2 Roberto Calvo
augusta? En el Masters en el que se esperaba la resurrección de Tiger Woods o se apostaba porque Rory McIlroy se anotaría el Grand Slam para romper la sequía europea de 16 años, surgió Jordan Spieth para cargarse unos cuantos registros históricos del selecto campo del Augusta National y ganarse el calificativo del nuevo Tiger Woods, el Tiger blanco y en la nueva esperanza del golf de Estados Unidos, un país donde este deporte es casi una religión. El chico bien de Dallas que tiene 21 años y aparenta 20 más fue segundo el año pasado tras Bubba Watson y aprendió la lección. En 2015 ha pasado por Augusta como una apisonadora, como una máquina de fabricar golf.
El pasado jueves, Spieth agarró el Masters en la salida del hoyo 1 y no lo soltó hasta el hoyo 18 de la jornada del domingo. Un bogey cuando la chaqueta verde ya era suya le impidió batir el récord de triunfador con menos golpes. Se quedó en 18 bajo par, un marcador que iguala el que logró Tiger Woods para ganar en 1997. Al mismo tiempo, Jordan Spieth, nacido en julio de 1993, se quedó a unos pocos meses de batir el récord de precocidad del golfista de California. Pero sí hubo otras marcas que batió el nuevo maestro. Por ejemplo, la de birdies. 28 logró Jordan Spieth en las cuatro jornadas por los 25 que había logrado Phil Mickelson en 2004. El golfista texano fue líder en solitario desde la primera jornada, que cerró con tres golpes de ventaja, hasta la última, algo que había conseguido Raymond Floyd en 1976 por última vez. Desde 1941, cuando se impuso Craig Wood, nadie había logrado mantener una ventaja de tres goles en cada uno de los cuatro días. Y Spieth también logró batir marcas de menos impactos tras dos y tres jornadas.
ni un signo de debilidad Quien más, quien menos, esperaba que el joven texano mostrara alguna debilidad, un resquicio para ponerle presión, siquiera para dar algo de emoción a la última jornada que afrontó con cuatro golpes de ventaja. Le apretaron Justin Rose, su compañero de partido, Mickelson y McIlroy, todos ganadores de uno o más Majors, pero Spieth se comportó con absoluta pulcritud y una gran determinación, de una manera que los especialistas han calificado de robótica, y no dio ninguna opción a sus rivales. La admiración que ha provocado este comportamiento es lógica ya que, al fin y al cabo, era su segundo Masters, donde se supone que la experiencia es un grado imprescindible, y solo cuatro jugadores en la historia habían logrado ganar el torneo en su segunda participación.
El triunfo de Jordan Spieth adquiere más dimensión si se tiene en cuenta que Justin Rose y Phil Mickelson, que igualaron en la segunda plaza, habrían ganado con su 14 bajo par cualquiera de los Masters disputados hasta ahora excepto seis. “Teníamos enfrente a un superdotado”, admitió el jugador inglés. “Tiene la habilidad de mantener la cabeza fría y sacar su mejor juego en los momentos de presión. Le conozco y es un chico extraordinario, bueno y humilde. Realmente no hay manera de que no te guste”, le alabó Mickelson.
Las marcas ya se empiezan a disputar a Jordan Spieth, cuya imagen y vida ordenada le convierten en un reclamo publicitario inmejorable, como siguen siendo Tiger Woods y otro Jordan, este de nombre Michael. “Ha sido la semana más increíble de mi vida. Esto es tan grande porque te coloca en nuestro deporte, es un sueño hecho realidad”, reconoció el chico bien de Dallas, que dedicó su victoria a su familia, a su novia y, sobre todo, a su hermano Ellie, que sufre una enfermedad neurológica y ha sido su principal fuente de inspiración “para mantener los pies en el suelo”. ? R.C.