vitoria ? Con 17 años se instaló junto a sus primos en la capital alavesa, donde se encuentran sus mejores amigos y a la que no duda en venir en esta parte del año pese a la dureza del clima. Tras muchos años pasando la Nochevieja en el desierto, Miguel Prieto agradece ahora pasarla junto a sus allegados.

¿Es usted un superviviente?

?Sí, he tenido motivos suficientes para quedarme por el camino y es un buen momento para recordar a los amigos que ya no están. Me considero así porque gocé de suerte. En esta profesión, la necesitas porque una décima de segundo es suficiente para estar debajo del coche.

¿Ha visto de cerca la muerte?

?Sí, pero no la he hecho mucho caso. Si cuando te pones el casco vas pensando en el accidente o en algo que no sean los cien metros que te preceden, entonces no haces bien tu trabajo.

Dicen que el subcampeón del Dakar nació en el camión de su padre. ¿Es cierto?

?Supongo que nacer, nacer, nací en una cama de Fornillos de Aliste, pero debajo de esa habitación estaba el camión de mi padre donde en sus rodillas aprendí a conducir. Cuando sacaba la escopeta por la noche y aparecía una liebre delante de los faros del coche, pues yo sujetaba el volante y él se salía al estribo del Bedford y le disparaba.

Dicen las malas lenguas que le robaba la moto a un cura y que sufrió algún accidente. ¿Tan travieso era?

?El cura del pueblo de al lado, Samir de los Caños, dejó la moto en el garaje de mi padre porque se le había roto la cadena. Era primavera y recuerdo que con nueve años le puse dos cajas de Coca Cola de madera a cada lado de la moto. Le di una patada al pedal, arrancó y comprobé que poniendo una velocidad funcionaba. Salí a la carretera y estuve pueblo arriba pueblo abajo hasta que se dieron cuenta de que el que iba en la moto era yo. Vino mi padre, me agarró del cuello y consiguió pararme. Iba, eso sí, sólo a 20 kilómetros por hora.

Y esa vena que le entró de ser torero, ¿a cuento de qué?

?Eso empezó cuando, en mi época de estudiante con 13 años, iba con tres amigos a las fincas entre Zamora y Salamanca. Toreábamos las vaquillas de los novillitos. Luego, hacíamos nuestros entrenamientos con el toro mecánico. En unas fiestas de San Pedro, era la época de saltar a la plaza al toro serio y no me atreví. Me eché para atrás. Saltaron dos de mis amigos, se los llevó la Guardia Civil y los detuvieron, pero lograron estar unos minutos en el ruedo. Ese día dije hasta aquí.

También se dedicó un tiempo al boxeo, otra modalidad de riesgo. ¿Le va la marcha?

?Eso ya fue en Vitoria con 17 años. Había una academia en la calle Dato que, creo, se llamaba Molinuevo. También hacía algo de deporte en el boxing club. Tenía amigos que lo practicaban y a mí me gustaba. Me vino porque en mi época de Zamora y Soria, más de una vez me intentaron quitar una bicicleta y no supe cómo defenderme. Entonces, me pareció que la forma ideal era saber boxear. Lo dejé porque mi entrenador, Bautista, siempre me veía en el ring con los más pequeños. Era de los más flacos y un día me puso con uno más grande. Me metió un puñetazo y saqué el culo de las cuerdas. Ya no volví a practicarlo (risas).

¿Agradece uno pasar la Nochevieja en casa?

?Sí, claro. Durante más de 20 años, nunca tuve la oportunidad. Las he pasado en hoteles, en la carretera y en África. Me he comido las uvas en cualquier cuneta de cualquier país africano, entre Francia o España o incluso en un barco. Los alemanes la celebran de una forma, los italianos otra, los españoles otra... La organización del Dakar ha hecho muchos años la cena y la pude celebrar. ¿Anécdotas? Muchas. Un año en Libia nos había dado la organización un benjamín de champán para festejarla y el hijo de Gadaffi nos lo quitó. Sólo pudimos comer las uvas. Él se quedó con todas las botellas.

Además de conducir, ¿qué más se puede hacer en un desierto?

?Cuando tienes tiempo y no estás pilotando, disfrutar de la maravilla que supone el silencio y los colores de las dunas. El desierto tiene una paz asombrosa cuando consigues dormir en el interior de una duna. Esa sensación de mirar el cielo y ver los miles de millones de estrellas no se ve en ningún sitio, aunque me han dicho que en el mar también disfrutan los navegantes.

Un piloto tan cualificado como usted, ¿padece problemas con las temibles multas?

?Pues me cuesta tanto ganar dinero que procuro que no. Tardé un montón en adecuarme a los 120 por hora. En mi época anterior, ir de Vitoria a Madrid o Barcelona era un paseo en poco tiempo. Ahora me he acostumbrado y la gente no quiere viajar conmigo porque dicen que soy lento y no paso de 120. No recuerdo haber recibido ninguna en la última década.

Aparte de piloto, comercial y empresario, se le da fenomenal la tortilla de patata...

?Cuando monté el Rincón de Miguel en la calle Fueros, al lado del Antiguo Felipe, durante la tarde hacíamos las tortillas para venderlas a la Mercedes. Las repartíamos entre los trabajadores y así nos sacábamos un dinerillo extra que terminaba siempre en los talleres.

Sin el dinero que se ha dejado en coches, ¿sería ahora mismo millonario?

?No, no... Siempre viví de las carreras. Cuando empecé a pilotar en 1983 los Nissan, ya tenía un sueldo. He vivido de los sueldos de Nissan, Mitsubishi y en la última época de mi propio equipo cuando me buscaba mis propios patrocinadores. En aquella primera etapa, nunca eché de menos una ducha y un hotel siempre que pudiera hacer lo que me gustaba:pilotar los coches de carreras. Luego, todo fue mejorando y con Mitsubishi los presupuestos eran más fuertes y ya teníamos todas las comodidades de un piloto oficial. Con mi propio equipo, había que restringir los gastos y obtener el dinero de los patrocinadores.

¿Es un milagro hacer 20 Dakares?

?España ha tenido épocas buenas y malas. No ha sido fácil. Fue más difícil reunir el presupuesto que pilotar luego los coches.

¿Volverá a Vitoria en un futuro como en 1994?

?Fue una casualidad que ocurre una vez en la vida. La organización me llamó para decirme que la prueba tenía que pasar por Vitoria. Por kilometraje nos vino bien hacer la zona de descanso aquí para que la gente pudiera comer y ducharse. Hablé con el Ayuntamiento, pusieron en la Avenida el podium y en el Europa estaba montado el campamento. Todos los participantes me dijeron durante años que el mejor control, la mejor comida, la mejor ducha y donde mejor nos atendieron en Vitoria. Al año siguiente, me llamaron del Consistorio para intentar la operación otra vez, pero la carrera no necesitaba pasar por aquí y se fue a otra ciudad.

¿Ha terminado muy saturado de este ritmo de vida tan espartano y ajetreado?

?He acabado saturado de buscar dinero para correr. Pocos pilotos poseen mi trayectoria. Todo ha sido a base de esfuerzo. Me ponía la corbata en Madrid a las ocho y me la quitaba a las tres de la mañana. Incluso al de la discoteca le pedía dinero para ir a la siguiente carrera. Me movía a nivel de empresas importantes (Coca Cola, Repsol, Telefónica...). Cuando me han hecho ofertas para seguir, se me han echado los años encima y he perdido las ganas de derrapar. Lo hice por última vez hace dos años en Miranda. Tuve buenas sensaciones, pero ya no me atrae.

Vive a caballo entre Vitoria, Madrid y la costa mediterránea. ¿De ahí viene ese bronceado?

?Me muevo tanto debido a mi colección itinerante de los coches. Entre la costa francesa, italiana, española y África, así estoy. Jamás tomo el sol, pero me encanta ir en un Jeep descapotable del 70 y recorrerme siete ciudades. Me pongo un gorro, una chaqueta y nada más. Adoro los descapotables para cualquier época y temporada del año.

¿Es más patatero o zamorano?

?He pasado mucho tiempo en Vitoria, Barcelona, Francia, África, Madrid... Pero me siento alavés. Disfruto mucho de las fiestas, todos mis amigos están aquí y cuando llega el día de los Santos Inocentes nos tomamos una castañas asadas y unos vinos calientes. Aunque el invierno es fresco, hay que pasarlo como sea. l

Nombre. Miguel Prieto Pérez.

DNI. 63 años (07-04-1952).

Lugar de nacimiento. Fornillos de Aliste (Zamora). A los 16 años se trasladó a Vitoria.

Familia. Está casado con Elena. Tiene tres hijos (Luana, Mikel y Alejandra).

Formación. Estudios de Cuarto y Reválida.

Trayectoria. Ha sido piloto profesional durante 30 años. Fue el primer español en alcanzar el podio en el Rally Dakar en la categoría de coches en el año 1999 con su segundo puesto. Tomó parte en esta mítica prueba durante 20 ediciones. Entre otros éxitos, ha ganado el Rally de Túnez (1985) con Julio Vázquez como copiloto y el de los Faraones (1986).

Una película. ‘Los siete magníficos’.

Un actor. Robert de Niro.

Una actriz. Barbra Streisand.

Un libro. ‘Memorias de Africa’.

Una comida. Bacalao.

Una bebida. Zumos.

Un lugar para perderse. Ibiza.

Una virtud. Constancia.

Un defecto. Impaciencia.

Un vicio. La velocidad.

Otro deporte. Esquí.

Una ciudad para vivir. Vitoria.

Un grupo de música. Los Rolling Stones.

Una canción. ‘Ron y Coca Cola’.

Un viaje por hacer. Camino de Santiago.

Le gustaría aprender... A tener paciencia.

Un programa de la tele. Teledeporte.

Un nombre de mujer. Alejandra.

Un nombre de hombre. Daniel.

Un color. Rojo.

Un deportista. Ayrton Senna.

Una pasión. Automovilismo.

Un error. Perder un copiloto.

Un sueño por cumplir. Hacer la ‘Pikes Peak’ (una carrera de montaña en el estado de Colorado).

El primer coche. El Seat 1430, cuya puesta a punto corría a cargo de Maikel del Cid.

¿A quién se llevaría a África?. Alvarito y Óscar.