vitoria - Desde el pasado mes de febrero, la pequeña localidad alavesa de Luko puede presumir de tener entre sus vecinos al rey de la nieve. Por sorprendente que pueda parecer, uno de sus menos de cien habitantes se proclamó recientemenete campeón del mundo de mushing sobre nieve en la modalidad de media distancia y trineo de seis perros. La feliz noticia se produjo en Bernau (Alemania) y los protagonistas fueron Itoitz Armendariz y sus canes, que conquistaron la medalla de oro imponiéndose a competidores de Alemania, Francia, República Checa, Dinamarca o Suiza y con una cómoda renta de más de doce minutos sobre el segundo clasificado.
Esta brillantísima medalla de oro es el resultado más destacado hasta el momento de este joven nacido hace 35 años en Eskoriatza pero que desde 2008 reside en su actual domicilio, ideal para poder dar rienda suelta a su gran pasión. Un afición que, como suele suceder muchas veces, tiene un origen casi casual. “Después de dar mucho la lata en casa con 16 años conseguí que me dejaran tener un perro. Era un huskey, que estaban de moda entonces, y gracias a eso me acerqué a ver una competición. Ahí me entró el gusanillo, empecé a meterme cada vez más, a estudiar, a viajar fuera para aprender... y así he llegado hasta aquí”, resume el flamante campeón mundial. Un título del que podrá disfrutar, como mínimo, durante los próximos dos años, puesto que esta es una competición bianual que alterna su sede entre Europa y América.
Un éxito, en cualquier caso, que no lleva aparejadas, ni mucho menos, las recompensas al uso en otras disciplinas. “Yo siempre digo que el mushing para mí es un hobby, no un deporte. Porque considero que un deporte es algo que, si te dedicas a ello, puedes recibir algo a cambio y en mi caso no es así en absoluto. Por ganar el Mundial, por ejemplo, he recibido un diploma y el trofeo. Yo soy una persona normal que trabaja sus ocho horas en una fábrica y después le dedico muchísimo tiempo y esfuerzo de todo tipo a esta afición”, explica a este diario.
Porque lejos de poder vivir de esta actividad -algo que podría considerarse normal teniendo en cuenta que acaba de confirmarse como el mejor del mundo de su especialidad-, dedicarse al mushing le cuesta dinero. Y no poco. “De entrada tienes que hacer inversiones grandes. La furgoneta y el remolque para los viajes, un lugar en el que puedan estar los animales, comprar perros buenos y criarlos, el trineo y los materiales... y después están lo que pueden considerarse gastos fijos -solo en veterinarios tengo que pagar unos 300 euros todos los meses- para mantener todo y hacer los desplazamientos”, detalla Itoitz.
Y todo ello para que, a la hora de la verdad, siempre aparezcan más trabas que ayudas por el camino. “Para este tipo de competiciones como el Mundial dependemos de la Federación Española, que te tiene que seleccionar y permitir ir pero la inscripción y todos los gastos corren de tu cuenta. Lo único que he recibido de su parte hasta la fecha es una mochila y una chamarra. Menos mal que, por lo menos, la Vasca, la Vizcaína - a la que pertenece- y el pueblo de Luko me han ayudado económicamente. Además tengo el patrocinio de la marca de piensos Acana. Ojalá este título sirva para que se pueda abrir alguna puerta más”, anhela.
De momento, lo que nadie puede quitarle ya es la satisfacción por el gran trabajo realizado y la ilusión de continuar surcando la nieve con sus once perros. En Bernau estuvieron Irati, Ipar, Oker, Frida, Reagge, Sami y Elsa y Sorgin como reservas para demostrar su clara superioridad. “El campeonato constaba de tres etapas de 42 kilómetros cada una pero el primer día se redujo a la mitad por el mal estado de la nieve. Esa jornada perdí trece segundos pero al día siguiente gané con 18 de ventaja, por lo que el último día salí con una renta de cinco. En esa etapa, que era contrarreloj con salida cada dos minutos, fue todo muy bien, alcancé al que iba segundo pronto y a partir de ahí pude disfrutar de la victoria hasta el final”.