy corto plazo y ser independiente es muy importante. Sea lo que sea, siempre he sido muy feliciana y me gustaría seguir disfrutando con lo que haga.
Lo que sea pero corriendo.
-Por supuesto. Otras cosas no, pero eso sí que lo tengo claro.
¿Y probando otro deporte?
-No lo creo, esto es lo que más me gusta y cuando has encontrado lo que te gusta para qué cambiar. Hago varios deportes: ando en bici, esquío y el año pasado empecé con la escalada, pero lo que me gusta es correr.
Veo que no deja de hacer otros deportes para evitar lesiones. ¿No se obsesiona?
-No, en absoluto.
-¿Cree que hay una obsesión con el running, el triatlón y otros deportes de resistencia?
-A mí me pone un poco nerviosa que se haya puesto tan de moda correr. Ahora todo el mundo es experto, todo el mundo sabe un montón de lo que hay que comer, de las zapatillas que hay que llevar, de los descansos, de los picos de intensidad... Sal a correr y ya está.
¿Hay mucho postureo en la fiebre por el running?
-No se hasta qué punto es postureo, habrá de todo. Lo mismo pasa con el running, que con el pádel, el triatlón... en todo. Sí que diría que hay mucho nuevo experto que sabe un montón de todo y las cosas no son tan complejas. Si quieres correr, pues sal y corre.
¿Hace sacrificios para estar en forma?
-Qué va, qué va. La gran pelea con mi padre es la comida. A él le gustaría que comiera mejor y no le hago mucho caso. No me cuido nada.
¿Por dónde le gustaría correr?
-En los tres años que llevo corriendo por montaña siempre he corrido por el País Vasco y por Pirineos. Aquí el ambiente, la gente y la organización es de diez por la tradición de montaña que hay en Euskadi pero me gustaría salir fuera. Este año ya he corrido en Francia una prueba del campeonato de Euskadi pero estaría bien ir a Alpes, Dolomitas. No me llaman tanto determinadas carreras como conocer nuevos sitios por donde correr.
¿Eso supone enfrentarse a nuevos rivales?
-Eso no me parece tan importante porque en este deporte al final el nivel te lo marcas tu, da igual contra quién corres. Corres tú contra ti y el nivel de la prueba es secundario. De todas formas, en el País Vasco hay nivelazo. En chicas por ejemplo tenemos a Maite Maiora, que es de Mendaro, y Ohiana Kortazar que es de Mutriku, y están en equipos top en la élite mundial.
¿Y no se ve algún día en esa pelea?
-No, para nada.
Además de corriendo, ¿por dónde se le puede ver en Vitoria?
-Por la Kutxi, jajaja.
¿Le gusta salir de fiesta?
-No me llama especialmente la atención. A riesgo de parecer un muermo, las fechas como Carnavales o Nochevieja señaladas para salir de fiesta, me dan pereza. Demasiada gente.
¿Es bailona o el movimiento lo deja para la carrera?
-Sin duda el baile no es lo mío. En general todo lo que requiera coordinación no es mi fuerte.
Organicemos un plan. ¿Acabamos en la discoteca o de cañas con la cuadrilla?
-Me gusta aprovechar los días que no tengo que trabajar o ir a clase y levantarme un poco pronto. Pero disfruto mucho de las cañas con los amigos, aunque a veces el poteo se alarga y se puede hacer tarde.
¿Un fin de semana perfecto cómo sería?
-El fin de semana perfecto sería en invierno. Tomar unas cañas el viernes, correr un poquito el sábado y el domingo madrugar para ir a esquiar. Ese sería un fin de semana perfecto.
¿Cómo vendería Vitoria a quien no la conoce?
-Creo que se está vendiendo bien y cada vez se ven más turistas. He traído mucha gente de fuera y creo que toda la zona del casco Viejo hay visitarla si vienes a Vitoria. Mezcla lo más antiguo con la modernidad de los murales por ejemplo, se puede comer muy bien y tiene encanto. Para mí lo tiene todo.